Janus Henderson ESG: ¿son suficientes los Ratings cuantitativos?

idea inversión Martina Álvarez

TRIBUNA de Martina Álvarez Javier, directora de Ventas para Iberia en Janus Henderson Investors. Comentario patrocinado por Janus Henderson Investors.

2020 marcó un punto de inflexión en lo que se refiere a mejorar los informes ESG de las empresas cotizadas, ya que se consiguieron avances importantes gracias al desarrollo de normas globales y la mejora en la forma de divulgar la información. Pero, para invertir con criterios ESG, ¿es suficiente la estandarización de la información por parte de las empresas?

El aumento de la información, la transparencia y la creciente estandarización de criterios comunes son sin duda bienvenidos por parte de los inversores. Sin embargo, y como gestores activos, creemos que los números no son suficientes en esta fase. Como analistas y gestores resulta crucial fijarse en ellos y sus tendencias, pero no debemos olvidarnos de los elementos cualitativos como pueden ser el capital humano, la cultura empresarial o incluso la relación existente con los inversores. Los sistemas de puntuación ESG que aglutinan puntuaciones en materia medioambiental, social y de gobierno corporativo son, en el mejor de los casos, una simple aproximación a esto, y deben ser complementados con conocimientos más específicos sobre la empresa.

La cuantificación no lo es todo...

El dicho popular de que «ni todo lo que importa puede ser cuantificado, ni todo lo que es susceptible de cuantificarse importa», resulta particularmente relevante si se aplica a la esfera ESG. Los esfuerzos por asignar puntuaciones numéricas a las empresas se centran inevitablemente en lo que es más fácilmente medible y estandarizable, ignorando en cambio lo más difícil y, a la vez, más significativo. El problema surge precisamente cuando se confía de manera excesiva en los sistemas de puntuación y éstos influyen en los resultados de la inversión sin tener en cuenta el contexto. El peligro de la estandarización es, sin duda, una dependencia creciente y desmedida de lo cuantificable.

Los ratings cuantitativos de ESG son un buen punto de partida, pero tienen que ser complementados por un aumento de los conocimientos de la industria y de las empresas. La normativa producida por la Unión Europea para una taxonomía verde de clasificación de las empresas y los productos de inversión en base a criterios detallados están demostrándose enormemente influyentes en Europa y más allá de sus fronteras.

...lo intangible también cuenta

El uso abusivo de sistemas de puntuación dominados por criterios cuantitativos suele ir acompañado también por un exceso de confianza en los resultados. Traducido a productos de inversión, esto puede suponer la pérdida de confianza cuando se descubre que fondos con sello ESG incluyen empresas cuyas actividades plantean considerables dilemas éticos. Un análisis ESG bien fundamentado debe otorgar también un papel central a la evaluación de aspectos intangibles. El enfoque excesivo en la puntuación a nivel del producto de inversión también fomenta la noción errónea de que las empresas pueden ser fácilmente clasificadas entre buenas y malas, o entre sostenibles e insostenibles.

Un ejemplo de esto se puede encontrar fácilmente en el sector tecnológico, donde las calificaciones ESG de estas empresas son en general buenas pero no tienen en cuenta aspectos como el anti-trust o incluso el bienestar de los usuarios. Otro punto de debate debería centrarse también en las exigencias de los informes por parte de las nuevas empresas. Muchas de ellas, aunque disruptivas, pueden no tener la capacidad de cumplir con todos estos requisitos, y eso a su vez puede provocar que dichas empresas sigan en el ámbito privado en vez de dar el salto al público.

En resumen, creemos que puede haber un peligro considerable en la estandarización y, particularmente, en el exceso de simplificación. El análisis fundamental y la gestión activa siguen siendo clave y tienen ahora más valor que nunca, especialmente en el ámbito ESG.

En Janus Henderson llevamos décadas incorporando estos criterios, tanto en el análisis de las acciones como de los emisores. Una política de votos disciplinada y coherente, así como una priorización de temas de engagement, son imprescindibles en el camino hacia la inversión sostenible y, por ello, no pueden simplificarse en un simple número.