Latinoamérica y sus 3 plataformas, ¿Hasta cuándo?

En un comienzo estas oficinas se dedicaban solamente a distribución y en algunos casos analistas de acciones vinieron a instalarse para implementar lo que se llama un “on-the-ground-research-team”. Sin embargo, recién ahora finalmente vemos movimientos de gestoras que sí quieren desarrollar un negocio en la región, lo que involucra gestión, research, desarrollo de productos y distribución.

Aunque los principales players ven a la región con profundidades distintas, está claro que Latinoamérica constituye una parte clave del desarrollo del negocio de gestión de fondos en casi todas las clases de activos y en los distintos segmentos de clientes, desde minoristas hasta inversionistas institucionales.

Esto se justifica. Son casi 570 millones de habitantes que generan un producto interno de aproximadamente USD 4.8 billones (1) que cuentan con un potencial inexplorado en una diversidad de sectores y con una sociedad de consumo que se expande con más velocidad que el promedio de los países desarrollados.

Sus mercados principales – en particular Brasil, Chile, Perú, Colombia y México – además de presentar estabilidad política se han adherido a políticas macroeconómicas basadas en austeridad fiscal, tipo cambio flexible, metas de inflación y bancos centrales confiables.

Pero Latinoamérica no es un país, son 33! (2). Por un tema de tamaño y escala, saquemos 27 mercados y quedemos apenas con los 5 mencionados en el párrafo anterior; tenemos ahora una población de 400 millones de personas y 78% del GDP total de la región. Los otros países relevantes en GDP son Argentina y Venezuela, pero fueron excluidos de este análisis por diversas razones, que se podrán discutir en otra oportunidad

A pesar de que el foco está en apenas estos 5 mercados, las diferencias entre ellos en lo que es regulación financiera, clientes potenciales, inversiones domésticas vs. internacionales, bolsa de valores, fondos de inversión, distribución y plataformas financieras, impide que se puedan abordar con un enfoque regional estratégico único.

De hecho, lo más agregado que se puede llegar en términos de escala y homogeneidad son 3 plataformas: Brasil, México y Región Andina. En una visión bastante macro estas plataformas son poco sinérgicas, pero en ellas se identifican peculiaridades tanto en estructura de mercado de capitales como en dinámicas macroeconómicas.

México es un país todavía cerrado para inversiones afuera de sus fronteras, principalmente para las AFORES, lo que ha favorecido inmensamente el mercado de ETF, instrumento favorito para dichas inversiones. Con una reglamentación aún reciente para fondos, este mercado presenta potencial para gestión activa, pero que todavía carece de vehículos para esta finalidad.

La región Andina, cuyos fondos de pensiones siguen creciendo en volúmen bajo gestión, ya hace mucho tienen en sus carteras inversiones internacionales – proceso liderado largamente por los fondos de pensiones chilenos –, pero el mercado para gestores locales todavía es pequeño. Considerando la similitud de las regulaciones chilena, peruana y colombiana, además del esfuerzo de creación del MILA (Mercado Integrado Latinoamericano), se nota claramente el potencial conjunto. Con una dinámica de exportaciones singular, sumada a un creciente y rentable mercado doméstico, estos 3 países representan una tremenda oportunidad en términos de innovación financiera, sin embargo, les falta la escala presentada por Brasil y México.

Finalmente aparece Brasil con números agigantados (USD 1.1 billones (3) en fondos en enero de 2012), con una fuerte industria de fondos, desde fondos de renta fija, indexados al clásico “CDI” (tasa de los depósitos overnight), con fuerte presencia de fondos de acciones, private equity, fondos inmobiliarios, fondos de derechos de crédito y, algo bastante peculiar, una industria de fondos boutique que se aproxima bastante a lo que son “hedge funds” (USD 224,4 mil millones en AUM en enero de 2012), los llamados fondos multimercados. Sin embargo, esta industria es hecha para clientes brasileros y invierte principalmente en activos de este país, con un nivel de internacionalización extremadamente bajo.

La visión es muy positiva, pero hay que considerar las malas noticias al invertir en la región. Las iniciativas de integrar estos mercados en uno solo (o a lo mejor en 2, Hispanoamérica + Brasil) ya están tomando forma, lo que antes no se podía ver de manera integral ya empieza a mostrar algunas luces. Esperemos que en algunos años más se puedan generar más negocios y vehículos con un approach realmente Latinoamericano – generando escala y liquidez –, donde las trabas y diferencias normativas no impidan lo que podrá ser un gran polo de creación de valor.

 

(1) FMI

(2) Incluyendo el Caribe

(3) Reporte AMBIMA. Enero 2012.