El histórico paquete de reformas estructurales que aprobó el Partido Comunista de China en su III Asamblea Plenaria el pasado 15 de noviembre de 2013 no ha sido suficiente para frenar los temores en torno a un aterrizaje brusco del PIB chino después de años de crecimiento de doble dígito. Con el país inmerso en un esfuerzo por reconducir su crecimiento económico desde un modelo basado en exportaciones a otro sustentado por el consumo interno, uno de los principales quebraderos de cabeza de los inversores es el sistema financiero chino y, en particular, la banca paralela o shadow banking.
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