Casi un mes después de que Barack Obama fuese reelegido presidente de Estados Unidos para los próximos cuatro años, la incertidumbre que hasta entonces generaba sobre los mercados financieros la duda de saber quién sería el futuro inquilino de la Casa Blanca se traslada ahora al riesgo de que el país caiga en el tan temido abismo fiscal (fiscal cliff). A juzgar por el comportamiento de los mercados tras las elecciones del 6 de noviembre, la victoria del candidato demócrata parece haber calmado los ánimos. No obstante, la confianza de los inversores parece escasa, al percibirse lejano un acuerdo que vaya en la línea de dar una solución consistente al problema de la deuda estadounidense.
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