La difícil posición de Chile: ¿hacia dónde se dirige el peso?

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A medida que se ha acercado el inicio del proceso de normalización monetaria en Estados Unidos se ha fortalecido el dólar a nivel global, a lo que debe añadirse en los últimos días la devaluación del renmimbi. Esto ha causado estragos sobre una cesta de divisas emergentes, especialmente las latinoamericanas y notablemente el peso chileno, que ha retrocedido a niveles de hace una década por su vinculación al cobre, también en mínimos de varios años. Amén de la situación macro global, el economista jefe de BCI observa que “los riesgos regionales se han elevado, acorde con los retrocesos en precios de materias primas y las mayores dificultades que enfrenta la economía de Brasil”. 

Si bien Brasil ha acaparado la atención en los últimos meses, con los últimos acontecimientos Chile también ha entrado en el ojo del huracán. Desde BCI constatan que “la visión económica se mantiene débil y las expectativas apuntan a una mantención del actual estímulo monetario por un tiempo prolongado”. Los expertos de la firma añaden que “el mercado local ha internalizado una débil visión de actividad para 2015”. Además, indican que el Banco Central de Chile “reconoce un crecimiento bajo y más prolongado de lo estimado inicialmente”, aunque descartan una intervención cambiaria: “No hay fundamentos técnicos que lo avalen en esta coyuntura. Las intervenciones previas han sido fundamentadas en desacoples respecto del tipo de cambio real (TCR) de equilibrio”.

En este contexto, considerando la persistencia de los registros inflacionarios y una actividad que aún se ubica por debajo de su potencial, en BCI mantienen su visión de “un tipo de cambio multilateral (TPM) que se mantendrá en 3% por un período prolongado, al menos hasta fines del primer semestre de 2016”. Por otra parte, “si bien escenario externo e interno han explicado el acelerado ritmo de depreciación para el peso chileno en el último mes, asignamos un mayor grado de relevancia al escenario externo y a las presiones a la baja en monedas emergentes”, es decir, teniendo en cuenta el impacto de las políticas de la Reserva Federal, los sucesos acaecidos en China y la evolución de las materias primas. 

De hecho, la visión del grupo contempla la subida de los tipos de la Fed a partir de septiembre, cerrando el año en niveles entre el 0,5% y el 0,75%. “A través de las expectativas de un menor diferencial de tasas local y externo, mantenemos la visión de una depreciación adicional para el peso chileno en el corto plazo hacia niveles de 700 pesos por dólar tras la reunión Fed de septiembre. A plazos más largos, esperamos una convergencia hacia niveles de tipo de cambio real de equilibrio, que estimamos en 650 pesos por dólar”, detallan desde la firma.