El segundo lugar ocupado por Colombia en el mencionado índice provocó que el ministro de Hacienda del país, Mauricio Cárdenas, enviara una carta a la publicación pidiendo explicaciones por las variables tomadas en cuenta y por otras que no lo fueron. En la misiva, Cárdenas argumentó que la revista no tuvo en cuenta las más importantes variables respecto a las vulnerabilidades que la literatura de la ‘suspensión imprevista’ enfatiza, acerca del riesgo de un congelamiento de capitales, como son la fuente de financiación de la cuenta corriente, el grado de flexibilidad de la tasa de cambio y el alcance de los desajustes de la moneda, informa Portafolio.
El ministro agregó que Colombia muestra cifras favorables en esas variables, respecto a los otros países que aparecen en la lista. “Nuestra economía tiene una cuenta corriente manejable totalmente financiada por la inversión extranjera directa, en lugar de un pequeño portafolio de flujos; nuestra tasa de cambio es lo suficientemente flexible para acomodarse a los choques externos, y el alcance de los desajustes de la moneda en los sectores público y privado está muy por debajo de las otras economías emergentes”, agregó el ministro de Hacienda. Como prueba de la capacidad de resistencia de la economía colombiana, continúa Cárdenas, está demostrada la forma en la que el país resistió la crisis del 2009.
Los editores de The Economist reconocieron su equivocación y aclararon en un artículo de esta semana que algunas imprecisiones habían sido cometidas en dicha nota, y después de los ajustes ubicaron al país en el quinto lugar, por debajo de Turquía, Rumania, Polonia y México.