Comprar con los cañones y vender con los clarines

Guillermo garcía noticia
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TRIBUNA escrita por Guillermo García Morillo, responsable de Banca privada y banca personal en Andalucía, Extremadura y Canarias de Ibercaja.

"Comprar con el sonido de los cañones y vender con el de los clarines", es una famosa frase atribuida al banquero judío de origen alemán Nathan Mayer von Rothschild.

 Desde luego, no puede estar de más evidente actualidad, dada la situación bélica que vivimos en Europa tras la invasión de Ucrania por parte de las fuerzas armadas rusas. 

 Nathan Rothschild si realmente dijo esta célebre frase, sabía bien de lo que hablaba.  Era el cuarto hijo del fundador de una exitosa dinastía financiera, y aunque nacido en la ciudad alemana de Frankfort del Meno, desarrollo su vida profesional en la city londinense, donde consiguió amasar una importante fortuna, que incrementó de manera considerable a causa de la batalla de Waterloo.

 “Carga de la caballería francesa en la batalla de Waterloo” (Panorama de Waterloo 1912 (Louis Dumoulin)

Precisamente conectada con dicha batalla, está la frase que nos ocupa, pues Rothschild había financiado a los distintos estados alemanes y a su amigo el Duque de Wellington en su campaña contra Napoleón Bonaparte, tras la vuelta al poder del emperador, después de abandonar su forzoso exilio en la isla de Elba.  Rothschild tenía relevantes intereses económicos en la definitiva batalla de Waterloo, por lo que desde un sitio alejado asistió al desarrollo de la misma, sin perderse detalle.

Tras una desesperada carga de caballería del Mariscal francés Ney, concluyó que el “pequeño corso” había perdido y se retiraba escoltado por su guardia imperial.  Nathan Rothschild se dirigió a la mayor velocidad que pudo hacía la costa, donde alquilo un barco para cruzar el canal de la mancha y llegar a la siguiente sesión en la bolsa de Londres.

“El banquero Rothschild embarca para cruzar el Canal de la Mancha.” (Serie Nr. 801, Sammelbilder LIEBIG)

Comenzada la siguiente sesión bursátil empezó con aire apesadumbrado a vender sus posiciones en bonos y acciones.  El resto de inversores conocedores de la información privilegiada que siempre manejaba Rothschild, y en concreto de su amistad con Sir Arthur Wellesley (Duque de Wellington), interpretaron que Napoleón había ganado la batalla, procediendo también a vender compulsivamente, anticipando el impacto que la derrota británica tendría en los bonos soberanos del Reino Unido y las acciones de las compañías británicas.   Tras las abruptas bajadas, Rothschild rehízo sus posiciones e incluso compro más títulos a precios ridículos. 

 Hay diferentes versiones de esta historia y cuentan que tras ella se acuñó la frase que titula este articulo, de la cual también hay varias versiones pues otra menciona violines y no clarines.

Con independencia de la jugada maestra de este audaz banquero, este relato nos lleva a concluir una vez más que ante una situación de elevada volatilidad la más acertada decisión será mantener la calma y las posiciones y si contamos con  liquidez, cómo es el caso de tantos de nuestros clientes incrementar posiciones, confiar en la gestión profesional y las excelentes ocasiones que estas situaciones producen, con la adecuada selección de activos, sectores y geografías.

 A ese respecto, recientemente conocíamos un esperanzador informe elaborado por JP Morgan, favorable a una solución diplomática al conflicto en este segundo semestre del año y  estimaba que dicha tregua implicaría   interesantes revalorizaciones en las distintas bolsas europeas y en el caso concreto del SP 500 cercana al 23%.

Mientras tanto, espero que conocer esta frase y el contexto en el que se enunció os sea de utilidad en vuestra actividad.