TRIBUNA de Derek Ip, asociado sénior y analista del equipo de Inversión Responsable; Vicki Bakhshi, directora del equipo de Inversión Responsable; y Pieter van Stijn, director del equipo de Inversión Responsable, BMO Global AM. Comentario patrocinado por BMO Global AM.
TRIBUNA de Derek Ip, asociado sénior y analista del equipo de Inversión Responsable; Vicki Bakhshi, directora del equipo de Inversión Responsable; y Pieter van Stijn, director del equipo de Inversión Responsable, BMO Global AM. Comentario patrocinado por BMO Global AM.
El nuevo consejero delegado de BP, Bernard Looney, ha hecho público su firme compromiso para lograr que las operaciones de la empresa generen cero emisiones netas en 2050, como parte de sus aspiraciones para la gran petrolera. Este compromiso tiene como objetivo dar respuesta a la clásica pregunta de si las empresas del sector del gas y el petróleo pueden transformarse para afrontar la transición hacia un mundo de energía baja en carbono.
En nuestra opinión, se trata de un compromiso comparable al de otras grandes compañías petroleras internacionales como Shell, que el año pasado se comprometió a reducir a la mitad su huella de carbono neta para 2050. Nos parece esencial que las empresas del sector encuentren la forma de comunicar sus compromisos de forma uniforme, por ejemplo, comparándolos con los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.
La decisión de BP amplía aún más la brecha entre las empresas europeas, que han dado pasos más decisivos (por ejemplo, Equinor y Total han realizado importantes inversiones en energías limpias y Repsol ha fijado su propio objetivo de cero emisiones netas) y las compañías de gas y petróleo en el resto del mundo que, en gran medida, siguen operando como siempre. A pesar de los esfuerzos conjuntos de los inversores a través de la iniciativa Climate Action 100+, las grandes energéticas estadounidenses como Exxonmobil y Chevron apenas han variado sus estrategias empresariales básicas y aún no han establecido objetivos de largo plazo alineados con el Acuerdo de París.
Para nosotros, la pregunta clave como inversores es cómo implementará BP su compromiso, sobre el que el equipo directivo dará más detalles en septiembre de 2020. Creemos que cumplir con el objetivo fijado exigirá evaluar en profundidad la huella de carbono de todos los aspectos de las operaciones de BP, con el fin de resistir la tentación de seguir ampliando sus activos de gas y petróleo para obtener beneficios a corto plazo.
Esperamos que la compañía descarbonice su estrategia de negocio todo lo posible y evite depender de forma excesiva de compensaciones de carbono potencialmente costosas para alcanzar su objetivo de cero emisiones netas. Este planteamiento requiere un cambio inmediato y urgente tanto en los planes de investigación y desarrollo como en el gasto de capital. Los avances de BP en estas áreas se ralentizaron significativamente tras las dificultades con las que se topó su estrategia Beyond Petroleum (Más allá del petróleo) en la década de los 2000, por lo que se encuentra rezagada con respecto a otras empresas del sector como Total, que ha desarrollado uno de los negocios de energía solar más grandes del mundo.
Llevamos dos décadas trabajando con BP, tanto a nivel individual como a través de iniciativas de colaboración como Climate Action 100+, con cerca de 200 reuniones, llamadas, correos electrónicos y cartas. Creemos que el nuevo equipo directivo realmente está decidido a cumplir con su compromiso de generar cero emisiones netas de carbono, y que pueden lograrlo. Deseamos obtener más detalles sobre su estrategia de descarbonización y mantendremos el diálogo constructivo con el equipo directivo para asegurarnos de que BP se sitúa a la vanguardia de la transición hacia energías bajas en carbono.
Algunas de las medidas que recomendamos incluyen:
El compromiso de BP para lograr una huella de carbono cero en 2050
Puede obtener más información sobre este tema (en inglés) en la página web de BP Net Zero by 2050.