Las 10 reglas de oro: baja intensidad en capital y altos retornos sobre el capital invertido (7/10)

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Cedida por Seilern Investment Management

TRIBUNA de Tassilo Seilern, CEO y head of Research, Seilern Investment Management. Comentario patrocinado por Seilern Investment Management.

En artículos anteriores hemos aludido a que nuestras 10 reglas de oro pueden en grandes líneas encuadrarse en dos grupos. Por un lado, están aquellas que tratan sobre el crecimiento y por otro, están aquellas dirigidas a reducir el riesgo de incurrir en una perdida permanente de capital. El hecho de que un negocio sea poco intensivo en capital y que a su vez genere altos rendimientos hace que esta regla de oro en concreto pueda encajar en ambos grupos.

Una de las razones por las que hacemos tanto hincapié en el hecho de que un negocio sea poco intensivo en capital y a su vez rentable es porque esto facilita que las compañías mantengan su balance sano y libre de deuda. Para que las compañías puedan hacer esto, en primer lugar, tienen que evitar incurrir en pérdidas y, asimismo, asegurar que pueden financiar su crecimiento a través de otros medios distintos a la deuda. Esto puede llevarse a cabo o bien generando los suficientes flujos de caja para cubrir las necesidades de capital de la compañía, o si este no fuera el caso, a través de ampliaciones de capital. Por razones obvias, la primera opción es claramente la preferible.

Para que una compañía no solo pueda evitar incurrir en pérdidas, sino que a su vez pueda generar suficientes recursos para poder crecer, esta tiene que ser rentable y a su vez generar caja, dos hechos que muchas veces no van de la mano. Además de esto, también ayudará si el negocio requiere de poco capital para crecer. Mientras menores sean las necesidades de capital de un negocio, menor será la caja requerida por ese negocio para crecer y para financiar el día a día sus operaciones y, por tanto, menor será la probabilidad de que este necesite recurrir a deuda.

La capacidad de evitar recurrir a deuda es uno de los beneficios que supone que el negocio sea poco intensivo en capital, pero no es el único. Además de esto, aquellos negocios que puedan reinvertir su capital generando altos rendimientos de manera sostenible, crearan más valor a lo largo del tiempo para sus accionistas.

Una compañía logra crear valor si es capaz de obtener un retorno sobre su capital superior a su coste de capital. Aunque los componentes de esta afirmación pueden discutirse con gran amplitud, el principio subyacente es relativamente simple. Cuando una compañía tiene que elegir como invertir su demasía de capital puede hacer principalmente dos cosas: o bien reinvertirlo en el negocio, o bien invertirlo externamente, donde se esperaría que la compañía generara unos retornos al menos equivalentes a su coste de capital. Para que tenga sentido que la compañía invierta su capital internamente, el equipo directivo deberá asegurarse de que puede obtener unos retornos superiores a los que obtendrían si invirtieran el capital externamente, incurriendo en un nivel de riesgo similar. Mientras mayor sea la diferencia entre invertir el capital internamente y el potencial retorno exterior, mayor será el valor que la empresa está creando.

Es, por tanto, razonable afirmar que mientras más alto sea el retorno sobre el capital invertido que un negocio pueda lograr, más fácil será para su equipo directivo cruzar ese umbral y por lo tanto crear valor. Esta es una de las razones por la que tener un retorno sobre el capital invertido alto es tan conveniente. Mientras más tiempo sea capaz una compañía de lograr esto, mejor, ya que es realmente cuando se beneficiará de la capitalización compuesta de sus retornos.

Los hechos hablan por sí mismos. Tomemos el ejemplo de dos negocios, uno que en grandes líneas represente la compañía media de nuestro universo de inversión (Compañía A), y otro que represente la compañía media no financiera del S&P500 (Compañía B).

La Compañía A es capaz de generar un retorno sobre el capital del 20%, reinvirtiendo el 55% de ese retorno en su negocio, y pagándole la diferencia (el 45%) al accionariado en forma de dividendos. Después de 10 años, la combinación del alto retorno sobre el capital y la alta tasa de reinversión llevara a un crecimiento de beneficios del 186%, o un 11% anualizado. Por el otro lado, la Compañía B genera un retorno sobre el capital del 11%, y decide pagar una gran parte de su retorno, el 79%, en dividendos, dejando solo un 21% para reinvertir en su negocio.

Esto es aproximadamente lo que la media de compañías no financieras del S&P500 hacen. La Compañía B solo vería crecer sus beneficios un 27% en el mismo periodo, o un 2% anualizado. Puesto de otra manera, si ambas compañías están ganando $10 este año, la Compañía B estaría ganando $12,7 después de 10 años, mientras que la Compañía A estaría ganando $28,4. Para un negocio, la mejor manera de beneficiarse de las bondades que brinda la capitalización compuesta es reinvertir todo lo que pueda en el propio negocio a unos rendimientos mientras más altos mejor. Estas son las compañías que realmente buscamos para nuestro universo de inversión.

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La capitalización compuesta es un instrumento muy poderoso que puede hacer maravillas para quienes tengan la paciencia necesaria para poder beneficiarse de sus cualidades. La dificultad, sin embargo, yace en una ejecución correcta de la estrategia. Para que una compañía tenga una mayor probabilidad de poder reinvertir sus beneficios a unos retornos altos a lo largo del tiempo y, por tanto, beneficiarse de los frutos que nos brindará la capitalización compuesta, tienen que darse las condiciones adecuadas. Es aquí, donde entran en escena nuestras 10 reglas de oro. Y es que, una compañía líder en su industria, con un negocio escalable, que opere en una industria que crece de manera estructural y que además tenga una ventaja competitiva sostenible y un negocio diversificado, tendrá muchas más probabilidades de poder reinvertir de manera continuada las ganancias de su negocio a unos retornos similarmente altos. Sin embargo, si estos factores fallan, es mejor estar preparados, y la siguiente línea de defensa es un balance fuerte, tema sobre el que trataremos en nuestro próximo artículo.

Fuentes y notas:
1 Media de dividendos y dividendos extraordinarios repartidos por las compañías no financieras del S&P 500 usando como fuente Factset.