¿Alcanzar los objetivos de net zero? Indispensable un esfuerzo global, especialmente de los rezagados

Daniel Pingarrón_noticia
Firma: cedida (Natixis IM).

TRIBUNA de Daniel Pingarrón, Sales manager, Natixis IM. Comentario patrocinado por Natixis Investment Managers.

Diseñar políticas climáticas, tanto para empresas como para inversores, con las que aprovechar los mecanismos del mercado puede tener un impacto sustancial en el objetivo común de mantener el calentamiento global dentro de los límites establecidos en el Acuerdo de París. Pero, para que estas políticas e iniciativas funcionen, todos debemos comprender sus limitaciones e inconvenientes.

Cuando los inversores aplican estrategias de bajas emisiones de carbono, modifican la composición de sus carteras en comparación con los índices de referencia. Por lo tanto, para cualquier desviación de la cartera debe haber un inversor dispuesto a adoptar la posición contraria. Así, desde un punto de vista agregado, sólo cambia el accionista de la empresa, permaneciendo en el mercado sus emisiones de carbono.

Los defensores de este tipo de enfoques señalan el hecho de que cuando el capital fluye de las empresas con altas emisiones de carbono a las que tienen bajas emisiones, esto debería tener un impacto en el coste del capital y en las condiciones de financiación de las empresas que sufren desinversiones por los inversores, empujándolas a mejorar sus credenciales climáticas para atraer a los inversores preocupados por el clima.

Pero los consumidores no pueden cambiar fácilmente de los productos y servicios con alto contenido en carbono a los más eficientes con la facilidad necesaria. Por lo tanto, para reducir el impacto ambiental a nivel agregado, todas las empresas, y especialmente las rezagadas, deberían reducir su impacto ambiental. Pero ¿en qué medida reducirá el mercado su intensidad de carbono si los rezagados fueran capaces de reducir la suya, por ejemplo, al nivel medio de su grupo o sector?

En Ossiam, gestora afiliada de Natixis IM, monitorizan las empresas del índice MSCI ACWI y medimos la intensidad total de carbono de varias carteras regionales para que, en el hipotético caso de obtener los peores resultados, fueran capaces de igualar el rendimiento del mejor percentil 25, 50 o 75 de su sector. Es importante subrayar que, en este escenario, se pretende reducir la intensidad total de carbono sin eliminar empresas de la cartera. El mayor esfuerzo debe venir de las empresas sin las cuales nuestras economías no pueden funcionar y, sin embargo, necesitan reducir drásticamente su impacto medioambiental. Conseguir reducciones masivas en los índices de los mercados de renta variable mundiales es un gran reto si no permitimos las exclusiones y la infra ponderación de determinas compañías y sectores.

Lamentablemente, esta es la única manera de garantizar que nuestras economías se alineen con el Acuerdo de París. La exclusión es una poderosa herramienta para que los inversores fomenten el cambio. En los últimos años, los inversores han empezado a integrar los riesgos climáticos en sus carteras, principalmente a través de objetivos climáticos medibles. Entre los diversos enfoques que se han desplegado, sobre todo a través de fondos de inversión de reciente creación, el más popular es el de la reducción de la huella de carbono. En su forma general, el objetivo es reducir la huella de carbono de la cartera (u otras métricas relacionadas con el clima), normalmente en un umbral predefinido y en relación con un punto de referencia.

El objetivo se consigue mediante una combinación de exclusiones y cambios en la ponderación de los valores del universo de inversión: los valores cuya huella de carbono es especialmente elevada se eliminan o se reduce significativamente su ponderación con respecto al índice de referencia; en cambio, los valores con baja huella de carbono se sobreponderan. Los enfoques más sofisticados combinan el mecanismo de reducción de las emisiones de carbono con otras características (como restricciones o umbrales mínimos) o establecen la alineación de la temperatura de la cartera con escenarios climáticos ambiciosos.

En resumen, aunque la mayoría de las empresas de los índices de referencia mundiales ya están posicionadas para alinearse con un escenario de 2°C, esto no es necesariamente el resultado de programas de reducción de GEI ni de compromisos con el SBTi, sino sólo las consecuencias de su papel en la economía. Dicho de otro modo: como los puntos de referencia mundiales se han expuesto más a ciertos sectores que son naturalmente bajos en carbono (tecnología de la información, servicios de comunicación, instituciones financieras, atención sanitaria, medios de comunicación, etc.), mientras que las empresas de alto impacto en carbono se han reducido o se han convertido en privadas, es posible que el aprovechamiento de los mercados públicos para reducir la huella de carbono mediante inversiones bajas en carbono resulte menos eficaz de lo esperado.