Best in Class, Compromiso y Diálogo Accionarial; más allá de la exclusión para influir y aportar rentabilidad

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Cedida por Amundi

TRIBUNA de Julie Fardoux, responsable de Relaciones Externas ESG de Amundi. Comentario patrocinado por Amundi.

La concienciación sobre la sostenibilidad está creciendo a todos los niveles de forma clara y unánime. En los últimos años, ha habido iniciativas y avances regulatorios y políticos; como el Plan de Acción de la Comisión Europea, COP 21 o los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. La demanda ha aumentado, siendo una prioridad para muchos inversores que buscan no solo rentabilidad financiera, sino una mejor gestión de los riesgos y una contribución a la sociedad. La tendencia alcista es clara entre inversores institucionales, pero también existe una mayor concienciación del inversor particular.

La inversión responsable es amplia y abarca muchos conceptos (ESG, ISR, fondos temáticos, verdes, de impacto social…). Se puede llevar a cabo de diversas maneras, según las motivaciones detrás de la misma. Puede tener un enfoque de “valor” (motivado por consideraciones éticas o morales); de “riesgo” (con el fin de lograr una mejor gestión del riesgo reputacional, operativo, financiero o regulatorio), de “retorno” (para aprovechar oportunidades financieras, como las relacionadas con la transición energética); o un enfoque de “deber” (en línea con la obligación fiduciaria del inversor, sus obligaciones legales o creencias, como en el caso de entidades sin ánimo de lucro).

Para responder a necesidades motivadas por estos cuatro enfoques, las firmas de gestión ofrecemos diferentes soluciones que pueden combinarse entre sí.

La estrategia de exclusión consiste en un enfoque basado en normas; excluyendo emisores (aquellos que no respeten ciertas normas o convenios internacionales), o sectores (combustibles fósiles, petróleo, armas o tabaco, por ejemplo). Puede ser una herramienta eficiente para reflejar una convicción, pero también excluye la posibilidad de influir en la compañía o sector.

El enfoque “best in class” elegido por Amundi consiste en seleccionar aquellas compañías que mejor gestionan sus riesgos y oportunidades ESG en cada sector. Conocida como “screening positivo”, implica elaborar un rating según criterios ESG. Este análisis ESG de Amundi se realiza en torno a 36 criterios, de los cuales 15 son genéricos (como consumo de energía, emisión de CO2 o condiciones de trabajo) y 21 son específicos del sector en cuestión (por ejemplo: un marketing responsable en la industria farmacéutica). Así, cubrimos más de 6.000 emisores, combinando un enfoque cuantitativo (proporcionado por 9 agencias de calificación extrafinanciera) y cualitativo (para el que contamos con 12 analistas específicos de ESG).  Este rating ESG se utiliza para sobre o infra-ponderar a las compañías, de forma que se puede invertir en todos los sectores eligiendo a las compañías mejor calificadas y pudiendo influir en las mismas.

Ser un gestor comprometido significa ejercer nuestra capacidad de influencia en comportamientos de cara al futuro, comprometiéndonos con un diálogo accionarial constructivo y ejerciendo los derechos de voto en las juntas generales. El “engagement” o compromiso como accionistas es una palanca fundamental como inversor responsable. Así, Amundi asiste a 2.900 juntas generales cada año y tramita más de 32.000 resoluciones al año. Este dialogo puede beneficiar a ambas partes, dando a las empresas la capacidad de mejorar sus practicas midiéndose frente a los estándares de la industria y permite al accionista gestionar mejor los riesgos y oportunidades de inversión.

Amundi asiste a 2.900 juntas generales cada año y tramita más de 39.000 resoluciones al año (datos de 2018)

También la inversión temática da respuesta a aquellos inversores que buscan convertir el riesgo ESG en rentabilidad a largo plazo, combinando rentabilidad con un impacto concreto positivo. Permiten enfocarnos en cuestiones medioambientales concretas a través de soluciones específicas (low carbon, green bonds....), o de impacto social, que ofrecen impacto medible contribuyendo al desarrollo económico.

Amundi, un socio responsable

Por su tamaño en términos de activos gestionados Amundi tiene un papel importante en los mercados financieros al convertir la integración ESG en un proceso transversal.

La inversión responsable ha sido uno de los pilares fundamentales de Amundi desde su creación en 2010. Somos firmantes de los PRI de la ONU desde 2006; fuimos pioneros analizando e integrando los factores ESG; nuestro proceso ISR fue certificado por AFNOR en 2013; contamos con una política de voto orientada a incentivar prácticas sostenibles y la alineación de intereses de emisores y sociedad; y publicamos “Engagement Reports” desde 2014. Formamos parte de alianzas con el Banco Mundial o EDF entre otras para la creación de fondos dedicados que abordan especialmente el cambio climático y la transición energética.

Amundi gestiona hoy cerca de 280.000 millones de euros en ISR, casi el 20% de los 1,4 billones de euros que gestionamos a nivel global[1]. La totalidad de nuestros activos en gestión activa excluye las compañías que no cumplen las convenciones internacionales o regulaciones nacionales[2]; las de peor calificación ESG (G según el análisis de Amundi)[3] y ciertas emisiones intensivas en carbono[4].  

Pero queremos ir más allá

Conscientes de nuestra misión de canalizar y asignar el ahorro teniendo en cuenta el interés general, Amundi lanzó a finales de 2018 su Plan de Acción 2021, basado en las siguientes líneas de acción:

La política ESG de Amundi y sus prácticas de voto se aplicarán al 100% de la gestión de sus fondos a final de 2021. Todos los fondos de gestión activa ofrecerán un rating ESG superior al de sus índices o universos de referencia y las clases de activos poco cubiertas por la ISR (emergentes, high yield o small y mid caps) incorporarán plenamente el análisis ESG. Los activos ESG en gestión pasiva se duplicarán hasta al menos los 70.000 millones de euros. Además, Amundi tendrá en cuenta de forma sistemática el rendimiento ESG en su diálogo con los accionistas, emisores y en su política de voto.

Amundi reforzará sus actividades de asesoramiento para sus clientes institucionales para apoyarles en sus iniciativas ESG e implementará iniciativas innovadoras; doblará la inversión en iniciativas relacionadas con el medio ambiente y con un fuerte impacto social, incrementando el volumen de fondos temáticos hasta los 20.000 millones de euros.

Reforzará el compromiso con las compañías sociales, incrementando la inversión en la economía social y solidaria desde los 200 millones de euros actuales hasta alcanzar al menos los 500 millones de euros en 2021.

Nuestra elección por la inversión sostenible se basa por tanto en dos convicciones: la necesaria responsabilidad de las compañías, las sociedades gestoras y los inversores hacia la sociedad; y el hecho de que las políticas de inversión responsable son también garantía de rentabilidad financiera a largo plazo.

 


[1] A cierre 2018

[2] Minas anti-persona, bombas de racimo, armas químicas, biológicas y con uranio empobrecido

[3] Asignamos un rating ESG a todas las emisiones en una escala de la A a la G. Los emisores “G” son excluidos de todas las carteras gestionadas por el grupo.

[4] Excluimos emisores cuyo 25% de sus ingresos deriva de minería de carbón o producen más de 100 mill. de toneladas de carbón cada año.