TRIBUNA de Charlotte Nisbet, analista de Gobierno Corporativo e Inversión Responsable, y Ama Seery, analista ESG del equipo de Renta Variable Sostenible Global, Janus Henderson Investors. Comentario patrocinado por Janus Henderson Investors.
TRIBUNA de Charlotte Nisbet, analista de Gobierno Corporativo e Inversión Responsable, y Ama Seery, analista ESG del equipo de Renta Variable Sostenible Global, Janus Henderson Investors. Comentario patrocinado por Janus Henderson Investors.
La mayoría de consumidores no son conscientes de que la industria de la moda es una de las más nocivas para el medio ambiente: su uso intensivo de energía y agua lo convierten en un sector cada vez menos sostenible. Cada segundo, el equivalente a un camión de basura cargado de prendas acaba en el vertedero o incinerado y se calcula que cada año se pierde en torno a 500.000 millones de dólares en ropa que casi no se utiliza o que no se recicla (1).
El problema no ha hecho más que empeorar con los años por el auge de las tiendas de fast fashion (moda rápida), convertidas en pieza fundamental del consumo de moda actual: mayor oferta de ropa, con más frecuencia y a un precio mucho más bajo. El impacto negativo en el medioambiente arroja sombras sobre la fast fashion, lo que no es ninguna sorpresa, puesto que el sector supone aproximadamente el 10% de las emisiones mundiales de gas de efecto invernadero, más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos(2).
Sin embargo, hay muchas oportunidades interesantes para invertir en marcas y tecnologías que se están adaptando y situando la sostenibilidad en el núcleo de sus modelos de negocio. El brote de COVID-19 y la manera en que las empresas saldrán de la crisis constituyen ahora un objetivo principal para los inversores y la adaptación de este sector será determinante para abordar algunas de sus prácticas y minimizar así el impacto en el medioambiente.
El futuro del comercio minorista: ¿la reventa?
La fast fashion ha creado el modelo de extraer, producir y desperdiciar, que está profundamente arraigado en las sociedades globales actuales. Se estima que la producción prácticamente se ha duplicado en los últimos 15 años, con una correlación directa en la disminución de uso por prenda de ropa. A su vez, esto ha contribuido a la trayectoria medioambiental negativa del sector, que podría usar más del 26% del presupuesto mundial de carbono para el año 2050, según la Ellen MacArthur Foundation.
El mercado de reventa es una tendencia que ha ido sorprendentemente en aumento en los últimos 10 años y que parece combatir algunos de los problemas de usar y tirar. El mercado de ropa de segunda mano en EE.UU. ascendió a 24.000 millones de dólares en 2018 y la tienda de segunda mano por Internet thredUP ha estimado que el valor del mercado alcanzará los 51.000 millones en 2023.
El mercado de reventa de zapatillas deportivas ha crecido especialmente. Según el banco de inversión Cowen & Co., su valor estimado en Norteamérica asciende a 2.000 millones de dólares en 2019 y 6.000 millones en 2025. Esto apunta al diseño y la producción de ropa y calzado de mayor calidad por parte de Nike y Adidas, que puedan ofrecer a clientes y empresas una oportunidad atractiva de vender productos, en lugar de considerarlos artículos de usar y tirar, lo que contribuye a los problemas de desperdicio que vemos actualmente en el sector.
Crear un modelo de negocio circular
Muchas empresas ya han asumido el reto y han liderado el cambio en sus modelos de negocio para intentar hacer productos más sostenibles. En el marco del análisis Ambiental, Social y de Gobierno Corporativo (ASG) de la estrategia Global Sustainable Equity, analizamos el ciclo vital de un producto de la empresa y cómo tratan de utilizar un modelo de economía circular. En nuestra temática calidad de vida, actualmente invertimos en prendas y artículos deportivos de compañías como Adidas y Nike, dos de las marcas de reventa más populares.
Las prendas que producen animan a la gente a adoptar estilos de vida saludables y activos, lo que es fundamental para la salud y el bienestar de las personas. Creemos que el diseño de productos y las tecnologías patentadas de alta calidad de Adidas y Nike son factores fundamentales del gran valor de marca y fidelidad del cliente. Estas compañías han invertido en investigación y desarrollo (I+D) y tecnología para desarrollar modelos de negocio más circulares. Seguimos interactuando con ellas para entender cómo prevén invertir para crear productos más sostenibles y cómo se esfuerzan para alcanzar sus ambiciosos objetivos de sostenibilidad, lo que será cada vez más importante cuando se reanude la producción una vez se relaje el confinamiento global.
Adidas ha trabajado para incrementar el uso de materiales más sostenibles en su producción y productos, orientándose hacia soluciones de circuito cerrado. La compañía anunció que, a partir de 2024, solo utilizará poliéster reciclado en cada producto y cada aplicación para los que exista una solución. El lanzamiento de Futurecraft Loop, la primera zapatilla deportiva totalmente reciclable, está previsto para 2021.
Nike, por su lado, ha trabajado de forma similar para crear un modelo de negocio más circular con muchos de sus productos principales, utilizando materiales reutilizados. Todo el hilo de poliéster principal de las zapatillas Flyknit de Nike es 100% poliéster reciclado, cuyo uso ha evitado que más de 4.000 millones de botellas de plástico vayan a parar al vertedero. La sostenibilidad no es una nueva tendencia para Nike: en 1992 se creó Nike Grind, por la que el excedente de material de producción y calzado deportivo se utiliza para crear nuevo calzado, prendas y superficies deportivas.
Una responsabilidad colectiva
Los inversores encuentran numerosos obstáculos en el sector del comercio minorista, el cual se enfrenta al endurecimiento de la normativa, el escrutinio sobre los desperdicios textiles y el aumento de los costes de las materias primas, factores que inciden en los beneficios. Sin embargo, si el sector lograr resolver tanto los problemas medioambientales como los sociales, podría liberar más de 170.000 millones de valor no explotado cada año(3).
Como consumidores, podemos actuar de forma responsables mostrando a los comercios que queremos ropa y calzado producidos de forma sostenible y, como inversores, podemos actuar de forma responsable eligiendo las mejores acciones de su clase, que priorizan los modelos de negocio circulares e innovan para crear un entorno comercial más sostenible.
Aspectos destacados
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La industria de la moda es una de las más nocivas para el medioambiente, pues supone hasta el 10% de las emisiones mundiales de gas de efecto invernadero.
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Varias grandes compañías están cuestionando el modelo de extraer, producir y desperdiciar, reutilizando y revendiendo prendas que ya no queremos. En efecto, el mercado de reventa de zapatillas deportivas ha crecido, con un valor estimado de 2.000 millones de dólares en 2019 y de 6.000 millones para el año 2025.
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Adidas y Nike han invertido en el desarrollo de modelos circulares para hacer sus productos más sostenibles y tienen previsto lanzar la primera zapatilla deportiva totalmente reciclable en 2021.
Notas:
(1) Ellen MacArthur Foundation, A new textiles economy: Redesigning fashion’s future, (2017, http://www.ellenmacarthurfoundation.org/publications).
(2) PNUMA, Fashion’s tiny hidden secret (2019, https://www.unenvironment.org/news-and-stories/story/fashions-tiny-hidden-secret).
(3) BCG y Global Fashion Agenda, Pulse of Fashion Industry, 2017, https://globalfashionagenda.com/wp-content/uploads/2017/05/Pulse-of-the-Fashion-Industry_2017.pdf.
Este documento recoge las opiniones expresadas por el autor en el momento de su publicación y podrían ser diferentes de las de otras personas y otros equipos de Janus Henderson Investors. Los sectores, los índices, los fondos y los valores que se mencionan en este artículo no constituyen ni forman parte de ninguna oferta o invitación para comprarlos o venderlos. La rentabilidad pasada no es indicativa de rentabilidades futuras. El valor de las inversiones y las rentas derivadas de ellas puede disminuir y aumentar y es posible que los inversores no recuperen la cantidad invertida inicialmente. La información recogida en este artículo no reúne las condiciones para considerarse recomendación de inversión.
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