Elisa Ricón expone que si las medidas para transformar el ahorro en inversión siguen enfocadas en la oferta difícilmente se lograrán resultados diferentes a los ya conseguidos, que aunque relevantes, son insuficientes
COLABORACIÓN de Elisa Ricón Holgueras, Directora General de Inverco.
El 5 de diciembre la OCDE presentó su informe para revitalizar los mercados de capitales españoles. El documento es el resultado de una petición de la CNMV a la Comisión Europea, apoyada por el Gobierno español. El informe se estructura en torno a cinco recomendaciones principales. Dos de ellas resaltan la necesidad de potenciar los fondos de pensiones y preservar su naturaleza como instrumento de ahorro finalista a largo plazo. Esto significa limitar su disponibilidad solo a las contingencias naturales (jubilación, fallecimiento y dependencia) y a determinadas circunstancias extraordinarias (enfermedad grave, desempleo de larga duración y otras). En estas circunstancias, el mero transcurso del tiempo no tiene cabida.
Este diagnóstico específico para España viene a sumarse al que, en estos meses, venimos atendiendo para el conjunto de la UE. Está plasmado en diversos informes (Letta y Draghi) así como en las hojas de ruta de las instituciones europeas (Comisión, Parlamento y Consejo europeo). Todos ellos ponen el acento en cómo conseguir y financiar una Europa competitiva. Además, indican cuál es la mejor manera de transformar en inversión financiera esa gran masa de ahorro que actualmente los hogares europeos acumulamos en efectivo y depósitos. Eurostat cifra este ahorro en un 30% de la riqueza financiera de las familias (cerca de 12 billones de euros).
La nueva Comisión Europea, bajo el mandato de Ursula Von der Leyen, hizo público el 4 de febrero su interés en avanzar en este ámbito. Lo hizo con su reciente call for evidence sobre una Unión Europea de ahorros e inversiones. Entre las medidas que podrían materializar esta Unión, la Comisión destaca “la movilización del ahorro de manera más eficaz, en particular mediante el apoyo a la participación minorista en el mercado de capitales a través de productos de inversión y de ahorro simples y de bajo coste. Incluso mediante incentivos adecuados, fiscales o de otro tipo, para poner así en común grandes cantidades de capital de inversión y permitir una mayor creación de riqueza”.
Como valoración general de todos estos informes, la percepción unánime de que hay que tomar medidas para transformar el ahorro en inversión financiera es, sin lugar a duda, una magnífica noticia. No obstante, si dichas medidas siguen enfocadas, como hasta ahora, en el lado de la oferta, difícilmente podremos alcanzar resultados diferentes de los ya conseguidos. A pesar de ser muy relevantes, son insuficientes y distan de los objetivos europeos.
Rentabilidad, accesibilidad, transparencia y menores costes
Así, en los últimos años los fondos han seguido generando rentabilidad para sus partícipes. Esto ha sido posible mediante una revalorización de sus carteras acorde a los distintos perfiles y estrategias de inversión.
Los modelos de distribución han experimentado una profunda transformación gracias al esfuerzo de toda la cadena. Esto ha permitido que servicios de gran valor añadido sean accesibles a volúmenes de inversión claramente orientados al mercado minorista.
La información a inversores también ha mejorado significativamente a través del Documento de Datos Fundamentales. En su elaboración los fondos de inversión y de pensiones fueron pioneros. La finalidad fue garantizar una comprensión clara y adecuada por parte de los inversores de los aspectos más relevantes de su inversión.
Un año más, los costes soportados por los partícipes de los fondos mantienen su senda decreciente. Esto ha sido resaltado por la ESMA en su reciente informe "Costs and Performance of EU Retail Investment Products 2024". Esto ocurre a pesar de que los esfuerzos de las gestoras, y por ende sus gastos de estructura, se han multiplicado. Incluyen, por ejemplo, el control y la gestión de riesgos relacionados con la sostenibilidad y las TIC.
En resumen, las medidas incorporadas años atrás en el lado de la oferta, tanto de productos como de servicios, han dado sus frutos y lo siguen haciendo. No requieren revisiones drásticas, más allá de algunos ajustes y simplificaciones.
Sin embargo, estos informes también proponen otras medidas centradas en estimular la demanda, que han sido un éxito allí donde se han implementado y cuyos resultados no se harían esperar. Entre ellas destacan tres: incentivos fiscales, sistemas de autoenrolment y más educación financiera (ver apoyo).
El marco de competencias de armonización que los Tratados atribuyen a la UE plantea muchos interrogantes. Queda por ver si estas medidas podrán llevarse a la práctica de una forma coordinada. Los próximos meses serán clave para desvelarlos. Sin embargo, lo que está claro es que cada Estado miembro es soberano para ponerlas en marcha en su propio territorio. Esto subraya su compromiso con una Europa más fuerte y competitiva.
Medidas para estimular la demanda
Los incentivos fiscales son imprescindibles para estimular el ahorro y despertar el interés inversor especialmente para la jubilación, pero también en el ámbito de la sostenibilidad atendiendo a ese reducido 23% de inversores que declara tener preferencias de sostenibilidad (dato publicado por la CNMV en abril de 2024).
La posibilidad de establecer sistemas de autoenrolment o puesta a disposición de todos los trabajadores de un plan de pensiones al que queden incorporados por defecto, con posibilidad de renuncia en todo momento.
La perentoria necesidad de mejorar la educación financiera, una carencia especialmente notable en algunos países, como España.