Robert Wescott: "Los mercados descuentan un presidente republicano, no un populista"

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Foto cedida

Robert Wescott (ex asesor de Clinton) volvió a Madrid en su cita anual con los inversores de Pioneer Investments, y lo hizo acompañado de Francesco Sandrini, director de Soluciones Multiactivo y gestor del fondo Pioneer Funds - Global Multi-Asset Conservative, que cuenta con el sello Consistente de Funds People. Llegan en la misma semana que el Dow Jones alcanza los 20.000 puntos, reflejo del optimismo que ha prevalecido en las bolsas tras el 9 de noviembre en un entorno global en el que maduran los nacionalismos a ambos lados del Atlántico.

La llegada de Trump ha supuesto un acicate no sólo para sus votantes y para su partido, sino también para los mercados. Avance de los indicadores de confianza, mejora en las expectativas de crecimiento y bolsas al alza, motivados por los efectos de sus promesas electorales sobre la economía. ¿Caemos en un exceso de optimismo? “El buen comportamiento de los mercados financieros parece que está poniendo en precio un presidente republicano, no un populista, y están prestando más atención a sus medidas pro-crecimiento”, apunta Wescott. Éstas engloban los planes de bajar los impuestos a las empresas, la repatriación de beneficios y el gasto en infraestructuras. Pero hay otras acciones que pueden pesar en el crecimiento en el largo plazo, tales como una guerra comercial, las deportaciones, el “capitalismo de amigos” o el propio perfil dictatorial de Trump. “Persuadir a una empresa de que haga una fábrica en un estado u otro en función de donde tenga más apoyos políticos no funciona. El mercado quiere predictibilidad, y las guerras por twitter es algo nuevo”, afirma.

Los expertos se muestran más escépticos que el mercado de cara al plan de infraestructuras. Además de las dudas derivadas del interés que el capital privado pueda tener, puede haber puntos de fricción entre Trump y su partido. “Ambos tienen puntos en común”, señala Wescott, “ambos quieren un gobierno de menor tamaño, menores impuestos y menor regulación. Pero se trata de un presidente populista en un partido que no lo es, y ser populista significa dar a tus votantes beneficios”. Hay tres áreas en las que presidente y republicanos encuentran divergencias de ideología. Hablamos, por ejemplo, del proteccionismo en el que se ha embarcado Trump, y que choca con el libre comercio abrazado por los republicanos, o el citado plan de infraestructuras. Éste es, después de abolir el Obamacare y reducir los impuestos a las empresas, la tercera prioridad del nuevo gabinete.

Más allá de sus fronteras, las relaciones con China y el riesgo de una guerra comercial son factores de riesgo que, según Wescott el mercado está infravalorando, y que se suman a la amenaza de ruptura diplomática con China y la amenaza de avance militar en las islas del Pacífico. “Si entran en una guerra comercial todo el mundo saldrá perjudicado, incluido Europa”. El experto apunta que, más allá del papel de agitador de la nueva administración y su discurso anti-China, tendrán que negociar.

Francesco Sandrini lleva el foco a la inversión de activos en general, y al cambio de ciclo que se está produciendo en los mercados, en particular. “Durante años las bolsas estuvieron impulsadas por valoraciones, y éstas a su vez impulsadas por las bajadas de tipos, el efecto de un euro débil o la caída de los precios de las materias primas”, señala, “Ahora toca centrarse más en los ingresos. El aumento de los ingresos sin subidas excesivas -o subidas controladas- de tipos de interés son buenas noticias para la renta variable, a pesar de que las valoraciones están caras cerca de sus máximos”. Pero hay oportunidades en activos de riesgo, señala Sandrini, concretamente renta variable de EE.UU. y Japón, justificado por un crecimiento más sólido del bloque desarrollado; en crédito, siendo selectivos en desarrollados y con oportunidades en emergentes; así como en materias primas ligadas al ciclo económico.  Negativos en cambio en duración y en deuda de gobiernos.

¿Qué toca vigilar este año? Desde una perspectiva global todo empieza en la política monetaria: desde la divergencia entre bancos centrales tendrá efectos en el mercado de activos al éxito que se tenga en su normalización. Y de ello dependerá la evolución de la inflación. Por países, en EE.UU. será importante también disipar las dudas sobre los planes de la nueva administración de Trump y su política exterior.

En Europa, la incertidumbre llegará de la mano de las negociaciones del Brexit y las citas electorales que irán dibujando el futuro del euro en el largo plazo. Aunque la receta la extiende Wescott: “crear empleo”, afirma, ““Reducir el desempleo es imperativo para el futuro de Europa”. Pero la principal amenaza, señala Sandrini, es la política monetaria en tanto que al final de este año empezará el debate sobre la retirada de estímulos por parte del BCE. El riesgo está en que se traslade al sector financiero o que repunten los tipos de interés”.