Las causas que están detrás de la salida récord de flujos en los mercados emergentes

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Today is a good day, Flickr, Creative Commons

La crisis desatada por el COVID-19 puede que ocupe ahora en los países desarrollados los mayores titulares, al ser en Occidente donde más crece la tasa de contagio y los fallecimientos provocados por el coronavirus, pero eso no implica que ese protagonismo se repita cuando lo que se analiza en la situación financiera con la que Oriente y Occidente se enfrentan a esta pandemia.

“La pandemia de coronavirus ha causado un sudden stop en los flujos de capital en los emergentes y, en consecuencia, una fuerte depreciación de sus divisas”, afirma Thuy Van Pham, economista de mercados emergentes de Groupama AM. En concreto, Pham se hace eco de los datos publicados por el Instituto Internacional de Finanzas (IIF, por sus siglas en inglés) que cifra la caída acumulada en la inversión de carteras de los mercados emergentes en casi 100.000 millones de dólares desde el comienzo de la pandemia que en el Instituto fechan el 21 de enero. Unas cifras que superan ampliamente las que se vieron en anteriores crisis como la de 2008 e incluso la de las divisas emergentes de 2013-2014, como se aprecia en el siguiente gráfico.

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Esta fuerte salida de los mercados emergentes también se ha notado en el peso que estos mercados tienen en las carteras de gestores de fondos. Según la última encuesta a gestores de BoFA Merrill Lynch, tras varios meses en los que los emergentes eran con diferencia la región a la que más sobreponderaban sus carteras los gestores de fondos, en el último mes la asignación a renta variable emergente cayó en 11 puntos porcentuales hasta niveles de sobreponderación del 6%, lo que es la cifra más baja desde octubre de 2018.

¿A qué responde esta desconfianza hacia unas economías que, al menos desde el punto de vista sanitario, parece que han pasado lo peor de la pandemia? Según explica Álvaro Cabeza, responsable en España de UBS AM, las economías emergentes se han enfrentado en este 2020 a tres grandes impactos: la reducción del crecimiento mundial, la caída de las materias primas, acentuada en las últimas semanas con el desplome del precio del petróleo, y el aumento de salidas de capital y de flujos financieros. “Es improbable que estos impactos desaparezcan en el segundo trimestre y sólo se revertirán durante el segundo semestre de 2020”, afirma.

Además, recuerda que esta situación implica que muchas economías emergentes se deberán enfrentar a las aún desconocidas consecuencias de esta crisis sin precedentes con un menor margen fiscal que el que tenían en la crisis financiera. “En consecuencia, tan sólo los pocos países con balances más robustos podrán aplicar estímulos fiscales significativos; entre los que se encuentran Qatar (13% del PIB), Singapur (12%) y Perú (7,5%)”, señala Cabeza.

Junto a ello, hay que tener en cuenta el alza del dólar a consecuencia de los planes de estímulos que se han anunciado por parte de la Fed y por ser considerado aún como uno de los activos refugio a los que más recurren los inversores. Esto supone una amenaza para muchas economías emergentes más fuertemente endeudadas en dólares. “Como el parón conduce a una depreciación de las monedas locales con respecto al billete verde, la deuda denominada en dólares explota haciendo que los pagos sean más complicados y la refinanciación en los mercados financieros internacionales, actualmente con dificultades, es casi imposible”, afirma Pablo Duarte, analista senior del Instituto Flossbach von Storch Research.

A eso hay que añadir la dependencia de estas economías por la actividad exterior debido al alto peso que aún suponen en muchas de ellas las exportaciones frente al consumo interno. “Sin una rápida recuperación de la demanda global a la vista (Europa y EE.UU. todavía están en cuarentena), el FMI y el Banco Mundial deberían estar listos para intervenir con fondos suficientes para ayudar a las economías de mercados emergentes con dificultades financieras”, indica Duarte. "Las cadenas de suministro mundiales podrían colapsar, lo que conduciría a una incertidumbre comercial continua y más generalizada que la causada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China”, confirma James Donald, responsable de Mercados Emergentes de Lazard Asset Management.

Incertidumbre versus oportunidades

Aunque son muchas las dificultades a las que se enfrentan los mercados emergentes, los expertos subrayan que éstos siguen presentando atractivo para aquellos inversores que sean capaces de obviar los movimientos de corto plazo e invertir a largo plazo, sobre todo en el área de la renta fija ante un contexto en el que los tipos de interés se mantendrán muy bajos durante mucho tiempo. “Los inversores capaces de soportar una alta volatilidad y nuevas ventas en las próximas semanas, con horizontes de inversión más largos (5-10 años), podrían beneficiarse de la construcción de posiciones a niveles que podrían ser una oportunidad única en la década para asegurar grandes retornos”, apunta Álvaro Cabeza.

“Creemos que la deuda de los mercados emergentes debería proporcionar retornos atractivos a medio plazo comparado con otras alternativas de renta fija”, asegura Denise Simon, co-responsable de Renta Fija en mercados emergentes de  Lazard AM. Eso sí, hoy más que nunca toca ser muy selectivos. "En periodos de semejante incertidumbre económica, los inversores deben hacer especial hincapié en comprender el riesgo país, de tipos de cambio y de gobierno corporativo inherente a la renta variable de los mercados emergentes", concluye Daniel Graña, gestor de renta variable en mercados emergentes de Janus Henderson.