Los riesgos de reducir la exposición a renta variable en estos momentos

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Jason Briscoe, Unsplash

Los mercados globales de renta variable sufrieron en apenas un mes un desplome dramático con la propagación del coronavirus, causando convulsiones sociales y económicas, cuyos efectos pueden durar muchos años. El impacto en las bolsas ha sido muy fuerte, con desplomes muy abultados que pasarán a la historia por su velocidad. “Históricamente, los mercados bajistas duraban de media 298 días. En esta ocasión ha sido de apenas 33 días. Es una intensidad brutal, jamás vista”, destaca Sophie del Campo, directora general de Natixis IM para Iberia, Latinoamérica y Estados Unidos Offshore en una entrevista con FundsPeople.

Tal y como explica, el hecho de que la caída haya sido tan vertical tiene muchas implicaciones de cara a los inversores, quienes apenas han tenido tiempo para tomar decisiones. “El mercado ha ido más rápido. Ninguno de los activos han podido escapar a los números rojos. Ni siquiera el oro o la deuda pública. La cuestión, por tanto, está en no tomar decisiones precipitadas que conduzcan a perderse el rebote”, subraya. Porque, al final, el mercado ha rebotado y lo ha hecho a una velocidad igualmente muy rápida, algo que por otra parte empieza a ser cada vez más habitual.

“En los últimos años, después de correcciones muy bruscas, por lo general se han producido recuperaciones muy rápidas. Esto lo vimos sin ir más lejos el último trimestre de 2018. Fue un periodo muy duro para los mercados y aquellos inversores que capitularon y vendieron no vieron los frutos de la recuperación de 2019. Son mensajes que van calando”, revela Aitor Jauregui, responsable de BlackRock para Iberia, en una entrevista con FundsPeople. Es normal que muchos inversores, con una recesión mundial en ciernes, puedan querer reducir su exposición a renta variable, sobre todo tras haber recuperado buena parte de las pérdidas. Sin embargo, hacerlo en esta coyuntura conlleva riesgos.

“Como muestra la historia, una vez que las recuperaciones se arraigan son por lo general muy potentes. La mayoría de los inversores lo entienden, pero las noticias sobre la propagación del coronavirus y sus efectos minan naturalmente su confianza y siguen temiendo una corrección más profunda”, reconoce Steve Huguenin-Virchaux, especialista de estrategias de rentabilidad absoluta de Pictet AM. La buena noticia es que, bien haya sido porque la velocidad de la caída no les ha dado tiempo a reaccionar, por su mayor tolerancia al riesgo o por el propio miedo a perderse el rebote, los inversores han movido muy poco sus carteras.

Una recesión muy singular que obliga a ser analizada de una forma muy distinta

Un aspecto importante es que cada recesión presenta sus particularidades. No hay dos iguales. Y esta que se avecina va a ser especialmente singular, ya que la actividad se apaga por la propia voluntad de los gobiernos para hacer frente a la pandemia. Eso hace que esta crisis sea muy diferente a la de 2008. “Entonces, el epicentro estaba en el sector financiero. Ahora el sector ejerce de amortiguador. Es otro indicador de que esta crisis debe ser analizada de forma muy distinta. En esta ocasión la recuperación va a depender de la capacidad de los gobiernos para contener el virus y para recuperar la normalidad de la actividad”, destaca Del Campo.

Son muchos los que consideran que el mercado no está poniendo en precio el shock en la actividad y la confianza que tendrán lugar después de que haya pasado la curva del coronavirus. La convicción de muchos inversores es que, como ocurrió en 2008, terminará asumiendo los costes económicos de largo plazo y sería entonces cuando veríamos otro movimiento de aversión al riesgo que provocaría nuevas caídas, exactamente igual que lo que ocurrió en 2008. En aquella crisis como en la actual la respuesta tanto de gobiernos como de bancos centrales ha sido contundente, si bien en esta ocasión mucho más rápida (Monex Europe ha elaborado un informe en el que recopila y actualiza todas las medidas aprobadas por los distintos países: puede acceder a él a través del siguiente link). Eso es lo que parece haber motivado el rebote.

"Son periodos de estrés y mucha volatilidad, pero para un cliente que quiera construir una cartera a largo plazo podría ser un buen momento para invertir", asegura Lucía Catalán, directora general de Goldman Sachs AM para Iberia y Latinoamérica en una entrevista con FundsPeople.

Por ahora, el mercado está dando credibilidad a los medidas implementadas por los bancos centrales y los gobiernos. "Si bien no podemos saber dónde está el suelo del mercado, sí podemos estar atentos a cómo reaccionan a la publicación de los distintos índices económicos y de confianza que se irán dando a conocer sobre el impacto en la actividad, datos que con toda seguridad serán malos. Si los mercados responden a ellos con tibieza, podría ser señal de que las noticias negativas podrían estar descontadas ya y, por lo tanto, ser momento para volver a ser constructivos", resalta Domingo Barroso, director de Ventas de Fidelity International en un webminar organizado por FundsPeople.

La alternativa a irse de la renta variable

Para Stefan Rondorf, miembro del equipo de mercados de capitales de Allianz Global Investors, “en las últimas semanas ha habido una reducción de los potenciales riesgos bajistas: la pandemia se propaga más lentamente por las duras restricciones; los bancos centrales han reducido el peligro de conmociones descontroladas en el sistema financiero, y el riesgo de un desplome total del precio del petróleo también se ha moderado”. Aunque quizás ello no sean razones suficientes para ser especialmente optimistas sobre la evolución de las bolsas, ello no quiere decir que la solución sea salir del mercado. Lo más probable es que la clave esté en el tipo de compañías en las que invertir en este entorno.

Tal y como recuerdan desde Fidelity, a las empresas se les someterá a exámenes para determinar si cuentan con balances adecuados y si son capaces de soportar perturbaciones en la demanda y el fondo de maniobra. “Podría darse un proceso de transferencia de activos desde las posiciones débiles a las más fuertes, que es un rasgo normal de un mercado bajista, así como un cambio de liderazgo general en el que los valores de gran capitalización batan a los de pequeña y mediana capitalización debido a dificultades derivadas de la liquidez, un factor que no ha afectado a los mercados durante algún tiempo por la sensación de que los bancos centrales acudirán al rescate”, aseveran.

Y en ese proceso de criba y selección podría estar la clave porque quizás, ahora sí, un análisis sosegado sobre qué sectores van a salir mejor y peor paradas de esta crisis económica sea una buena alternativa cuando se lleven a cabo los procesos de revisión y reposicionamiento de carteras.

Es a lo que apunta Philip May, director de Soluciones de Ingresos de Jubilación de Capital Group, quien recuerda que "cualquier cambio drástico en la posición como inversor en el entorno actual puede resultar costoso. Quizá sea preferible hacer las cosas gradualmente, o esperar a que haya más estabilidad. La liquidez de los mercados puede ser baja en este entorno, lo que hace que las transacciones puedan resultar más caras. También es fácil dejarse influir excesivamente por el sentimiento del mercado, lo que hace que tomar decisiones con consecuencias a largo plazo sea especialmente difícil en momentos como este”, destaca.

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Por ahora, los flujos continúan regresando a través de la mayoría de las clases de activos, con entradas considerables en renta variable y crédito, aunque no en mercados emergentes ni en préstamos. No obstante, los flujos hacia el mercado monetario también continúan, lo que, según Esty Dwek, responsable global de Estrategia de Mercados de Natixis IM, indica que "aún no está todo claro".