40 fundaciones forman parte de este proyecto para aprender sobre inversión de impacto. María Luis Lombardero es la presidenta del Comité de Inversiones.
Como parte de su plan de renovación y dinamización, la Fundación AltamarCAM ha ido acercándose a la inversión de impacto. María Luisa Lombardero, patrona de la Fundación, nos habla de uno de los frutos de ese acercamiento, el Fondo de Fundaciones, del que es consejera y presidenta del Comité de Inversiones. En su opinión “con la inversión de impacto se pueden abordar una serie de retos que quedan fuera del ámbito de la filantropía. De ahí que surja una aproximación híbrida entre el venture capital y la filantropía que es el venture philanthropy”.
Fondo de Fundaciones
El Fondo de Fundaciones es un proyecto en el que 40 fundaciones han hecho una aportación inicial para utilizar este instrumento como banco de prueba y aprender sobre inversión de impacto. “El fondo concede microcréditos a startups con un objeto social. Hemos construido una comunidad entre todas las fundaciones, entre las que las hay muy grandes (Anesvad, ONCE, Ayuda en Acción) y más pequeñas, con orígenes, localizaciones y ámbitos de acción muy diferentes, pero unidas por el interés de aprender sobre inversión de impacto”, explica.
El proyecto aúna la formación, la visibilización de la inversión de impacto y las alianzas estratégicas entre fundaciones. Con una historia de algo más de tres años, el fondo hace una ampliación de capital anual y abre una convocatoria a la que ya han acudido unas 100 empresas. Las candidatas pasan por tres comités. “Hay uno que valora la parte de impacto y otro la sostenibilidad financiera y luego se consideran ambas para tomar la decisión final”, detalla Lombardero.
Objetivo de inversión
A la hora de conceder los créditos prefieren dirigirse “a entidades sin ánimo de lucro en cuyos estatutos haya una vocación de permanencia de ese impacto a través de acuerdos sobre reinversión de beneficios. También es fundamental su objeto social: integración de personas con discapacidad, colectivos discriminados, inmigración, etc. La clave es si la empresa se ha creado con el objetivo específico de resolver un problema social, y luego, cómo se va a mantener en el tiempo sin perder el propósito”.
Las empresas ya tienen que estar funcionando, contar con un modelo de negocio demostrable y tener dos años de ventas. El equipo también es clave. “Seleccionamos empresas en funcionamiento, no ideas” aclara. Por el momento ya han concedido unos 15 microcréditos. Open Value Foundation se encarga de la parte legal y administrativa.
En el crecimiento del fondo también ha participado Google, que financia las nóminas de las personas responsables del vehículo. “Son muy exigentes con sus criterios y, de hecho, quisieron entrar como accionistas, pero de momento es un fondo solo para fundaciones”.
Inversión de impacto
Aldara Fernández de Córdova, presidenta de Fundación AltamarCAM, señala que uno de los propósitos del fondo “es ir viendo cómo alguna de las fundaciones puede ir integrando la inversión de impacto en sus planes estratégicos para ir más allá de la filantropía. Por eso esta iniciativa es una combinación entre formación, networking y práctica. Es una oportunidad de aprendizaje”.
A raíz de esta experiencia, desde la Fundación AltamarCAM ya están estudiando hacer inversión directa adicional a la del fondo. “Estamos estudiando invertir en alguna empresa con la que ya hayamos hecho un pro bono de asesoramiento financiero. El objetivo de estos pro bonos es ayudarles a mejorar el desarrollo de su actividad y prepararse para rondas de inversión: cómo mejorar su pacto de socios, cómo mejorar sus estatutos, cómo mejorar sus proyecciones financieras” apunta Lombardero. “El aprendizaje en el Fondo de Fundaciones nos ha ayudado mucho”, añade.
Aldara Fernandez de Córdova destaca la labor de asesoramiento pro bono que realizan desde AltamarCAM a startups de impacto. “Nuestro equipo de Galdana Ventures en Barcelona acompaña startups que están aceleradas por Ship2b Foundation e Impact HUB. Nos proponen una lista de empresas candidatas y seleccionamos aquellas en las que puede haber más valor y les ayudamos a mejorar sus pitches para sus rondas de financiación”, detalla.
Medición
Sobre las necesidades de las compañías que están en el fondo, las directivas señalan que suelen pedir mucho apoyo comercial y en ocasiones apoyo jurídico. Desde la Fundación les orientan a la rendición regular de cuentas lo que, además, les va dotando de una mayor disciplina.
En cuanto a la medición de impacto, en Fundación AltamarCAM han estado trabajando en su propia Teoría del Cambio. “Medimos resultados, no actividades. Las actividades pueden no ser eficientes. Para el fondo de Fundaciones recopilamos los distintos KPI de cada entidad”, apuntan.
Lombardero y Fernández de Córdova subrayan el potencial de la inversión de impacto: “tiene un efecto catalítico, se puede conseguir que generar rentabilidad y empleo sea algo sostenible en el tiempo”.