Reflexiones en beneficio del pequeño inversor en mi despedida del asesoramiento financiero regulado

Carlos Orduña
Carlos Orduña. Fuente: Cedida

TRIBUNA de Carlos Orduña, ex CEO de Corefinance Financial Services Eafi.

Tras años de actividad profesional como primer ejecutivo y propietario de entidades registradas en la CNMV, me despido de la actividad financiera regulada. Y lo hago en el mejor momento posible dada la fuga generalizada de clientes de gestoras y EAF ante la crisis financiera, que anticipé en un artículo en esta misma revista para incorporarme como consejero ejecutivo a una fintech global. Para aportar alguna idea al sector, ya fuera de él me permito hacer una serie de reflexiones.

Es fundamental mejorar la cultura financiera en España, muy por debajo de países como Suiza o Gran Bretaña, y que es un elemento determinante para que los clientes conozcan y entiendan productos financieros más sofisticados que los fondos de inversión. Como presidente de la asociación de asesores financieros del Consejo General de Economistas tuve la ocasión de participar en reuniones de formación con la CNMV, universidades y escuelas de negocios en la cuales se constataba este hecho.

Esto es extensible a los profesionales de la gestión de activos, incluidos gestores de fondos en SGIIC, aseguradoras y family offices. Sabiendo que la especialización en el sector financiero es necesaria, en mi caso en calidad de CEO de la Eafi Corefinance Financial Services he desarrollado y perfeccionado productos siempre a medida que garantizan el 100% del capital y rentabilidades aseguradas a un plazo determinado, en un formato no conocido en España pero explicados en parte en las guías de la CNMV. Con tres áreas de actividad en la firma: asesoramiento corporativo a empresas (con acceso al mercado Euronext), financiación a pymes en mercados de capitales y asesoramiento patrimonial. 

En las diversas presentaciones realizadas a los profesionales mencionados me he encontrado de todo: desde el desconocimiento, excusas de que no tienen clientes para estos productos y hasta la negación de la posibilidad de garantizar el capital. En todos subyace un mal entendido orgullo profesional de no dejarse asesorar por un especialista que, al final, repercute negativamente en el interés del cliente, lo que es muy grave. De hecho, de las guías de la CNMV se deduce que son distribuibles al inversor minorista siempre que cumplan ciertas condiciones de información como las que hemos elaborado.

Al haber logrado que la única agencia de rating autorizada por la ESMA se comprometa a calificar estos productos, que con ciertas características discutidas con ella tendrían un rating de grado de inversión en el tramo A, estoy trabajando en el registro de una patente sobre los mismos.

Si los profesionales de la gestión de activos se hubieran preocupado de conocer las mejores opciones de inversión para sus clientes, estos estarían tranquilos en la situación actual y  no estarían sufriendo las consecuencias de la fuga masiva de clientes que provocará el cierre o la constante recapitalización de sus entidades para cumplir con los nuevos requisitos de solvencia.

En el sector financiero no se hace más que hablar de la tecnología como elemento fundamental cuando la clave de su evolución en beneficio de los inversores y no de las entidades, que es de lo que se trata es la difusión y formación al público sobre opciones de inversión de última generación.