El hidrógeno verde: una fuerza positiva en la transición energética

Ulrik Fugmann & Edward Lees_BNP Paribas AM_noticia
Firma: cedida (BNP Paribas AM).

TRIBUNA de Edward Lees y Ulrik Fugmann, gestores del BNP Paribas Energy Transition. Comentario patrocinado por BNP Paribas Asset Management.

Transcurrida ya una década de la transición energética, está claro que estamos avanzando en este ámbito. Las áreas donde ya están disponibles tecnologías más limpias (como la energía renovable y los vehículos eléctricos) están ganando tracción. No obstante, la transición energética implica descarbonizar todas las áreas de la economía, y algunas de ellas son más difíciles de abordar. ¿Podría el hidrógeno verde ser la clave para extender esta transición a esos segmentos de difícil acceso?

El avance de la transición energética

La lectura más reciente del Índice de Transición Energética (ITE) del Foro Económico Mundial (FEM), que considera el rendimiento del sistema energético de 120 países, refleja desarrollos alentadores. En la última década, más del 95% de los países han mejorado su puntuación ITE gracias a un mayor volumen de inversión en energía limpia y a mejores marcos regulatorios. Estas señales denotan la creciente madurez de ciertos segmentos energéticos, pero todavía nos enfrentamos a retos considerables. 

La transición energética no se limita a la descarbonización de la generación de energía, sino que también implica transformar el sistema energético en su conjunto a través de una mayor electrificación y eficiencia, la introducción de nuevas tecnologías y una infraestructura descentralizada, incluidos la distribución y el almacenamiento de energía. El hidrógeno verde podría ayudar a acelerar muchas de estas áreas, pero solo si logramos superar varios obstáculos significativos.

Potencial de energía limpia y abundante

El hidrógeno es el elemento más sencillo y más abundante en el planeta, y es capaz de almacenar y liberar grandes cantidades de energía. Sin embargo, este elemento apenas se encuentra en su forma molecular libre (H2): se obtiene separando el componente de hidrógeno de compuestos como el metano y el agua, y aquí es donde radica el desafío. Tradicionalmente, los procesos de extracción emiten cantidades significativas de carbono debido al tipo de energía empleada en métodos de producción de hidrógeno gris, pero utilizando exclusivamente energía limpia en su producción, podemos obtener hidrógeno verde.

Como una fuente de energía libre de carbono, el hidrógeno verde tiene claves ventajas sobre las fuentes renovables: puede transportarse a larga distancia, almacenarse durante mucho tiempo, y para su manejo es posible adaptar parte de la infraestructura existente para combustibles fósiles, como por ejemplo gasoductos. Estos atributos ayudan a explicar el gran entusiasmo suscitado por este gas, al permitir su uso en áreas donde las renovables han tenido poco impacto hasta la fecha.

Aplicaciones emergentes del hidrógeno

Existe un amplio abanico de usos potenciales del hidrógeno. Actualmente se utiliza predominantemente en la industria química para la producción de amoniaco (un componente esencial en fertilizantes nitrogenados) y el refinado de derivados del petróleo; aquí, el paso de hidrógeno gris a verde debería ser relativamente sencillo. En otras aplicaciones industriales, el hidrógeno verde podría sustituir al carbón o al gas natural. Esto podría tener enormes consecuencias para sectores que consumen grandes cantidades de energía, como por ejemplo la producción de acero o de cemento, y tendría un impacto sustancial sobre la descarbonización del entorno construido.

También ofrece una alternativa creíble a la electrificación al reducir las emisiones de carbono del transporte de larga distancia, dado el tamaño y el coste de las baterías necesarias en esta área. Además de ser más ligeras y menos voluminosas, las pilas de combustible de hidrógeno (que emiten únicamente vapor de agua) ofrecen un radio de acción significativamente mayor al de las baterías de ion de litio, con lo que son una opción conveniente para el transporte comercial por carretera. El hidrógeno también representa una opción de combustible limpio para los aviones y los barcos, debido a su ligereza frente a las baterías. No obstante, esta solución emergente todavía está en ciernes, y la viabilidad comercial de aviones propulsados por hidrógeno podría tardar un tiempo.

Por último, el hidrógeno se percibe como una opción viable para el almacenamiento de energía de larga duración; junto a fuentes de energía renovables, pueden emplearse pilas de combustible de hidrógeno estáticas para equilibrar el suministro durante picos de demanda, o para suplementar la producción menos fiable de energía fotovoltaica durante los meses invernales más oscuros.

Superando obstáculos al crecimiento

Ante tantas aplicaciones con impacto, ¿por qué no se utiliza en mayor medida el hidrógeno verde hoy en día? Ello obedece a tres motivos: oferta, infraestructura y coste. La falta de oferta es el primer obstáculo. A día de hoy, menos del 5% de la producción global de hidrógeno es verde. Para satisfacer la demanda esperada, el sistema de hidrógeno verde necesitará nuevas instalaciones de producción, fuentes de energía limpia y abundante, gasoductos y transporte específicos o adaptados, e infraestructura de almacenamiento. Sin embargo, el principal impedimento que frena la implementación del hidrógeno verde es el coste: actualmente, el hidrógeno verde cuesta de 2 a 3 veces más que el gris.

Dicho esto, el consumo eléctrico representa gran parte de su coste de producción, con lo que el abaratamiento de la electricidad renovable no tardará en reducir esta brecha. De hecho, con mayores instalaciones de producción, estandarización del diseño y las ideas y perspectivas de los pioneros en el segmento, el hidrógeno verde podría ser más barato que el gris a finales de esta década. 

Llegar a ese punto dependerá de un enorme respaldo por parte de las autoridades y del sector privado, pero ya se están tomando medidas significativas. De cara a 2030 se han planeado unos 680 proyectos de hidrógeno a gran escala equivalentes a 240.000 millones de dólares, y esta cifra crecerá gracias al fuerte respaldo estatal. Por ejemplo, la Ley de Reducción de la Inflación de la administración Biden ofrece un crédito fiscal de tres dólares por kg de hidrógeno verde que elevará de inmediato la competitividad del segmento. China, tras inaugurar la mayor estación de hidrógeno del mundo en 2021, ha nombrado al hidrógeno como una de sus “seis industrias del futuro”.

Invertir en la economía del hidrógeno

Con su potencial para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) en un tercio en las próximas décadas, el hidrógeno verde es una ruta clara hacia la neutralidad de carbono. Esta tendencia emergente ofrece oportunidades diversas a los inversores.

El BNP Paribas Energy Transition de BNP Paribas Asset Management invierte predominantemente en empresas que proporcionan tecnologías o servicios para facilitar la eficiencia energética y la descarbonización. Nuestro Grupo de Estrategias Medioambientales cree que el hidrógeno abanderará la transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono, y hoy en día sigue siendo una de sus ideas de mayor convicción, sobre todo teniendo en cuenta que el respaldo de entidades públicas debería a reducir el riesgo de estos proyectos y reforzar sus perspectivas de crecimiento a largo plazo.

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