TRIBUNA de Miguel Ángel Temprano, consejero delegado y director de Inversiones de Orfeo Capital.
TRIBUNA de Miguel Ángel Temprano, consejero delegado y director de Inversiones de Orfeo Capital.
Vivimos un escenario complicado donde ya no sabemos cuales son los intereses de cada parte. Estamos viendo cómo los americanos, sumidos ya y sin duda alguna en la peor crisis del siglo XXI, luchan porque ocurra lo contrario a lo que cualquier gobernante que no sea de un país de la OPEC++ desearía, y es que el precio del barril de petróleo suba.
El petróleo ha sido por definición el mercado más inelástico de todos los mercados del mundo. Es más, en mi época de profesor usaba este mercado para explicar, en modo contrario, lo que son las elasticidades de los mercados. Y su inelasticidad estaba derivada, y digo estaba y no está, en la dificultad para cerrar y abrir los pozos de petróleo a demanda. Así, si la demanda subía o bajaba, esto se veía reflejado en el precio de manera inmediata, ya que la oferta no se podía amoldar.
La llegada del shale oil, es decir del petróleo obtenido por la técnica del fracking, vino a corregir, al menos en una buena parte, esta ineficacia del mercado.
Hace algunos años, los árabes y particularmente Arabia Saudí, viendo que entraba un gran nuevo enemigo en el mercado, coincidiendo con el levantamiento de las históricas restricciones a la exportación a Irán, intentaron matarlo antes que se hiciera grande, y provocaron una fuerte bajada del precio por un exceso de producción. Pensaban que si el precio no cubría su break even, del orden de los 60 dólares por aquel entonces, los americanos no serían capaces de pagar sus prestamos financieros y quebrarían. Pero no fue así y debieron recular.
Desde entonces han ocurrido tres cosas y no sé cuál de ellas es más importante. La primera, que han reducido su break even, habiendo ya pozos como el de Eagle Ford que lo tienen en 42 dólares; la segunda que EE.UU. se ha convertido en un exportador neto de petróleo, lo que le independiza del mundo en términos petroleros; y tercera que muchos estados americanos dependen ahora de esta nueva fuente económica.
Es aquí donde debemos buscar si queremos entender el porqué la administración Trump fomenta un acuerdo entre los países productores para reducir drásticamente la producción de petróleo y, por ende, que el precio del barril suba de manera drástica.
Inicialmente cualquier gobernante debería querer un barril barato en situaciones como las actuales. Sin duda alguna un barril barato permitirá una recuperación económica más rápida, pero en esta situación de colapso económico los americanos se encuentran con que muchos estados críticos ven como una caída tan drástica del precio de barril hace inviable mantener abiertas sus instalaciones de obtención de shale oil. Particularmente en estados como Wyoming, Utah, Texas y Colorado, los tres primeros estados que han votado sistemáticamente republicano y el último, Colorado, un estado deseado en la carrera electoral de estos.
Veremos pues un acuerdo de reducción en la producción, que a la hora de escribir este articulo no se ha producido, pero que muy probablemente cuando el lector lo lea, ya se haya producido. Será una reducción importante, que supere con creces la de los 10 millones de barriles diarios pactada la semana pasada, que fue de más o menos del 10% de producción.
Y ahora nos debemos preguntar, ¿esto nos perjudica o nos beneficia a los que no estamos invitados a esta fiesta, pero sí a la de pagarla?
Pues la respuesta tiene dos caras. La primera un barril barato ayudaría a una recuperación más rápida. Creo que no hace falta explicar porque, es evidente. Pero la segunda, mucho más complicada de explicar pero tan importante como la primera, nos dice que, en un momento de creación y creación artificial de dinero, es decir de masa monetaria que de alguna manera nos llega entre otras cosas vía deuda publica, necesitamos inflación, al menos para que la ratio de nuestra deuda publica sobre PIB no haga que esta sea impagable. Y hoy por hoy el elemento más inflacionario que existe es el petróleo.
Así pues, no desechemos las bondades de tener un barril a 50 dólares. Obviamente no a 90 dólares, pero tampoco a 20 dólares.
Esa inelasticidad del mercado de la que antes hablaba ha llegado a provocar que algunos productores se vean obligados a cerrar pozos, pero no ya por no ser rentables, sino porque el consumo ha bajado tanto que no tienen donde almacenarlo. Al día de hoy y de acuerdo a los datos de AIE, el 100% de los barcos petroleros del planeta se encuentran llenos de petróleo, situación nunca hasta ahora ocurrida. Y esto no es bueno, porque podemos terminar provocando la caída de alguien que no se levanta tan rápido y es de los distribuidores. Y no nos olvidemos, las energías limpias están muy bien y son muy deseadas, pero de momento tenemos petróleo para rato.