Retos de la gestión de carteras en 2020

Gonzalo García Valero Caser
Cedida

TRIBUNA de Gonzalo García Valero, responsable del Área de Asesoramiento de Caser Asesores Financieros.

Los mercados financieros comienzan el año 2020 con bastante oxígeno. Después de un año 2019 en el que han subido prácticamente todos los activos financieros, se puede decir que los inversores han cogido aire para afrontar este nuevo año.

La sintonía general es más atractiva, y parece que los bancos centrales están vigilando con lupa a los mercados y a los últimos datos económicos, para adaptar sus políticas monetarias y así imprimir confianza en el mercado. Estas actuaciones de los bancos centrales no las esperaba nadie durante los primeros días del año 2019, y por eso a muchos inversores les pillaron desprevenidos estos movimientos y quedaron fuera sin poder recuperarse de las pérdidas ocasionadas por el nefasto año 2018. De ahí que consideremos vital estar gestionado o asesorado por buenos profesionales que ayuden a guiar a sus clientes para que alcancen sus objetivos.

En cualquier caso, se atisba un horizonte positivo, aunque también frágil económicamente hablando. Los factores geopolíticos han de seguirse teniendo muy en cuenta, con el acuerdo por fases entre Estados Unidos y China por bandera. Un acuerdo que parece bastante frágil, y que cada fase traerá consigo volatilidad y movimientos en el mercado. Otro reto importante es la política mundial. Cada vez más países están gobernados por coaliciones, y las condiciones empiezan a ser totalmente diferentes, por lo que los mercados se tienen que acostumbrar a este nuevo entorno político, que no solo está presente en Europa, sino también en América Latina. Por estos motivos, una gestión de carteras en la que poner la prudencia como punta de lanza, es clave para este año y los siguientes.

Dejando a un lado la geopolítica, y centrándonos más en las inversiones, este 2020 vuelve a ser un año de retos sobre las valoraciones. La foto para los inversores más conservadores es sobre el papel más complicada que para los inversores de renta variable. Con unos tipos de interés tan bajos o incluso negativos, y después de un año brillante en 2019, donde los diferenciales de crédito frente a la deuda pública se ha reducido considerablemente, no quedan muchas oportunidades de revalorización vía diferencial y tampoco parece que las haya por duración. A pesar de que los resultados de las compañías sean buenos, un aumento en las tir de los bonos podría acarrear pérdidas considerables en estos bonos de grado de inversión. Por eso, creemos que las oportunidades para el inversor conservador se han reducido tras el paso del año 2019. En renta variable, la foto es más alentadora, aunque no idílica. Desde luego que sobre el papel, la rentabilidad por dividendo de las acciones es mucho más atractiva que la tir de los bonos corporativos. 2019 ha resuelto las abultadas pérdidas de 2018 y las valoraciones son más exigentes, aunque tampoco podemos hablar en ningún caso de precios caros, sobre todo si tenemos en cuenta la bolsa europea. Eso nos lo dirán entre otros los resultados empresariales y las guías de las empresas para el 2020 y para los siguientes años.

En cualquier caso, y como comentaba previamente, el que la renta variable parezca más atractiva que la renta fija, no debe suponer una inercia que haga que tomemos más riesgos de los debidos. De ahí, de nuevo poner énfasis en las bondades de estar gestionado o de contar con un asesor financiero.

Por último, quería hacer énfasis en que este año es también un reto en el sentido de que se empieza a tener conciencia sobre las inversiones con carácter ESG (Environmental, Social y Governance). Cada somos más conscientes del problema que tenemos y la industria de gestión de activos, sobre todo en Europa, se está volcando con esta cuestión, para la que no hay vuelta atrás. Implementar ESG en una cartera gestionada no significa sólo invertir en fondos de empresas de energías renovables. Significa invertir en fondos que implementan en cartera compañías de cualquier sector, que tienen o están tomando medidas para la reducción de su huella de carbono, conciencia social en términos de igualdad y políticas de buen gobierno corporativo. Las autoridades europeas están haciendo grandes avances para regular las inversiones en materia ESG, y esto es ya una tendencia a largo plazo que ha venido para quedarse.