Por una descarbonización con cabeza

Ana Claver Noticia
Firma: cedida (Robeco).

TRIBUNA de Ana Claver Gaviña, CFA, country head para Iberia, U.S. Offshore y Latam, Robeco. Comentario patrocinado por Robeco.

Recuerdo hará tres años cuando nos llegaban las primeras consultas sobre qué suponía la descarbonización de las carteras. Hoy en día, ante la preocupación generalizada por los efectos del cambio climático, es un tema recurrente por parte de los inversores y sobre el que las gestoras de inversión más atentas al impacto, como Robeco, han avanzado mucho gracias a la medición, el análisis y su comunicación.

Tres serían los motivos para descarbonizar las carteras de inversión: el primero sería meramente la motivación inversora, donde se busca disminuir el riesgo de la inversión; el segundo, colaborar a disminuir el impacto, contribuyendo a un mundo mejor; y el tercero, el regulatorio, donde la presión del regulador hacia una reducción de la huella medioambiental en los próximos años impulsará la inversión en compañías que mejor transiten hacia las energías limpias.

Respecto a la manera de enfocar la descarbonización en las inversiones, se ha evolucionado, desde la desinversión, como método directo y tajante que elimina cualquier valor relacionado con el carbono, a un análisis mucho más complejo y justificado que nos acerca más al verdadero sentido del desarrollo sostenible.

La desinversión y sus consecuencias

Si pensamos en la desinversión como un estilo de formación de carteras descarbonizadas, debemos aceptar estar perdiéndonos varias cosas como inversor. Por ejemplo, la posibilidad de que esa empresa con una huella de carbono elevada estuviera en pleno proceso de transición hacia las energías limpias y, por tanto, fuera susceptible de mejorar en valoración e impacto; o bien, estar prejuzgando a una empresa por pertenecer a un sector como puede ser el energético, en la senda de la reducción de emisiones.

Es más, retirándonos de la empresa perderíamos una de las herramientas más útiles hacia la sostenibilidad que es la presión inversora; una vez fuera del accionariado de una empresa nuestra opinión no cuenta, aunque sea la apropiada. Y no contentos con esta serie de ausencias, podríamos añadir que, si desinvertimos en carbono creyendo cooperar en la mejora ambiental, igual nos encontramos con otro inversor con menor sentido social que recupere la posición que tú has abandonado, manteniéndose el estatus quo en lo que a descarbonización se refiere.

Sin embargo, también existen empresas que, por su negocio intensivo en carbono, resulta más efectivo salir o no entrar. Este es el caso de las exclusiones que aplica Robeco en compañías con ciertos ingresos del carbón térmico, arenas petrolíferas o perforaciones en el Ártico, pensando en el planeta y a la vez en sus inversores. Porque no nos olvidemos que ciertos activos relacionados con el carbono perderán su valor, o incluso desaparecerán gradualmente de las cuentas de la empresa con el avance incontestable de la descarbonización, aparte de ser susceptibles de incurrir en penalizaciones como multas o impuestos.

El alcance 3, a tener muy en cuenta

Es importante señalar que la manera completa de conocer las emisiones generadas por la actividad de una empresa no deberá limitarse a calcular la huella de carbono en sus alcances 1 y 2, que consideran las emisiones directas de la empresa y las que le proveen de electricidad, sino a calcular también su alcance 3. Este último, el más difícil de medir por la complejidad de los modelos de estimación, es la manera de entender la contribución a las emisiones de su cadena de suministro, conociendo así la exposición de la empresa de manera completa.

Para conocer el riesgo climático de una empresa, y una vez calculada la huella de carbono en todo su alcance, se analizará la estrategia climática de la empresa atendiendo a tres aspectos: los riesgos de transición, por ejemplo, una empresa que se compromete a reducir sus emisiones en un 20% para 2040 no se encuentra en línea con el Acuerdo de París, necesitando mayor esfuerzo; las oportunidades de transición, por ejemplo, analizando cómo incluye la empresa las energías renovables, distribución, gestión y eficiencia energética; y los riesgos físicos, que surgen de las condiciones climáticas extremas, difíciles de asegurar y que exigen un trabajo pormenorizado por activo y localización. Así, conociendo sus riesgos específicos y las oportunidades de la cartera, entenderemos cómo será la compañía climáticamente en 10 o 20 años.

La lucha más efectiva, a través del engagement

Reducir la huella de carbono descarbonizando la cartera es una manera rápida de evitar mayores riesgos futuros, pero al mismo tiempo estamos transfiriendo esa exposición a otro inversor. La forma más efectiva de jugar un papel activo en la lucha contra la crisis climática es a través del engagement, animando a las compañías contaminantes a que adopten modelos de negocio y prácticas menos intensivas en carbono. En este sentido, Robeco está desarrollando un papel muy activo en varios sectores, siendo la descarbonización uno de los principales temas de engagement en 2020.

En Robeco tenemos la ambición de lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en todos nuestros activos bajo gestión para el año 2050 formalizando una hoja de ruta y estableciendo metas intermedias para cumplir con este objetivo, en línea con los esfuerzos globales para limitar el calentamiento global a 1,5°C. Aquellas incluirán la reducción de las emisiones de la cartera, pero también la inversión en soluciones climáticas como los bonos verdes y el compromiso con las empresas participadas para impulsar la reducción de emisiones en la economía y generar un impacto en el mundo real. Robeco también trabajará junto con sus clientes y los asesorará sobre los objetivos de descarbonización que estén en línea con el objetivo que se ha fijado. En Robeco seguimos trabajando día a día para mejorar, desde el conocimiento.