La inversión verde solo acaba de comenzar

Igor_de_Maack___reca__Natixis
Cedida por Natixis IM

TRIBUNA de Igor de Maack, gestor, DNCA (Natixis IM). Comentario patrocinado por Natixis Investment Managers.

El verde será el color característico de este siglo. Esta palabra fue incluso la inspiración tras una oda a los tormentos de la vida amorosa del gran poeta francés Paul Verlaine. Y es que no cabe lugar a dudas que el compromiso con lo sostenible está cobrando cada vez más fuerza: un número cada vez mayor de compañías cotizadas en los mercados bursátiles se centra en el tema de la transición energética. Hoffman Green Cement (cemento bajo en carbono), Holaluz (proveedor alternativo de energía renovable), Summiq AG (productor de energía renovable), son ejemplos de ello.

Los inversores están comenzando a ver empresas como Neoen, Voltalia, Albioma, Grenergy, Solaria y Solarpack apareciendo en sus radares por la cobertura de esta temática. La creación de parques eólicos en tierra o en alta mar y la apuesta por la energía solar está despertando el apetito de los inversores.

En mi opinión, el otro tema relevante de este siglo se dará en China. Su asombroso crecimiento ha mantenido la fascinación a largo plazo para los inversores de todo el mundo, a diferencia de Europa, que los ha disuadido más de una vez en los últimos años. Sin embargo, esta tendencia se podría revertir de manera abrupta por lo que está sucediendo en Hong Kong. La situación en la región no es simplemente una cuestión de las libertades fundamentales que el mundo occidental aprecia, sino que sigue siendo la puerta de entrada al gigante asiático para los mercados financieros internacionales.

Ni Shenzhen ni Shanghai han logrado hacerse con el control de la isla-Estado. Esta es la razón por la cual el Gobierno chino ve que este problema político tiene una difícil resolución. Para que China entre de una vez por todas en el escenario del capitalismo global moderno, sus mercados de capitales, bajo mi punto de vista, deben ser libres y abiertos. Si Hong Kong se hunde en el desorden, los inversores internacionales se alejarán de la potencia asiática y podrían decidir apostar por territorios más tranquilos y menos hostiles.

Los ejemplos recientes de los colapsos en la bolsa de Hong Kong (especialmente en valores como Art Go, Kasen International y Tibet Water) demuestran el exceso tanto de las altas valoraciones como del desmesurado crecimiento chino que se ha desacelerado durante los últimos 10 años. En este sentido, desde China podrían argumentar que la hierba, tal vez, no esté más verde que en otros lugares, pero en Europa, realmente ahora está más exuberante y mejor cuidada.

Siguiendo este mismo hilo, las últimas encuestas del PMI mostraron que la economía europea se está recuperando. Los problemas políticos, como el Brexit y las recientes elecciones generales, no empeoran. La gobernanza, los principios de la libertad empresarial y de comunicación, junto con la responsabilidad ambiental, proporcionan un marco garantista para los inversores que se preocupan por el nivel de calidad de sus inversiones.

A mi modo de ver, Europa será el continente más verde del mundo, porque los compromisos asumidos por sus líderes son los que tienen un mayor grado de vinculación. Existe una mayor responsabilidad, sin lugar a dudas. De este modo, los problemas ecológicos se convertirán en un elemento esencial de nuestra vida cotidiana, de la economía y de las finanzas.

En una reunión reciente, un líder de una entidad financiera importante declaró que “si las finanzas no son verdes en cinco años, estarán muertas”. Este comentario es especialmente pertinente, dado que esta institución bancaria francesa ha tenido el antiguo epíteto del banco verde.

Por tanto, avanzamos hacia una mayor sostenibilidad. Es innegable. El cambio ha llegado para quedarse y queda mucho por transformar. Los inversores buscan construir carteras más responsables con el entorno que nos rodea y eso marcará el devenir a futuro de la industria de la gestión de activos.