La revolución verde: invertir en el punto de inflexión

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Firma: cedida (GSAM).

TRIBUNA de Lucía Catalán, directora general para Iberia y Latinoamérica, GSAM. Comentario patrocinado por Goldman Sachs AM.

El cambio climático y sus implicaciones devastadoras no son nada nuevo. A lo largo de las últimas cuatro décadas, la batalla contra el cambio climático se ha librado en un trasfondo de relativa indiferencia, si no escepticismo, por parte de los consumidores y del electorado en todo el mundo. Hasta ahora, las voluntades de la gente, de la industria y de los políticos no han estado alineadas para propiciar un cambio significativo en la reducción de emisiones y en las prácticas sostenibles. A su vez, a las empresas les ha costado crear la innovación tecnológica necesaria para combatir con éxito el cambio climático.

Sin embargo, ahora hemos llegado a un punto de inflexión en el que el respaldo de políticos, consumidores y el sector tecnológico nunca había sido tan grande y unificado. Creemos que esto desencadenará una revolución verde, transformando nuestro modo de vida a la velocidad del mundo digital y a una escala similar a la de la revolución industrial. En nuestra opinión, esto podría ofrecer a los inversores una oportunidad para generar niveles muy atractivos tanto de rentabilidad financiera como de impacto.

La manifestación más reciente de un intento internacional concertado para abordar el calentamiento global y reducir las emisiones de dióxido de carbono es el Acuerdo de París de 2016. Su principal objetivo es mantener el aumento de la temperatura global media muy por debajo de 2°C con respecto a los niveles preindustriales, y a esforzarse para limitarlo a 1,5°C de aquí a 2030, reconociendo que esto reduciría significativamente los riesgos y el impacto del cambio climático.

No obstante, en base a los actuales compromisos climáticos nacionales, lo más probable es que el calentamiento global supere estos objetivos; potencialmente, la subida podría alcanzar los 3°C de cara a 2100. Los estudios científicos sugieren que, para limitar la subida de la temperatura global media a 1,5°C, las emisiones de CO2 deberán ser inferiores a 25 gigatoneladas (Gt) de aquí a 2030. En base a las actuales políticas de los países miembros, las emisiones rondarán las 50 Gt de cara a dicha fecha, dos veces el objetivo medioambiental.

El 9 de agosto de 2021, cinco años después de la firma del Acuerdo de París, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU publicó una evaluación de las pruebas científicas del cambio climático, proporcionando al público mundial una lectura totalmente franca de la situación actual. El informe del IPCC, elaborado por 234 científicos de más de 60 países, deja claro que las medidas gubernamentales requeridas para implementar los fuertes recortes de emisiones en el plazo necesario exigen la actuación inmediata de países de todo el mundo

La solución al problema del milenio, en manos de los milenials

Durante muchos años, la indiferencia generalizada frente al cambio climático y la creencia de que los demás solucionarán el problema han llevado a la inacción. Pero hoy en día, las generaciones jóvenes, lideradas por el grupo demográfico más potente del planeta (los millennials) son cada vez más conscientes de las consecuencias potenciales de la falta de acción y tienen una perspectiva diferente. Al haber crecido en una época de mayor visión medioambiental, con una perspectiva global facilitada por la tecnología y una mayor concienciación del destino del planeta, se están movilizando para propiciar un cambio más apremiante dirigido a proteger su propio futuro y el de sus hijos.

Estos consumidores están comenzando a votar con su monedero, y junto a la Generación Z, acabarán siendo dominantes en las urnas. Pero sobre todo, las generaciones jóvenes no solo se muestran más preocupadas por el medioambiente, sino que su gasto también ha comenzado a reflejar sus valores. Así, creemos que la demanda de consumo de bienes y servicios procedentes de fuentes sostenibles obligará a las empresas a adaptarse y a encontrar nuevas soluciones, al haber un imperativo comercial y competitivo para hacerlo. Con el tiempo, este podría convertirse también en un imperativo político, cuando una legislación más efectiva refuerce el impulso de la transición.

Figura 2: lo que no le deja dormir a los millenials

Fuente: Deloitte Global Millennial Survey 2019. Únicamente a efectos ilustrativos.

La tecnología al rescate

Además de la inacción política y social, a las empresas les ha costado crear la innovación tecnológica necesaria para combatir con éxito el cambio climático. Hasta ahora. La innovación tecnológica jugará un papel crucial a la hora de facilitar las transiciones industriales necesarias para pasar a un futuro sostenible y de menores emisiones. En plena era digital, cabe esperar una aceleración de la innovación y de la aparición de nuevas soluciones.

Las curvas de costes suelen explicar cómo tecnologías que previamente no eran más que fantasías distantes se convierten en realidad. Hoy en día observamos un descenso de las curvas de costes en todas las áreas de la economía verde, entre ellas las soluciones de economía circular, la captura de carbono y los alimentos de origen vegetal. Al hacerse realidad la escalabilidad comercial en estas áreas, pueden surgir repentinamente industrias de miles de millones de dólares, impulsando una mayor sostenibilidad y ofreciendo oportunidades de inversión potenciales muy atractivas.

Invertir en el Planeta A

Dado que no hay Planeta B, debemos concentrar nuestras inversiones en el único mundo en que vivimos: es necesario adoptar un modelo de crecimiento sostenible a nivel medioambiental. En el marco de esta transición, reconocemos la importancia de financiar empresas innovadoras que participen activamente en el logro de soluciones para los retos a los que nos enfrentamos. En nuestra opinión, esto incluye negocios implicados en las áreas de energía limpia, eficiencia de recursos, consumo sostenible, la economía circular y la sostenibilidad hídrica.

Creemos estar a las puertas de un punto de inflexión. Las empresas disruptivas alineadas con estos cinco temas clave podrían estar en posición de liderar la revolución verde y beneficiarse de una demanda significativa. Incluso en un mundo sin estímulo estatal focalizado, el ámbito de la inversión verde no va a desaparecer. De este modo, pensamos que los inversores se hallan en una posición única para apostar por una tendencia de crecimiento que va a prolongarse durante décadas, capaz de fomentar la sostenibilidad y de impulsar sus rentabilidades.