Las tres P de la inversión sostenible

Carla Bergareche_noticia
Firma: cedida (Schroders).

TRIBUNA de Carla Bergareche, directora general para España y Portugal, Schroders. Comentario patrocinado por Schroders.

Los fondos sostenibles han crecido con fuerza durante los últimos años, tendencia que se ha acentuado desde la llegada de la pandemia. En este sentido, el COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de los temas sociales, como la cuestión de raza o la desigualdad, así como la lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, pese a este boom, no existe una definición consensuada de lo que el sector entiende por inversión sostenible, ya que la palabra sostenibilidad está muy manida, como si fuera un comodín que puede incluir diferentes enfoques.

En este sentido, en lo que respecta al enfoque de Schroders, consideramos que hay tres pilares, que denominamos las tres P, que nos parecen clave a la hora de implementar esta filosofía de inversión en las carteras:

  • Propósito. Cuando invertimos en una empresa, como accionistas podemos influir en su comportamiento para que, además de retornos financieros, podamos generar un impacto positivo para la sociedad y el medioambiente. 
  • Personas. Evaluar la sostenibilidad requiere de un juicio de valor y ejercer nuestro poder de votación en las Juntas de Accionistas. Creemos que no se puede delegar en puntuaciones o calificaciones otorgadas por terceros.
  • Proceso. Hay que ser riguroso pero flexible y crear un marco de actuación consistente, pero que pueda evolucionar y mejorar con el tiempo.

Un propósito sostenible no implica menor rentabilidad

Pese a que cada vez hay más inversores que invierten teniendo en cuenta esta filosofía (el 45% de los inversores españoles invierten de manera sostenible, según el Estudio Global de Inversión de Schroders 2020), es común encontrarse con la creencia equivocada de que, si se pretende conseguir un impacto positivo, tenemos que sacrificar nuestras expectativas de rentabilidad. Sin embargo, creemos firmemente que eso no es así. La sostenibilidad es un elemento de integración, no hay que intercambiar rentabilidad por sostenibilidad.

Es importante añadir que no invertimos simplemente en las firmas más sostenibles de hoy sin tener en cuenta las perspectivas del precio de sus acciones. También buscamos oportunidades cuya cotización se sitúe por debajo de su valor y no refleje todo su potencial. Identificar los riesgos de sostenibilidad y el potencial de mejora es fundamental para tratar de lograr rentabilidades de inversión más altas.

Desde Schroders buscamos que la inversión sostenible logre un impacto positivo en la sociedad y en la conducta de las empresas, a la vez que ayudamos a los clientes a conseguir sus metas de inversión. Para ello, buscamos, analizamos y asignamos nuestro capital a aquellas compañías que ya se gestionan de forma sostenible, se encuentran inmersas en la transición hacia este modelo o están implementando mejoras en su perfil de sostenibilidad.

Las personas, en el centro del análisis

La evaluación de los riesgos y las oportunidades de sostenibilidad a menudo requiere ejercer nuestro juicio. En vez de basarnos en herramientas rígidas, como las puntuaciones que ofrecen terceros, las conversaciones que tanto nosotros, como los analistas, tenemos con las compañías nos permiten conseguir una panorámica matizada y centrada en el futuro. AdvertisementAdemás, conforme la sostenibilidad va ganando relevancia, estas conversaciones son cada vez más una colaboración en la que tanto nosotros como las empresas en las que invertimos buscamos maneras de mejorar.

Por ejemplo, es posible que una empresa haya desarrollado prácticas sostenibles, pero necesite ayuda en cuanto a cómo demostrarlo. Otras (sobre todo, las más pequeñas) quizá necesiten orientación para saber qué se entiende por buenas prácticas. Esta capacidad de poder poner sobre la mesa todas esas zonas grises en materia de sostenibilidad resulta fundamental, y la perderíamos si nos basáramos en calificaciones de terceros.

Un proceso enfocado en el futuro

El hecho de que el proceso que utilizamos pueda evolucionar conforme las cuestiones de sostenibilidad vayan ganando importancia para los clientes y la sociedad en su conjunto resulta fundamental. Por ejemplo, la pandemia ha puesto de relieve la importancia de contar con cadenas de suministro resilientes y tratar bien a los trabajadores.

Creemos que, con el tiempo, los criterios de la inversión sostenible se volverán más exigentes: las buenas prácticas de hoy serán los estándares mínimos de mañana. Nuestro proceso es capaz de evolucionar y mejorar, y eso nos permite seguir centrándonos en el futuro y en lograr las mejores oportunidades que coticen por debajo de su valor.

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