La volatilidad genera una visión más cautelosa sobre los mercados emergentes

Continúa la venta masiva en el mercado

La abrupta disminución en los mercados bursátiles persistió durante una segunda semana, lo que volvió a provocar la reacción de los inversionistas, quienes, ante la tensión en los mercados emergentes (ME) y los datos económicos heterogéneos de los EE.UU., buscaron activos que sirvieran de refugio. Durante la semana, el índice Dow Jones Industrial Average cayó un 1,1% y se situó en los 15.698 puntos, el índice S&P 500 retrocedió un 0,4% y cerró en 1.782 y el índice Nasdaq Composite bajó un 0,6% y se colocó en 4.103. Teniendo en cuenta estas pérdidas, las acciones de los EE.UU. decayeron, aproximadamente, un 4% en el primer mes del año. La actividad de los mercados de renta fija también fue similar a la de la semana anterior, ya que decayó la rentabilidad de las letras del Tesoro (y aumentó, por consiguiente, el precio). Durante la semana, el rendimiento de las letras del Tesoro a 10 años bajó del 2,86% al 2,64%.

La conmoción provoca que los inversionistas abandonen las acciones de los mercados emergentes

En medio de la continua presión negativa sobre sus divisas, varios países de mercados  emergentes aumentaron sus tasas de interés de referencia la semana pasada en un esfuerzo por brindar respaldo. El cambio más significativo se observó en las tasas del banco central turco, que aumentaron del 7,75% al 12%, una maniobra mucho más agresiva de lo esperado. Los bancos centrales de India y Sudáfrica también aumentaron las tasas, pero el cambio no fue tan drástico.

Si bien las acciones de los mercados emergentes son poco costosas (se cotizan a un 40% menos que las acciones de los mercados desarrollados), los inversionistas continúan considerando arriesgada esta clase de activos y están vendiendo sus exposiciones a un ritmo rápido. La semana pasada fue la decimocuarta semana consecutiva de flujos de salida en los fondos de los ME y, también, el flujo de salida semanal más importante que se haya registrado desde agosto del 2010. De cara al  futuro, prevemos que la combinación de la desaceleración de la Reserva Federal de los EE.UU. (que reduce la liquidez global en general) y los altos niveles de deuda de varios países de ME mantendrá la volatilidad en niveles elevados. Aunque vemos, en efecto, un buen valor a largo plazo en los mercados emergentes, la volatilidad a corto plazo parece justificar la adopción de una posición más cautelosa a más corto plazo. Por lo tanto, seguiríamos siendo cautelosos a la hora de agregar posiciones nuevas a las acciones de los ME.

Sin un incremento salarial, se mantendrá inestable la economía de los EE.UU.

Si bien los inversionistas han dirigido su atención a los mercados emergentes, algunas noticias de los EE.UU. también han contribuido a su percepción relativamente negativa. Después de un período en el que los datos económicos superaron las estimaciones en la mayoría de los casos, la situación se ha vuelto más mixta en las últimas semanas.

En cuanto a lo positivo, la economía de los EE.UU. finalizó muy bien el 2013 y registró un crecimiento del producto interno bruto (PIB) a una tasa anualizada del 3,2% cuarto trimestre. No obstante, otros informes presentan un panorama más desalentador. Los pedidos de bienes duraderos disminuyeron en un 4,3% en diciembre, y las cifras de noviembre tuvieron una corrección notablemente más baja. Los datos de consumo e ingresos personales de diciembre presentaron un escenario más preocupante, ya que indicaron que, si bien los consumidores continuaron gastando, ese gasto trajo aparejada una tasa de ahorro más baja (que registró su nivel más bajo en 11 meses, llegando a 3,9%). Al mismo tiempo, el crecimiento salarial sigue siendo esquivo. El ingreso disponible se mantuvo estable en diciembre y creció solo un 2,3% interanual, la tasa de crecimiento más bajo desde el 2010.

La conclusión de todo esto es que, si bien el gasto de los consumidores aún sigue en aumento, dicho gasto proviene de ahorros, no de incrementos en los salarios e ingresos, lo que representa una tendencia insostenible. A menos que haya una aceleración en el ritmo del crecimiento salarial, tarde o temprano disminuirá el gasto, lo que representará un lastre para la economía en general. Desde la perspectiva de las inversiones, sugeriríamos que este escenario justifica una mirada negativa hacia las acciones relacionadas con el sector de consumo.

La desaceleración por parte de la reserva federal elimina un pilar de soporte

Además de los contratiempos mencionados anteriormente, los inversionistas también están digiriendo los detalles de la reunión de la Reserva Federal de la semana pasada. Como se esperaba, la Reserva Federal anunció que disminuiría el tamaño de sus compras mensuales de activos en $10.000 millones adicionales (de $75.000 millones en enero a $65.000 millones) y, de este modo, continuará el proceso de desaceleración que comenzó el mes pasado. En nuestra opinión, el programa de flexibilización cuantitativa del banco central resultó eficaz para ayudar a estabilizar los mercados financieros, pero no logró su objetivo mencionado de fortalecer el mercado laboral.

Las medidas adoptadas por la Reserva Federal no sorprendieron y representan un paso en dirección hacia una política monetaria menos flexible. Si bien esta política no es estricta de ningún modo, y la Reserva Federal está comprometida a mantener las tasas a corto plazo cerca de cero para el futuro previsible, la desaceleración significa que la política de la Reserva Federal no contribuye al rendimiento de las acciones en comparación con años anteriores. Por lo tanto, los mercados bursátiles deberán depender más de factores fundamentales y menos de la política de la Reserva Federal para continuar generando ganancias.