Las advertencias sobre chiringuitos financieros crecieron un 30% en 2021

Stop, parar, límite
Firma: Joshua Hoehne (unsplash)

La llegada de la tecnología al mundo de la inversión ha aflorado las posibilidades que tiene ahora un inversor para contratar un producto financiero o un servicio de asesoramiento. Pero también ha hecho crecer el fraudulento negocio de los chiringuitos financieros, "entidades que ofrecen y prestan servicios de inversión sin estar autorizadas para hacerlo", según la definición de la propia CNMV.

Las cifras hablan por si solas. Si hace cinco años, en 2017 el supervisor lanzó 70 advertencias nacionales sobre chiringuitos financieros, en 2021 esa cifra fue de 510, cinco veces más, a las que hay que sumar las 1152 advertencias internacionales. Además, cuando se analizan los datos anuales de cada uno de los últimos años se ve que esa cifra no ha hecho otra cosa que ir en aumento. De hecho, solo en 2021 esas advertencias nacionales crecieron un 30% con respecto a 2020.

Fuente: elaboración propia con datos de CNMV

El impulso de la tecnología...y del COVID-19

La duda está en si este crecimiento de los fraudes responde a un aumento de los mismos o a una mayor detección y la realidad es que confluyen ambas razones. Así lo explica la CNMV. "Los canales digitales tienen grandes ventajas para el cliente financiero, pero también permiten a estas entidades fraudulentas llegar a un número casi ilimitado de potenciales víctimas, de una forma anónima y con un coste muy bajo", afirma. Además, incide en que también se "han aumentado recursos y estamos buscando también en internet y redes que es donde desarrollan ahora mayoritariamente su actividad, un aumento de las consultas de los inversores e incluso, de los casos judicializados".

La digitalización a la que ha obligado además la pandemia del covid-19 también ha supuesto un buen caldo de cultivo para nuevos estafadores, que según explicó Rodrigo Buenaventura en un seminario organizado por la APIE este verano, acumulan reclamaciones en los tribunales por valor de 800 millones de euros.

De hecho, así consta en la Memoria del Servicio de Reclamaciones publicada por la CNMV con datos de 2020, última versión disponible. "En la atención de consultas de inversores se ha detectado la utilización del contexto creado por el COVID-19 para la captación de clientes y la promoción de sus servicios por parte de empresas que prestan servicios de inversión sin la prescriptiva autorización (chiringuitos financieros)", afirma. Y al mismo tiempo advierte de que los intentos de colocar productos financieros de alto riesgo (como contratos financieros por diferencias con alto apalancamiento y criptomonedas) por parte de entidades no autorizadas, a veces advertidas por la CNMV, se han visto también incrementados por tal situación.

Los ganchos más utilizados

No obstante, no son los únicos ya que también se registran estafas en productos no tan sofisticados cuyo principal gancho suele ser que ofrecen una gran rendimiento como carta de presentación y cero riesgos asociados, más aún teniendo en cuenta la cada vez mayor dificultad de encontrar opciones de inversión que resulten rentables en un contexto de tipos al 0%. También es común, según se advierte en la Memoria, que usen medios y formatos publicitarios para promocionarse e incluso usen como reclamo a caras conocidas para ganar adeptos.

De ahí que el supervisor recuerde que el primer paso siempre sea el de comprobar en e buscador de la CNMV si esas entidades que ofrece sus servicios financieros está realmente registrada como una entidad autorizada ya sea en la sección de Empresas de servicios de inversión o Consultas a registros oficiales»de la web.cnmv.es.

Ese sería solo el primer paso ya que hay otros que pueden ayudar al inversor a identificar a los chiringuitos financieros, como se recoge en esta guía . Además, desde el organismo supervisor recuerdan que se está elaborando un Plan de Acción contra el Fraude Financiero, con medidas de detección temprana, tecnológicas y de comunicación y educación financiera, de forma conjunta con otros organismos como Fiscalía, Ministerio de Economía, fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado, empresas financieras y tecnológicas. "Consideramos que una labor de cooperación y de coordinación entre diferentes administraciones, organismos, asociaciones y entidades privadas es la manera más eficaz de reducir la dimensión de las actividades de fraude y con ello sus efectos perniciosos sobre los inversores y sobre el conjunto del sistema financiero", aseguran.