Antes del anuncio, el gestor estuvo de visita en Brasil, un país sobre el que se declara optimista. "El momento de máximo pesimismo marca el momento en que está cerca el suelo, y ese es el momento en el que queremos invertir", aseguraba.
"Cuando visité Brasil el año pasado estaba cautamente optimista, y al regresar este año, sigo estándolo". Esta declaración de intenciones preside el último comentario de análisis publicado por Mark Mobius, en el que el gurú de los emergentes de Franklin Templeton Investments, que acaba de anunciar que irá delegando paulatinamente la gestión en Stephen Dover, se pregunta si la economía brasileña está tocando fondo. Los problemas económicos y políticos del país se han agravado en las últimas semanas al salir a la luz nuevos casos de corrupción que salpican directamente al ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva y a la actual presidente, Dilma Rousseff, un cóctel peligroso en los meses previos a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
"La gente encuentra difícil creer que la situación mejorará en un mercado tan pisoteado como Brasil, pero hemos descubierto que, en general, el momento de máximo pesimismo marca el momento en que está cerca el suelo, y ese es el momento en el que queremos invertir", declara Mobius. Éste destaca que, de hecho, la bolsa brasileña acumula una subida superior al 10% en el año, lo que le lleva a concluir que "mientras que parece que el mercado está reflejando algo del optimismo que vemos nosotros, a la economía de Brasil le puede llevar algún tiempo recuperarse".
Mobius tiene fama de ser un optimista inveterado, pero eso no significa necesariamente que perciba la realidad de una forma sesgada. Él mismo se encarga de desmentir esta posible percepción, al recordar los aspectos más negativos de la situación que atraviesa Brasil actualmente: la peor recesión en 25 años, con una caída del PIB del 3,8% en 2015 que probablemente se repita en 2016; tipos de interés en el 14% con inflación por encima del10% y una tasa de desempleo entre el 7% y el 8%, todo junto a una fuerte depreciación del real contra el dolar y el incremento de la tasa de deuda sobre el PIB por encima del 60%. A todo esto se ha de sumar la reciente pérdida del rating soberano con grado de inversión y el bloqueo en el Congreso brasileño a las iniciativas del gobierno de Rousseff para reducir el gasto público.
"Mientras que los manifestantes continúan clamando ante el cese o dimisión de Rousseff, bajo mi punto de vista, lo realmente necesitado en muchas áreas son reformas, incluyendo reformas laborales, fiscales y en el sistema de pensiones, incluso si ella permanece en el cargo", opina el veterano gestor. Éste denuncia que las medidas de austeridad adoptadas en los últimos tiempos en un esfuerzo por frenar la recesión rampante están afectando a muchos sectores de la economía, y las implicaciones se trasladan en muchas ocasiones a toda la cadena de valor de las empresas afectadas.
"Brasil ha estado en una difícil posición debido a una combinación de mala gestión de políticas económicas por parte del Gobierno, un gran escándalo de corrupción y precios muy bajos de las materias primas. Desde que los bancos han establecido controles de crédito más estrictos, el crédito no está fluyendo y el crédito al consumo es débil desde que las familias están reduciendo sus préstamos. En añadidura, una serie de compañías afrontan estrés financiero porque su deuda denominada en dólares ahora ha incrementado dramáticamente al convertirla a divisa local como resultado de la devaluación de más del 80% del real desde la mitad de 2014", resume Mobius sobre los males que azotan al país.
Sin embargo, el gestor también ve algunos puntos de luz en medio de estas tinieblas. En primer lugar, se fija en que el año pasado Brasil registró un superávit comercial debido a que cayeron las importaciones y a que se exportó más de lo esperado al recuperar el país algo de competitividad gracias a la debilidad de la divisa, una tendencia que Mobius cree que se podría mantener... si se sortean con éxito una serie de obstáculos. Se refiere a que, por ejemplo, las exportaciones de automóviles subieron un 37% en enero pero, por otra parte, el aumento de los impuestos sobre una serie de productos -incluidos el tabaco o el precio de alimentos como el helado o el chocolate- "no han ayudado a la confianza del consumidor, y las compañías han estado retrasando el gasto sobre capital".
En segundo lugar, el experto considera que el potencial de mejora podría ser grande de implementarse reformas más enfocadas a hacer negocios, dado que desde Franklin Templeton consideran que "no hay duda de que muchas compañías brasileñas tienen equipos directivos muy capacitados". También muestra esperanzas de ver "más acciones concretas para atajar la corrupción en Brasil, incluida la investigación de figuras políticas". De hecho, el gestor considera que los últimos acontecimientos son una prueba de que se está tratando de mejorar la transparencia en la lucha contra la corrupción y que esto "está dando como resultado una acción correctiva más rápida, que alimenta mi optimismo sobre que Brasil pueda estar a punto de vivir un cambio positivo".