Ángel Martín Oro, consultor senior y socio de iDen Global comparte su opinión sobre el libro La Educación de un inversor en valor, de Guy Spier.
COLABORACIÓN de Ángel Martín Oro, consultor senior y socio de iDen Global
Guy Spier, inversor en valor y gestor del fondo Aquamarine, nos ofrece en La educación de un inversor en valor: Mi viaje de transformación en busca de la riqueza, la sabiduría y la iluminación un relato profundamente personal y honesto sobre su evolución como inversor y ser humano. Una exploración del viaje interior que ha recorrido el autor a lo largo de su carrera desde sus inicios en Wall Street (entorno que define como “el vientre de la bestia”). Con influencias de Warren Buffett[1] y, especialmente, de su amigo y mentor Mohnish Pabrai, Spier comparte las lecciones que lo llevaron a desarrollar un enfoque disciplinado y racional de la inversión, pero también a cambiar su actitud hacia la vida.
La relación con el dinero y la mente del inversor
Uno de los aspectos más interesantes del libro es el análisis del autor sobre su relación con el dinero. Su historia familiar (descendiente de industriales alemanes judíos desposeídos por los nazis) y su propia idiosincrasia, influida por su trastorno por déficit de atención (TDA), han moldeado su manera de tomar decisiones financieras. Consciente de que estos factores pueden generar sesgos irracionales, el autor desarrolla estrategias para minimizar su impacto.
Una de sus principales conclusiones es que el entorno externo influye poderosamente en la toma de decisiones. Tras años en Nueva York, Spier se dio cuenta de que la energía inagotable, el espíritu competitivo y la extrema concentración de riqueza en la ciudad no eran favorables para su desempeño como inversor. La sobreexposición a estímulos e información podía llevarlo a cometer errores irracionales, por lo que decidió trasladarse a Zúrich, donde encontró un entorno más tranquilo y propicio para pensar con claridad. Como él mismo señala: “Es crítico que los inversores estructuren su entorno para contrarrestar sus carencias mentales, su idiosincrasia y sus tendencias irracionales”.
Reglas simples para un mejor proceso de inversión
Con el mismo objetivo de mejorar su proceso de toma de decisiones y evitar errores costosos, Spier establece una serie de reglas simples pero efectivas. Dos de ellas son:
- No mirar constantemente el precio de las acciones. Reconoce que verificar constantemente las cotizaciones agota su fuerza de voluntad y lo expone a la tormenta emocional del mercado. Evitar esta tentación lo ayuda a mantener una visión a largo plazo y a no reaccionar impulsivamente ante fluctuaciones temporales.
- Recopilar información en el orden adecuado. El autor destaca que “la primera idea que entra en el cerebro suele ser la que se queda”, por lo que recomienda empezar el análisis de una nueva inversión con las fuentes menos sesgadas y más objetivas, como los informes anuales.
Otro recurso clave que adopta y recomienda es la lista de comprobación del inversor, inspirada en las checklists utilizadas por los cirujanos para evitar errores evitables con consecuencias letales. Para Spier, esta herramienta es esencial porque “redirige y desafía de manera sistemática la atención errática del inversor”.
Un viaje interior hacia el éxito sostenible
En todo este viaje que relata, la crisis financiera de 2008 tuvo una gran importancia debido al fuerte impacto emocional que tuvo en él. No en vano, todos sus inversores institucionales retiraron su dinero, salvo uno, y su analista también se bajó del barco. Fue una prueba de fuego que lo llevó a comprender que gestionar la parte no racional de su cerebro era parte integral de la gestión de su cartera.
La educación de un inversor en valor es, en mi opinión, un libro sobre la importancia crucial del autoconocimiento. Spier insiste en que el éxito en la inversión no depende principalmente de la capacidad analítica, sino de la habilidad para gestionar las propias emociones y tomar decisiones racionales en los momentos más críticos. Como él mismo dice: “Para alcanzar un éxito sostenible debemos enfrentarnos a nuestras vulnerabilidades”.
En definitiva, este libro es una buena lectura para cualquier inversor que busque mejorar su proceso de toma de decisiones y desarrollar una mentalidad más disciplinada y equilibrada, de la mano de un gestor profesional que ha recorrido un largo camino. Pero, sobre todo, dado que cada persona tiene un cableado mental diferente, es un llamamiento para “conocerse mejor, derrumbar tu fachada y escuchar el interior”, lo cual redundará en mejores decisiones a largo plazo.
[1] Guy Spier es también conocido como la persona que se gastó una millonada en comer con Buffett a través de una subasta benéfica, una experiencia que relata con gran detalle en el libro.