Guerra de Ucrania: tres formas de asignar activos en las carteras

Alvaro Cabeza_noticia
Firma: cedida (UBS AM).

TRIBUNA de Álvaro Cabeza, Country Head Iberia, UBS AM. Comentario patrocinado por UBS Asset Management.

La guerra de Rusia contra Ucrania está teniendo unas consecuencias devastadoras no sólo para la vida humana, sino también para los mercados. Todo ello está provocando una gran incertidumbre económica, cuyos efectos podrían ser negativos a nivel global. Por ello, se han impuesto importantes sanciones internacionales contra Rusia, que afectan a su banco central, a sus empresas y a algunos ciudadanos y políticos influyentes. Estas medidas tienen como objetivo hacer retroceder al presidente ruso Vladimir Putin, pero también aumentan el riesgo de consecuencias económicas o, incluso, de una nueva guerra.

Así pues, creemos que cuanto más larga sea la guerra, mayores serán las repercusiones económicas y para el mercado. Los escenarios en los que los líderes de Ucrania dimiten, huyen o ceden el control a Rusia si son superados desde una perspectiva militar permitirían ver el final de la guerra en curso. También lo harían las conversaciones de paz efectivas o la retirada unilateral de Rusia tras alcanzar determinados objetivos militares. En nuestra opinión, estos acontecimientos a corto plazo serían más consistentes con implicaciones menos graves para el crecimiento y el sentimiento de los inversores.

Por el contrario, hay factores que implicarían un período de guerra más largo o impactos más severos para los mercados y la economía. Las restricciones al acceso al petróleo y al gas rusos, impuestas por Occidente o por Rusia, también servirían para ampliar los efectos económicos negativos del aumento de los precios de la energía. Además, el establecimiento de un gobierno por parte de los civiles ucranianos en el oeste del país supondría probablemente un periodo más largo de oposición militar organizada. Así pues, no se puede descartar un escenario en el que la OTAN participara de forma activa militarmente, aunque vemos poco probable que se produzca esta situación, a no ser que el conflicto se prolongue más de lo previsto y las condiciones empeoren. 

¿Cómo asignar los activos en cartera?

Actualmente, estamos aplicando tres principios a la hora de asignar activos en las carteras:

  • En primer lugar, estamos gestionando nuestra exposición de manera que tengamos capacidad de aumentar el riesgo si las bolsa o el crédito caen.
  • En segundo lugar, mantenemos o aumentamos las posiciones de cobertura. En este sentido, somos más positivos con las acciones vinculadas a la energía y a las materias primas. Existe una clara prima de riesgo en los precios de la energía que podría aumentar aún más si el suministro se ve interrumpido por la guerra. Además, el escenario global de crecimiento limitado de la producción y la expansión aún sólida de la actividad probablemente respalden las estrategias vinculadas a las materias primas en el largo plazo. Por otro lado, hemos aumentado la exposición al dólar estadounidense, debido a que las perspectivas de crecimiento e inflación, y, al mismo tiempo, los planes de endurecimiento monetario de la Fed, se verán menos afectados por esta guerra que otros países.
  • Y, en tercer lugar, estamos rotando las carteras hacia sectores del mercado en los que vemos un perfil de riesgo-rentabilidad más atractivo a la luz de los últimos acontecimientos.

Por su parte, las bolsas europeas están descontando un escenario en el que la guerra se alarga en el tiempo y las consecuencias económicas son más graves que en nuestro escenario base. Sin embargo, somos conscientes de que el sentimiento de riesgo hacia los activos europeos seguiría estando algo deteriorado incluso tras una rápida resolución de esta crisis, y hemos moderado nuestra sobreponderación. A su vez, nos hemos vuelto más optimistas con respecto a la renta variable china. La política gubernamental ha dado un giro que debería disipar las grandes preocupaciones de los inversores sobre la desaceleración económica del país, la regulación del sector tecnológico y la posibilidad de un complicado ‘aterrizaje’ en el mercado inmobiliario.

Además, también se ha incrementado una política monetaria más laxa, se ha reducido el impulso crediticio y esperamos que la actividad industrial se acelere tras los Juegos Olímpicos de Pekín. Las empresas tecnológicas, que constituyen una parte sustancial de muchos índices bursátiles chinos, cotizan a niveles bajos tras las medidas regulatorias. Los últimos comunicados indican que el gobierno pretende equiparar mejor la regulación con el desarrollo de la economía de plataformas en el futuro. En nuestra opinión, las expectativas de los inversores sobre la capacidad de las empresas chinas para aumentar sus beneficios son demasiado pesimistas.