Durante años, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos ha mantenido la imprenta funcionando a toda velocidad. Ahora contempla disminuir gradualmente el ritmo. El propio Bernanke podría haberse visto sorprendido por la fuerte reacción de los mercados al anuncio. Esto explicaría por qué el máximo responsable de la Fed hiciese hincapié en la distinción entre lo que significa estrechamiento y endurecimiento, así como en el hecho de que las compras de activos estén siendo examinados de manera constante y sujetas a cambios si los datos de actividad económica se debilitan más de lo esperado.
Según Deutsche Asset & Wealth Management, si las perspectivas de crecimiento positivo persisten, la Fed va a seguir adelante con su plan, ya que debe mantener su credibilidad. “Hasta ahora, la flexibilización cuantitativa compró tiempo para que los gobiernos hicieran sus deberes con calma. Ahora, los gobiernos deben ser más activos. El dinero fácil no es la solución a los problemas estructurales y, por lo tanto, no sirven para impulsar el crecimiento real de una economía. Todo el mundo sabía que, tarde o temprano, el QE iba a terminar. Pero la salida del QE también presenta riesgos. Los inversores se han acostumbrado a unos tipos de interés bajos”.
En dos meses, las rentabilidades de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años han aumentado en alrededor 100 puntos básicos, hasta el 2,5%. “Parece difícil imaginar lo que sucederá una vez se interrumpa el QE. El mercado tiene que encontrar compradores de títulos por valor de 85.000 millones de dólares cada mes, que la Fed dejará de comprar. Los tipos a corto plazo deben permanecer bajos mientras la autoridad monetaria y otros bancos centrales tendrán que abstenerse de subir los tipos”. Pero… ¿qué pasa con los tipos a largo plazo? “Una vez el QE desaparezca, la influencia de la Fed sobre las tasa a largo plazo debe disminuir”.
Si en Estados Unidos suponemos un crecimiento económico del 3% y una tasa de inflación esperada del 1,5%, el objetivo de rentabilidad del bono del Tesoro a 10 años debería estar alrededor del 4,5%. “Teniendo en cuenta el actual entorno de crecimiento del PIB mundial, un aumento de las tasas es poco probable a corto-medio plazo”. Sin embargo, para invertir con éxito en este entorno, en la gestora consideran hay que proceder con cautela. “Los inversores deberían infraponderar bonos con vencimientos largos, mientras que los mercados de renta variable deberían verse apoyados por unas perspectivas de crecimiento positivo y unas valoraciones moderadas”, afirman.
En un informe en el que la gestora hace pública la visión de los codirectores de Inversiones de Deutsche Asset & Wealth Management, Asoka Woehrmann y Randy Brown, análisis que constituye la base para la asignación de los 973.000 millones de euros que la gestora mantiene en activos bajo gestión, en la firma esperan que la alta volatilidad continúe en los mercados. “En renta variable se disipa el impacto negativo de los tipos de interés, el rendimiento de las valoraciones y los beneficios cobran mayor importancia y las valoraciones se presentan atractivas en Estados Unidos, Alemania y Japón”, aseguran.
En renta fija, los expertos de la entidad consideran que los bonos del gobierno, hasta cierto punto, contrarrestan el efecto de estrechamiento. “Comprar bonos alemanes y letras del tesoro tiende a ser estratégico. Valoramos mucho el crédito y los bonos de mercados emergentes, mientras que la reducción de la volatilidad es un pre-requisitito para la recuperación”, indican. En cuanto a las materias primas, en DeAWM creen que los factores positivos y negativos están razonablemente equilibrados. “La tendencia del oro es débil. Le damos un objetivo al final del año de 1.150 dólares”.