Riders on the storm: identificación y gestión de riesgos no comerciales

Juan Rivera
Juan Rivera

TRIBUNA de Juan Rivera, senior managing director del área de Strategic Communications de FTI Consulting

El mundo atraviesa tiempos convulsos: guerras comerciales, inestabilidad política, efectos adversos del cambio climático y crisis sanitaria derivada de la pandemia del coronavirus. Estos y otros factores plantean importantes desafíos para las empresas, que afrontan unas circunstancias en que la certeza parece una cosa del pasado y donde se impone un cambio de actitud en lo referente a la transición energética.

El informe Riders on the storm: identificación y gestión de riesgos no comerciales es fruto de la colaboración entre EsadeGeo-Center for Global Economy and Geopolitics y FTI Consulting; ambas firmas han aunado sus fortalezas y ámbitos de conocimiento para aportar a las empresas respuestas para hacer frente a estos riesgos no comerciales, analizando cuáles producen mayor preocupación y qué modelos de gestión se están aplicando mediante la identificación de las principales amenazas no comerciales para las empresas.

Son tres las contribuciones del informe: identifica los principales riesgos no comerciales percibidos por multinacionales españolas a escala global; pone a disposición, como herramienta de acceso libre, el EsadeGeo/FTI Nonmarket Country Index, un índice de riesgos no comerciales por países; y analiza las estrategias y estructuras de gestión de riesgos no comerciales que adoptan las multinacionales españolas.

Cómo se elabora el EsadeGeo/FTI Nonmarket Country Index

El índice elaborado conjuntamente por EsadeGeo y FTI Consulting proviene de un proceso de desarrollo consistente en dos etapas: en la primera, se elaboran tres subíndices atendiendo a infraestructuras, economía y sociopolítica, que incluyen información a partir de datos de acceso libre de un mínimo de 130 países en cada uno. Estos subíndices son sintetizados en una puntuación final, que da como resultado el Global EsadeGeo/FTI Nonmarket Country Index.

EsadeGeo/FTI Nonmarket Country Index.

España se encuentra entre los 20 países del mundo con mejor puntuación para hacer negocios.  En 2018, último año que recoge el estudio, España obtuvo una nota de 7,12 sobre 10; el informe destaca la mejoría ascendente en el perfil de riesgos no comerciales para las empresas, tras acumular cinco años consecutivos al alza.

Los tres primeros puestos del índice están ocupados, respectivamente, por Países Bajos, Alemania y Hong Kong; son los únicos países que obtienen una puntuación superior a 8 sobre 10. EE. UU. ocupa el cuarto lugar con una nota de 7,94 en 2018; el país retrocedió puestos por segundo año consecutivo coincidiendo con la presidencia de Donald Trump.

Entre las tendencias que revela el Non Market Country Index está la curva de recuperación en forma de V que experimentan Hong Kong y todos los países europeos entre 2011 y 2018, reflejando el impacto de la crisis de la deuda soberana. Esto lleva a EsadeGeo y FTI Consulting a constatar que el componente puramente económico del índice ha marcado la tendencia general en los últimos años.

En cuanto a los resultados de EE. UU., se observa una fuerte recuperación económica tras la crisis financiera de 2008, que en agregado compensa la caída en el componente sociopolítico que está viviendo el país durante el mandato de Donald Trump.

Finalmente, destacan por sus puntuaciones cercanas a 7 sobre 10, que les sitúan en el top 30 de países con mejor perfil de riesgo, a Estonia y Chile. En el primer caso, el informe justifica la buena nota por su fuerte economía digital, mientras que en el segundo viene dada por su estructura de clase mundial.

Mapa de riesgos según directivos españoles

El estudio también incluyó la conducción de una serie de entrevistas con directivos de empresas del Ibex 35 para detectar cuáles eran los principales riesgos geopolíticos que percibían para sus empresas. Se detectaron cuatro grandes frentes: riesgos para la gobernanza del comercio (particularmente las sanciones de EE.UU., el incremento unilateral de los aranceles y las represalias por parte de las economías mundiales, así como su imprevisibilidad); ambiente político frágil (incertidumbre política en las economías desarrolladas, polarización y malestar social en Latinoamérica, autoritarismo y competencia regional en Oriente Medio y en el norte de África, avance del populismo en Europa y Norteamérica), que lleva pareja la percepción general es que ya no hay nada seguro, y que la regulación que afecta a las importaciones y exportaciones puede cambiar de un día para otro; nuevas olas regulatorias (cambio climático, gobernanza digital, gestión de datos e información), con efectos que pueden ser impredecibles, especialmente si difieren entre los mercados) y la preocupación en torno a fallos en ciberseguridad.  

Tras el estallido de la pandemia, EsadeGeo y FTI Consulting entrevistaron de nuevo a los directivos del Ibex 35 para ajustar el mapa de riesgos no comerciales, con la intención de poner de manifiesto las disrupciones y los cambios provocados por el coronavirus. Como resultado, se observa que la ciberseguridad se ha vuelto ahora más relevante que nunca, ya que muchas empresas han trasladado los lugares de trabajo y las comunicaciones de las redes a los hogares de sus empleados y el teletrabajo se ha impuesto como la opción prioritaria en muchas de ellas.

En cuanto a las respuestas nacionales ante la pandemia, aunque compañías participantes en el estudio son mayoritariamente multinacionales, prácticamente todos los entrevistados destacan cómo las ramas regionales de las compañías han actuado en línea con las autoridades nacionales de cada país en el que operan.

Respecto a la estrategia de actuación, todas las compañías entrevistadas introdujeron modificaciones a sus procesos operacionales, tanto a escala local como global, incluyendo la adopción de medidas públicas de seguridad sanitaria, respuesta a las disrupciones en la cadena de suministro y trabajo a distancia para las operaciones no esenciales.

En último lugar, se pudo constatar la resistencia de las estrategias no financieras, con un aumento en la cooperación público-privada y el refuerzo de los criterios ESG de las compañías.