Renta variable sostenible global: noticias y oportunidades (septiembre 2020)

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Firma: cedida (Janus Henderson)

TRIBUNA de Hamish Chamberlayne, gestor del fondo Global Sustainable Equity, Janus Henderson. Comentario patrocinado por Janus Henderson.

Analizamos los últimos acontecimientos en el mundo de la sostenibilidad mientras empezamos a salir de la crisis del COVID-19 y comentamos cómo se ha comportado el fondo Global Sustainable Equity ante esta situación.

En el segundo trimestre de este año tan agitado, los mercados de renta variable repuntaron con fuerza, ya que la tasa de crecimiento global de contagios de COVID-19 se ralentizó en algunas regiones, dando esperanzas a los inversores de que lo peor de la pandemia podría haber quedado atrás. Varios países relajaron sus restricciones de confinamiento y sus datos económicos mostraron un aumento de los niveles de actividad, lo que alentó la esperanza de una recuperación económica global en forma de V. La confianza se vio alentada por la gran magnitud del estímulo, tanto monetario como fiscal, anunciado por los bancos centrales en los últimos meses. El mercado estadounidense se comportó mejor que los demás mercados principales, al registrar su mejor trimestre desde el cuarto trimestre de 1998, gracias a la continua rentabilidad superior de las acciones tecnológicas, lo que llevó al índice Nasdaq a nuevos máximos históricos.

¿Cuáles han sido nuestros resultados desde el punto de vista medioambiental?

En nuestro repaso del primer trimestre, señalamos que la pandemia de COVID-19 nos había permitido vislumbrar cómo podría ser un futuro sostenible, con importantes descensos de las emisiones de carbono y contaminación aérea. Los datos iniciales de los satélites indican una reducción de entre el 30% y el 60% del dióxido de nitrógeno y la contaminación de las partículas en suspensión en las principales ciudades del mundo, debido a la disminución de la congestión, el tráfico aéreo y la industria pesada. Sin embargo, con la reanudación de la actividad económica, esto no será más que una breve interrupción y apenas habrá tenido impacto en la ralentización de la crisis climática, que sigue aumentando.

Entre los titulares informativos, dominados por la pandemia, es fácil pasar por alto los desastres medioambientales más recientes: noticias de temperaturas máximas históricas en el Ártico y un récord de incendios forestales en Siberia. Y esto tras el récord de incendios en Australia y el Amazonas el año pasado. Sin embargo, resulta alentador ver que muchos gobiernos no han perdido de vista la obligación de descarbonizar sus economías y somos optimistas sobre las perspectivas de una recuperación verde de la UE, con planes de estímulo fiscal destinados a los sectores de tecnologías limpias como la generación de energías renovables, la tecnología y materias de construcción verdes y la movilidad electrónica.

Los valores tecnológicos, a la cabeza

El paso a una economía digital ha sido un tema importante en los últimos años y la pandemia ha acelerado dicha transición; nuestra estrategia se ha beneficiado de sus inversiones relacionadas con el software y los semiconductores. Como resultado, la sobreponderación en el sector tecnológico ha contribuido a la rentabilidad superior, mientras que nuestra exposición mínima al tipo de empresas más gravemente afectadas por la crisis también nos ha beneficiado.

En cuanto a los valores, Avalara, desarrollador innovador de sistemas de gestión fiscal de ventas, y el desarrollador de software de diseño Autodesk, se comportaron de forma excelente tras anunciar un crecimiento de los ingresos mayor de lo esperado, lo que puso de manifiesto la capacidad de resistencia de sus modelos de negocio. De igual modo, Cadence Design Systems se benefició de la fuerte demanda de su software de colaboración basado en la nube (cloud), que facilita el diseño de las placas de circuito impreso y la fabricación de dispositivos electrónicos. En efecto, las compañías que ofrecen soluciones en la nube registraron una fuerte demanda, ya que los trabajadores de muchas empresas empezaron a trabajar desde casa. Adobe comunicó un fuerte crecimiento de los ingresos, gracias a sus negocios de Creative, Document y Experience Cloud, mientras que Microsoft anunció una fuerte demanda de sus productos Office y Azure. Las compañías de hardware tecnológico con exposición a los centros de datos en la nube también se beneficiaron de nuestras posiciones en fabricantes de equipos de semiconductores ASML y LAM Research, que despuntaron.

El mayor lastre para la rentabilidad relativa del trimestre fueron dos acciones que no están en la cartera: tanto Amazon como Apple subieron más de un 40%, lo que restó más de un 1% a la rentabilidad del fondo. En nuestras posiciones, el principal lastre fue el proveedor sanitario de cuidados intensivos estadounidense Encompass Health, ya que el COVID-19 ha afectado negativamente al número de pacientes internos de sus centros de rehabilitación, aunque algunos servicios de salud en el hogar y centros de enfermos terminales siguen creciendo. El fabricante japonés de herramientas analíticas Shimadzu también lastró la rentabilidad, tras comunicar unos decepcionantes resultados para todo el año y revisar a la baja las futuras expectativas de crecimiento. Seguimos creyendo en la capacidad de la compañía para aumentar las ventas a largo plazo, pero prevemos que la demanda podría ser débil, ya que la covid-19 está retrasando el gasto de sus clientes.

 Ganadores y perdedores de la crisis del la COVID-19

Con el inicio del desconfinamiento, la actividad económica ha repuntado, pero el éxito desigual de la relajación de las medidas en todo el mundo sirve como recordatorio de que no va a ser un proceso fácil. Sectores como el comercio minorista, los restaurantes y el ocio físico seguirán teniendo dificultades hasta que la actividad vuelva a niveles más normales. En cambio, la digitalización, tendencia que creemos coincide con una economía sostenible, sigue acelerándose. La capacidad de adaptación y resistencia mostrada hasta ahora por la economía digital (muchas empresas han registrado un aumento de la demanda de sus servicios) ha servido para destacar la idea de que muchas personas y empresas pueden reducir su huella de carbono.

Creemos firmemente que la transición a una economía baja en carbono va a continuar; el impulso imparable de la tecnología limpia, junto con la creciente carga reglamentaria asociada al carbono, restan atractivo a las inversiones en combustibles fósiles. Además, esperamos que el apoyo de la normativa a la transición a la energía limpia continúe. Cada vez más empresas de los sectores de generación eléctrica, transporte e industria presentan planes de inversión para varios años coherentes con la transición a una economía con bajas emisiones de carbono. En la próxima década, consideramos inevitable un enorme aumento de la capacidad de generación de energías renovables, avances en la tecnología de baterías y la adopción generalizada del coche eléctrico por los consumidores. Creemos que esta va a ser la década en que veamos claramente la perspectiva del pico de la demanda de petróleo.

Hay muchos otros ámbitos en los que esperamos pocos cambios: la necesidad de servicios sanitarios básicos, alentada por el envejecimiento de la población, ha aumentado debido a esta crisis; los seguros y los servicios de gestión de riesgos siguen siendo muy necesarios, el crecimiento de la población y el proceso de urbanización van a continuar y, con ellos, la necesidad de invertir en infraestructuras sostenibles, transporte público, edificios de eficiencia energética y tecnología del agua. La innovación avanzará en lo que respecta al a economía circular y seguirá habiendo demanda de muchos servicios y bienes de consumo relacionados con el deporte y el ocio el entretenimiento y la alimentación saludable.

Nota: pulse aquí para acceder al último video de Hamish Chamberlayne (Julio 2020) sobre cómo se ha comportado la estrategia en lo que llevamos de la crisis y cómo ha sorteado la reciente rotación de mercado del estilo growth al value.