La crisis del COVID-19: la prueba de fuego de la ISR

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TRIBUNA de Sébastien Senegas, country manager, Edmond de Rothschild AM. Comentario patrocinado por Edmond de Rothschild AM.

La crisis sanitaria del COVID-19, derivada en una crisis de mercado y en una crisis económica, nos ha dado la oportunidad de comprobar si lo que venimos denominando como Inversión Socialmente Rresponsable (ISR) está soportando mejor el impacto de la pandemia. Nos permite saber si la ISR nos permite gestionar de una manera más eficiente el riesgo que tenemos en cartera.

En Edmond de Rothschild llevamos varios años integrando la ISR en nuestras carteras y sabemos que la Inversión Socialmente Responsable permite, por un lado, obtener mayores rentabilidades en el largo plazo y por el otro, disminuir los riesgos de tipo social, medioambiental y de gobernanza en nuestras inversiones.

Una de las primeras conclusiones que nos deja la crisis desencadenada por el COVID-19 es la necesidad de anticipar los problemas medioambientales y sociales. Si bien las causas de la pandemia no están identificadas aún, no hay que obviar que entre ellas se encuentran el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el acceso precario a la sanidad, etc. En este sentido, es necesario subrayar que las condiciones sanitarias deficientes en muchos países han sido, sin lugar a dudas, uno de los detonantes de la pandemia.

En Edmond de Rotshchild AM estamos convencidos de que la inversión ISR permite obtener performance y reducir riesgos. Esto es algo que veníamos viendo desde hace tiempo: al tratarse de una compañía familiar guiada por unos valores fuertemente arraigados y enfocada en la creación de valor en el largo plazo, cuestiones como el medio ambiente, la sostenibilidad de iniciativas y su impacto social han sido y son pilares fundamentales a la hora de llevar a cabo una inversión.

Sin embargo, no somos los únicos en la comunidad financiera en pensar de esta manera. Así, un estudio de Morningstar concluye que el mejor desempeño de los fondos ISR en relación a los fondos convencionales se debe principalmente a tres causas: la primera, que los fondos ISR tienen menor exposición a sectores relacionados con los combustibles fósiles (como las aerolíneas); en segundo lugar, los fondos ISR suelen poner el foco en la calidad; y, por último, el hecho de incorporar criterios ESG permiten reducir los riesgos y la volatilidad.

La crisis provocada por el COVID-19 arroja otras conclusiones; así, tradicionalmente al hablar de inversión responsable nos referíamos principalmente a aquella que tenía en consideración el impacto ambiental. A día de hoy, la pandemia nos demuestra que el impacto social será muy importante en el futuro. En consecuencia, el acceso a medicamentos es un tema capital en esta pandemia, así como la pérdida de empleos. La reacción de las empresas en materia laboral y de responsabilidad social corporativa cobrará mucho valor desde el punto de vista de la inversión.

Pero la pandemia también nos ha dejado otras lecturas de las dimensiones medioambientales y de gobernanza. Desde un punto de vista medioambiental, desde el inicio del confinamiento la huella de carbono que produce una persona ha disminuido un 62%. Por otro lado, esta crisis ha dejado de manifiesto las decisiones de muchas compañías a la hora de reducir el salario de su Consejo de Administración o de modificar sus modelos de negocio en tiempo récord para producir, por ejemplo, respiradores, como el caso de General Electric o materiales de protección como el caso de Inditex.  

Nuestra filosofía de inversión ISR tiene un enfoque único llamado best in universe, el cual nos permite maximizar los criterios ISR. Por ejemplo, a la hora de seleccionar compañías ponemos el foco en aquellas empresas que presentan mejores ratings ESG con independencia del sector. Y así las empresas que son parte de la solución tendrán más peso que las que son parte del problema. Esto nos permite infraponderar los sectores más expuestos a combustibles fósiles como el sector de las aerolíneas, el automovilístico… y, por el contrario, tener mayor exposición en sectores como el de la salud, las telecomunicaciones y aseguradoras, todos ellos involucrados fielmente en la transición energética.

También tenemos un rating ISR Interno que aplicamos a todas las compañías del universo de inversión inicial (alrededor de 330). A partir de aquí seleccionamos solo las que tiene un rating superior a A y las sometemos a un análisis exhaustivo de fundamentales financieros para posteriormente construir la cartera. Además de todo esto, somos de los pocos que tenemos un equipo de tres gestores dedicados únicamente a temas de ISR y nuestra gama de fondos ISR goza de un sello oficial ISR Label otorgado por el ministerio francés.

De manera que el hecho de contar con herramientas y respaldos suficientes para analizar las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza es crucial para analizar las compañías que tenemos en cartera. En concreto, nuestro fondo con sello ISR oficial de renta variable europea EdR SICAV Euro Sustainable Growth Fund cuenta con un equipo propio de analistas especializados en ISR y con nuestro enfoque best in universe mencionado anteriormente.

El fondo está teniendo un buen comportamiento desde su lanzamiento, pero es muy interesante destacar que incluso bajo un escenario de estrés económico como el que estamos viviendo actualmente, la temática ISR está claramente ganando la batalla y el fondo está teniendo mayor resiliencia a este entorno. Así, las compañías que siguen criterios ISR se están comportando mucho mejor que aquellas que no los siguen, por lo que refuerza nuestra convicción en que la temática ISR no se trata de una moda, sino que es una realidad que está aquí para quedarse en las carteras de los inversores.

Citar también algunos ejemplos de empresas que han sabido dar facilidades bajo esta pandemia, como lo son L’Oreal, Danone o Enel, las cuales han garantizado a su plantilla los gastos de hospitalización en caso necesario.

En Edmond de Rothschild AM estamos convencidos de que la inversión socialmente responsable (ISR) es el presente y el futuro. La pandemia nos ha hecho adoptar nuevos hábitos de vida, de consumo, el teletrabajo, la relocalización de las cadenas de suministro… algo que permite en cierta manera disminuir la huella de carbono. De modo que la incorporación de criterios ISR ha venido para quedarse y en el mundo post COVID-19 será un mundo en el que la inversión ISR cobrará muchísima importancia y estará presente en nuestro día a día.