Disrupción e industria 4.0: la nueva revolución industrial está en marcha

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Cedida por Amundi

TRIBUNA de Wesley Lebeau, gestor de Renta Variable Temática y responsable de la estrategia Global Disruptive Opportunities, CPR AM, Amundi. Comentario patrocinado por Amundi.

La mera mención de la Revolución Industrial nos hace pensar de forma inmediata en el siglo XVIII, con su energía de vapor y su producción mecanizada.  Sin embargo, la revolución industrial nunca ha terminado, simplemente ha atravesado nuevas etapas. La segunda revolución industrial (acontecida a finales del siglo XIX y principios del XX) estuvo dominada por un boom de la electricidad. En la tercera etapa, que comenzó en la década de 1970, destacó la automoción. A lo largo de estas fases, la industria ha experimentado una revolución constante; una revolución que está entrando ahora en una nueva dimensión.

Este nuevo capítulo de la historia industrial comenzó a principios de esta década con la explotación de todos los datos generados por cada dispositivo electrónico y por las herramientas de producción. La llamada industria 4.0 está siendo impulsada por la gestión de grandes cantidades de datos (big data) y ha sido posible debido a la conectividad entre los diferentes sensores, por el almacenamiento de datos en la nube y, en última instancia, por las herramientas de análisis.

En la era digital, una fábrica conectada (algo que será común en el futuro) generará varios terabytes(1) de datos cada día, lo que permitirá hacer las líneas de producción más precisas y mejorar sus capacidades productivas. La nueva revolución industrial que promueve la digitalización está en marcha. Su enorme poder disruptivo se basa en las diferentes innovaciones que han tenido lugar en los últimos años: la robótica, las fábricas inteligentes, la impresión 3D y 4D, los vehículos autónomos y los drones. Claramente, la tecnología más conocida y extendida de todas ellas es la robótica. En cuanto a la impresión 3D y 4D, por ejemplo, ha propiciado grandes avances en materia de prototipos. La consecuencia es un ahorro de costes y la posibilidad de llevar los productos al mercado más rápidamente y, lo más importante, desarrollar al máximo la creatividad y la personalización. Con su difusión a través de la atención mediática, los drones también ofrecen a la industria un abanico de posibilidades que aún es difícil de medir. La logística y la distribución son las actividades en las que hay un mayor impacto, pero los drones también se están utilizando en agricultura y arquitectura. Los vehículos autónomos son también igual de disruptivos. Mientras un coche es utilizado, de media, solo un 3% del tiempo, un vehículo autónomo pronto podrá moverse sin necesidad de un conductor y será capaz de llevar a los niños al colegio, recoger compras hechas de manera online o ir a recoger a alguien al aeropuerto.

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Pero la ilustración más tangible y característica de la actual transformación industrial son las fábricas inteligentes, que no solo ayudan a cambiar los modos de producción, sino que también modifican de forma profunda la actividad corporativa de algunos grupos. Para empresas que cuentan con sólidas bases industriales instaladas, el equipamiento de producción ya no forma parte de su oferta principal. Estas empresas, que han desarrollado sus propias plataformas digitales, se enfocan ahora en el negocio de los servicios y las aplicaciones personalizadas relacionadas. En última instancia, la idea es ser capaz de controlar una flota mundial de fábricas optimizando todos sus procesos. La conectividad, más incluso que los datos y la digitalización, ha permitido que estos gigantes desplieguen servicios mejorados en forma de mantenimiento predictivo: las averías se anticipan en vez de gestionarse después de que sucedan.

Además del incremento de los beneficios para los actores 4.0 de la industria, las implicaciones financieras son extraordinarias. De acuerdo con un estudio(2) de Morgan Stanley, los ahorros en costes que se producen en esta nueva era industrial (en términos de gasto de capital y operativos) se estiman en 531.000 millones de dólares anuales para las empresas del S&P 500 (excluyendo financieras).

Y también hay ventajas desde el punto de vista humano. Mientras las máquinas (y más recientemente la inteligencia artificial), se presentan como una amenaza para el ser humano, la actual disrupción está cambiando esta percepción. De hecho, los cambios actuales sugieren que la cooperación entre robots y humanos (cobots) llevará a una reindustrialización de las economías desarrolladas. Adicionalmente, el escenario más probable es que esta revolución actual conduzca, a la larga, a una redistribución de las tareas entre las máquinas y los humanos, con las máquinas manejando las manufacturas y los humanos encargándose de los servicios.

En este sentido, el fondo CPR Invest Global Disruptive Opportunities ha podido aprovechar este desarrollo e innovación en conectividad y almacenamiento dentro de la dimensión de la industria 4.0; una de las cuatro dimensiones disruptivas del fondo junto a economía digital, ciencias de la vida y de la salud y tierra. El fondo ofrece así un punto de entrada único y diversificado para acceder y capturar el crecimiento de unos 30 subtemas disruptivos agrupados en torno a estas cuatro dimensiones. Una exposición completa y global al ecosistema disruptivo, proporcionando una oportunidad para invertir y beneficiarse de todas las diferentes tendencias que generan oportunidades.

Fuentes y notas
1. Un terabyte equivale a 1000 gigabytes, o a un billón de bytes. 
2. Estudio de Morgan Stanley en la base de ganancias de 2017 de las compañías del S&P 500.


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