Cómo el COVID ha afectado a la industria de gestión de activos

Lionel_Paquin
Cedida por Lyxor AM

TRIBUNA  de Lionel Paquin, CEO, Lyxor AM. Comentario patrocinado por Lyxor Asset Management.

Aunque escapó a una oleada masiva de reembolsos, el sector de la gestión de activos se vio sometido a una fuerte presión de rentabilidad por la crisis: en el punto álgido de la pandemia, la caída general del mercado tuvo un fuerte impacto en sus activos gestionados y, por tanto, en sus ingresos. Sin embargo, la crisis del COVID (que se originó fuera del sistema financiero y, por lo tanto, fue sufrida y no causada por él) no dio lugar a la crisis de confianza ni a los riesgos sistémicos conocidos en el pasado. Inédito, masivo, esquivo en ciertos aspectos, el COVID da a las gestoras la oportunidad y la responsabilidad de llevar a cabo su misión principal: apoyar a sus clientes en la gestión de sus riesgos y en la construcción de su futuro. Supone un gran impulso a dos tendencias fundamentales que habían precedido al COVID: la necesidad de una inversión alineada a criterios de sostenibilidad y responsabilidad y la creciente importancia de la tecnología digital.

La reorientación de las carteras hacia inversiones responsables se acelerará

El movimiento para reorientar las carteras hacia inversiones responsables se acelerará, y el compromiso con la transición del cambio climático se convertirá en una necesidad. La crisis del COVID es un desafío directo a nuestra responsabilidad ambiental, nuestras prioridades y nuestras opciones socioeconómicas debido a la conciencia que genera y porque es un duro recordatorio de cuánto dependemos del equilibrio de los sistemas naturales. Los gestores de fondos tienen un papel fundamental que jugar ante la aparición de prácticas más sostenibles y responsables. 

En primer lugar, porque dirigen importantes flujos de capital a través de sus políticas de inversión o de los productos que desarrollan. En la gestión indexada, por ejemplo, las entradas en ETF ESG crecieron a un ritmo récord en junio, con entradas de 3.700 millones de euros, a menudo a la parte estratégica y por lo tanto estable de las carteras. En segundo lugar, por los servicios que crearán en el futuro, por ejemplo, para medir la temperatura de una cartera o sus impactos, y por la influencia que deben ejercer en las empresas, a través de sus políticas de voto y de compromiso de los emisores. Y, por último, por los compromisos y causas que ellos mismos apoyarán como empresas. El ESG ha entrado en la nueva normalidad de la inversión.

El COVID-19 también funciona como un poderoso vector de digitalización

En pocos días, a veces de la noche a la mañana, las empresas y sus clientes, las escuelas y sus estudiantes, las administraciones y los servicios, han lanzado su revolución digital. Este movimiento es irreversible y las empresas de gestión de activos, a su manera, participan en él. Ciertamente y como otros, combinando el teletrabajo del mañana con el trabajo presencial al que se le ha dado un propósito y un valor añadido propios; en las relaciones con los clientes, con canales de comunicación digital pero también a la exposición de datos y servicios que nos permiten ser a todos más ágiles cada día.

Finalmente, en los procesos (operativos, de gestión, de gestión de riesgos) que se hacen más eficaces y robustos gracias a la utilización óptima de datos. Inaugurada, trivializada o ampliada durante la crisis porque no había otra opción, la tecnología digital se ha convertido en algo esencial para las empresas de gestión de activos, cuya misión es fundamentalmente movilizar conocimientos y datos, extraer valor de ellos y devolverlos a sus clientes. La tecnología digital no sustituirá a los hombres y mujeres en la gestión de los bienes, les ayudará (en su oficina o en cualquier otro lugar) a expresar su valor. Es genial.