Utilizan personal interno o colaboradores para cumplir las normas de información, registro y adecuación del servicio al cliente.
El desarrollo de MiFID II viene aparejado de nuevas exigencias para las empresas que realizan asesoramiento, como los bancos, las agencias y sociedades de valores o las EAFI. Los retos regulatorios se han intensificado en los últimos meses, pues las exigencias de información, control y registro de sus recomendaciones cada vez son más amplias. Y se intensificarán más cuando se apruebe una circular de la CNMV que ahora está en borrador y que lo desarrolla. Por eso, las entidades españolas que prestan este servicio ya han creado o están desarrollando de forma interna herramientas que les ayudan en dichas labores, o están contratándolas a entidades especializadas.
“Cuanto más requisitos se impongan para prestar este servicio, más necesidades de tener estandarizados los procedimientos existen”, comentan desde EAF, la corporación de EAFI del Colegio de Economistas, que lleva tiempo analizando varias herramientas de control de carteras y registro de recomendaciones. De hecho, ya son muchas las EAFI que tienen tecnología de este tipo o la desarrollan internamente. Otras trabajan sin herramientas específicas y se apoyan en expertos, mientras las de menor volumen y recursos evitan costes cumpliendo los requisitos de forma artesanal.
Externalizar la actividad
Las entidades con capacidad para ello –algunas bancas privadas, agencias o EAFI– están externalizando el servicio en proveedores de tecnología para asesoramiento como Openfinance o TechRules. Con la primera trabajan, para temas relacionados con MiFID, más de 60 entidades españolas, entre las que hay 25 EAFI. Lo que demandan es una aplicación que garantiza que la entidad no va a dar recomendaciones no idóneas, porque realiza un control previo a la propuesta, sin limitar el nivel de personalización. Además, guarda el histórico y realiza un listado de las mismas, junto a los tests. Por último, genera un seguimiento de las carteras, alertando si hay alguna desviación con respecto al perfil del cliente o a la rentabilidad y al riesgo objetivo, según explica Salvador Mas, su consejero delegado.
En el caso de la plataforma Tower de TechRules los servicios son similares: una vez el asesor realiza un perfilado de los clientes, éste queda almacenado en el sistema, así como sus variaciones futuras, lo que permite que la entidad ofrezca solo los productos compatibles con dicho perfil y alertas en caso contrario. Todas las recomendaciones, firmadas por el cliente, quedan almacenadas en el sistema, lo que ayuda a dar a la CNMV la información necesaria.
De forma interna
Entre las que tienen una herramienta propia están bancas privadas como la de Unicaja (Unicorp Patrimonio). Desarrollada en colaboración con una firma externa, ofrece acceso a las propuestas generadas con el cliente y controla que concuerdan con los test de idoneidad y con el riesgo de los productos, afirma Rafael Romero, director del Departamento de Inversiones. Según explicaron recientemente a Funds People, La Caixa Banca Privada desarrolló una metodología, TIME, dotada de una plataforma tecnológica creada para ayudar al cliente a determinar la composición de su cartera, y en Banif (ahora Santander Banca Privada) crearon herramientas comerciales de asesoramiento que controlan los riesgos y permiten cumplir con MiFID.
En otras entidades, como iCapital EAFI, tienen una persona dedicada a la administración que se encarga de ello y con la que realizan de forma anual una auditoría interna, mientras otra persona externa vela por el cumplimiento normativo. En la EAFI también se apoyan en una empresa de seguridad informática que realiza una copia diaria de los archivos, según explica Pablo Martínez Arrarás, socio. Entre las empresas unipersonales y con recursos más limitados, de esas tareas se encargan los propios socios o colaboradores: Juan Carlos Costa, de la EAFI homónima, archiva en carpetas físicas o digitales todos los informes y recomendaciones que da a los clientes.
Las obligaciones
Las entidades están obligadas a ofrecer a los clientes información clara e imparcial y a recabar datos de ellos para realizar un test de idoneidad, con cuya base dan sus consejos, según el artículo 79 bis de la Ley del Mercado de Valores. En noviembre de 2012 se añadió que la entidad debe proporcionar al cliente "por escrito o mediante otro soporte duradero una descripción de cómo se ajusta la recomendación realizada a las características y objetivos del inversor”. Es decir, que han de justificar y explicar el porqué de sus consejos. La ley exige que se advierta de si algo no es adecuado o un producto es complejo, con la necesidad de que el cliente firme un documento asegurando que ha sido informado en este último caso.
Las entidades están obligadas a dar esos datos y además, mantener un registro y archivo de los documentos que acreditan la identidad de los clientes, el contrato que firman con él (normalmente de forma física y digital), el test de idoneidad y todas las recomendaciones personalizadas y firmadas (independientemente de que el contenido de esas propuestas se materialice), así como un registro de clientes y productos no adecuados. Sin contar con registros sobre las comunicaciones realizadas a la CNMV o al Banco de España en asuntos como el blanqueo de capitales o los conflictos de interés potenciales.
Y nuevas obligaciones
Para desarrollar estos temas, la CNMV ha publicado un borrador de Circular que pretende que cada vez que se realice una recomendación se proporcione al cliente, por escrito o en otro soporte duradero, una descripción de cómo se ajusta la recomendación a sus características y objetivos; una clasificación del producto o servicio asesorado desde el punto de vista de riesgo de mercado, crédito y liquidez; información sobre la complejidad del producto; una evaluación al cliente de sus objetivos de inversión, situación financiera, conocimientos y experiencia; y se conserve una copia firmada por el cliente de la recomendación. Además, cuando el servicio se preste por vía electrónica o telefónica, esta información deba guardarse en un soporte electrónico (por ejemplo, la grabación de las conversaciones), algo poco frecuente.
En sus comentarios sobre el borrador, EAF ha pedido que los requerimientos para la prestación del servicio de asesoramiento continuado se suavicen, porque en caso contrario serán un impedimento para el desarrollo del servicio y podrán estrangular la actividad de las EAFI. Considera que la EAFI, al establecer una relación continuada con el cliente, ya hace un test de idoneidad y elabora una estrategia acorde. Por eso, cree que reiterar este hecho en cada una de las recomendaciones restará agilidad al servicio de asesoramiento continuado y, en la medida en que se estandarizará, no se protegerá al inversor. Con todo, en EAF sí son partidarios de dar toda la información por escrito y de que la firme el cliente si son instrumentos complejos.