¿Se está desmoronando el frente común hacia la transición energética?

Firma. cedida (BNP Paribas AM).

TRIBUNA de Ulrik Fugmann y Edward Lees, gestores del BNP Paribas Energy Transition. Comentario patrocinado por BNP Paribas Asset Management.

Nos encontramos a las puertas de una nueva revolución industrial alimentada por fuentes de energía más verdes y renovables. No obstante, como en revoluciones industriales previas, el cambio no sigue un rumbo lineal: la crisis energética, desencadenada por las secuelas de la pandemia, la invasión rusa de Ucrania y acontecimientos climáticos inesperados, está dislocando los planes de transición energética.Advertisement A fin de afrontar esta crisis, los países están recurriendo a fuentes contaminantes de combustibles fósiles como solución a corto plazo para salvar la brecha energética. Este desarrollo representa sin duda un paso atrás en la agenda de descarbonización, pero… ¿existen asimismo razones para el optimismo?

Todos manos a la obra

La crisis de suministro energético obedece a numerosos factores. Aunque el estallido de la guerra en Ucrania y los consiguientes esfuerzos de los gobiernos para diversificar sus importaciones de combustible fuera de Rusia son la principal fuente de la crisis, otros factores juegan un papel notable.

Para empezar, un verano dominado por olas de calor ilustró cómo el cambio climático puede exacerbar los problemas de suministro de energía. Los niveles excedentes de luz solar quizá hayan impulsado la producción de energía fotovoltaica, pero también obligaron a mucha gente a conectar el aire acondicionado y a consumir más electricidad de lo habitual. Los bajos niveles de agua condujeron a una enorme escasez de energía hidroeléctrica y de agua para refrigerar reactores nucleares, mientras que la falta de viento limitó la producción de los parques eólicos.

La escala de la crisis exigió la respuesta inmediata de los gobiernos y un mayor uso de todas las fuentes energéticas (incluidos los combustibles fósiles) para satisfacer las necesidades de energía de cara a este invierno. No obstante, tal enfoque de 'todos a cubierta' no equivale a un abandono de la lucha contra el cambio climático; de hecho, existen razones de peso para sugerir que podría acelerar la transición hacia fuentes de energía limpias a medio plazo.

La crisis impulsa la transición energética

Para empezar, la crisis ha obligado a todo el mundo (incluso a los escépticos climáticos) a reconocer que la necesidad de diversificar las fuentes energéticas es más apremiante que nunca. Incluso si el conflicto en Ucrania se resolviera mañana, las implicaciones estratégicas de depender de otro país a nivel de suministro energético se han hecho patentes, y ello ha llevado a más países a buscar la independencia energética. Este deseo de seguridad energética en adelante apunta claramente hacia las renovables.

En segundo lugar, ha obligado a países, empresas y hogares a plantearse cómo consumen energía. La transición energética no se trata solamente de adoptar fuentes más limpias: la eficiencia energética y la reducción del consumo son aspectos igualmente cruciales para lograr los objetivos de descarbonización.

Por último, la conexión entre el cambio climático, la seguridad energética y la inflación se ha hecho cada vez más evidente. Mientras que el precio de los combustibles fósiles no deja de aumentar, el sol y el viento son gratis (una vez instalada la infraestructura necesaria) y el aumento de escala está reduciendo rápidamente los costes iniciales. Dicho esto, y aunque el rumbo hacia la energía limpia está claro, las regiones que abanderan el avance se están desconectando cada vez más de sus trayectos de transición.

Europa da marcha atrás

Europa ha sido uno de los líderes en la lucha contra el cambio climático. El Objetivo 55 de la UE se propone reducir la dependencia de los combustibles fósiles, ampliar el uso de las renovables, acelerar el desarrollo de los vehículos eléctricos y espolear opciones de energía limpia para la aviación y el transporte marítimo.

No obstante, dada la dependencia histórica de Rusia para el suministro de energía en la región, sus órganos de gobierno se han visto obligados a adoptar medidas de emergencia para asegurar que se satisfacen las próximas necesidades energéticas, especialmente este invierno. Esto ha conducido a una nueva estrategia a corto plazo (RePowerEU) que detalla cómo Europa puede reducir, y en última instancia eliminar, su dependencia de combustibles fósiles rusos a través de tres pilares:

  • Conservación de energía.
  • Diversificación del suministro.
  • Aceleración de la transición hacia la energía limpia.

Aunque este plan tiene un componente de renovables significativo, también se compromete a construir nueva infraestructura de gas natural licuado (GNL). De hecho, los análisis sugieren que los gobiernos europeos gastarán 50.000 millones de euros en suministro e infraestructura de combustibles fósiles este invierto, más de cuatro veces el importe de 12.000 millones reservado en el marco de RePowerEU(1). Pese a describirse como paliativas, estas medidas hacen temer que una inversión tan sustancial en nueva infraestructura de combustibles fósiles justificará su uso a largo plazo.

Estados Unidos toma la delantera

En cambio, se espera que la nueva Ley de Reducción de la Inflación aprobada recientemente en Estados Unidos dará un fuerte impulso a su transición energética. Considerada como la ley climática más importante de la historia del país, su paquete de 369.000 millones de dólares se propone impulsar el suministro de energía limpia, descarbonizar la agricultura y la industria, elevar la inversión en nuevas tecnologías verdes, elevar la inversión en eficiencia energética y ayudar a las comunidades con rentas bajas a adaptarse al cambio climático. Los análisis iniciales sugieren que las medidas reducirán las emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) de un 31% a un 44% de los niveles de 2005 de aquí a 2030(2), lo cual representa una mejora significativa respecto a la política previa.

Esta nueva legislación y los incentivos fiscales que la acompañan se proponen estimular la construcción o la exportación de más infraestructura verde en Estados Unidos, lo cual podría conducir al crecimiento de la capacidad productiva y de la fabricación de productos de energía limpia en la principal economía del mundo. También subraya la tendencia generalizada hacia la repatriación de capacidad iniciada cuando el COVID-19 trastocó las cadenas de suministro, y amplificada por temores de que la dependencia de otro país pueda afectar a los flujos comerciales (tal como ha demostrado Rusia suspendiendo el suministro de gas a través de su gasoducto Nord Stream 1).

La Ley de Reducción de la Inflación estadounidense se considera, con razón, como un punto de inflexión. No solo es oportuna a la luz de la preocupación actual en torno a la seguridad energética, sino que restaura a Estados Unidos como socio creíble en la agenda de cambio climático a las puertas de la COP27, lo cual debería tener un efecto positivo en las medidas actuales y futuras a nivel global.

Las mayores ambiciones de China

China se ha enfrentado a sus propios retos energéticos. Pese a estar relativamente aislada de los problemas de suministro relacionados con Rusia (China ha aprovechado los precios descontados del combustible ruso para convertirse en uno de sus principales compradores de petróleo(3)), los acontecimientos meteorológicos extremos durante el verano afectaron a su propia seguridad energética. Los niveles de energía hidroeléctrica en el suroeste del país disminuyeron, lo cual hizo que se quemara más carbón para generar electricidad y obligó al cierre de fábricas(4). Por lo demás, China ha suspendido su colaboración con Estados Unidos en materia de calentamiento global, anunciada el año pasado en la cumbre COP26.

No obstante, Pekín parece dispuesto a continuar con sus compromisos de descarbonización. El 14º Plan Quinquenal, aprobado el pasado mes de marzo, contiene objetivos ambiciosos para reducir las emisiones de carbono: la expectativa es que tocarán techo en 2030 y que el gigante asiático alcanzará la neutralidad de carbono (cero emisiones netas) de aquí a 2060.

Esto no será tarea fácil: se anticipa que las emisiones de carbono chinas tocarán techo a un nivel mucho más alto que en Estados Unidos, y sus autoridades se proponen alcanzar la neutralidad tan solo 30 años tras dicho pico, un plazo mucho más corto que el de Europa y Estados Unidos. No obstante, se ha invertido considerablemente en tecnologías clave como energías renovables, vehículos eléctricos, estaciones de carga, almacenamiento de energía y proyectos verdes. Además, China ha revisado recientemente al alza su ambición de generación de electricidad de fuentes renovables de cara a 2025, del 28,8% fijado en 2020 al 33%(5).

Los inversores pueden dictar la agenda de descarbonización

La transición energética se halla en un momento crucial. A corto plazo, las fuentes basadas en carbón, gas y fisión nuclear han recibido un impulso desafortunado pero necesario, dado el alcance de la crisis energética. A medio plazo, no obstante, la crisis ha elevado la concienciación en torno a la necesidad de las renovables.

Un desarrollo quizá más preocupante para los objetivos de neutralidad de carbono es que los esfuerzos de las grandes potencias mundiales en la lucha contra el cambio climático se están desvinculando unos de otros. La próxima cumbre COP27 podría ser momento de volver a aunarlos, pero los inversores también pueden jugar un papel crucial ayudando a avanzar la agenda de descarbonización concentrándose en estrategias de inversión respetuosas con el medioambiente.

En BNP Paribas Asset Management, nuestro Grupo de Estrategias Medioambientales considera vital tener en cuenta el pasado y el presente a la hora de evaluar las oportunidades de inversión a largo plazo del futuro. Poner fin a la dependencia mundial de los combustibles fósiles es crucial de cara a la próxima revolución industrial. Las renovables impulsarán el crecimiento económico del mismo modo que la sustitución del aceite de ballena por el petróleo en el siglo XIX aceleró el crecimiento. Emplear una lente histórica experta y holística, que refleje tanto el pasado como el futuro, nos ayuda a identificar negocios con visos de convertirse en los ganadores a largo plazo.

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Fuentes:

1 https://www.bnpparibas-am.co.uk/professional-investor/blog/climate-and-energy-are-more-closely-intertwined-than-ever/

https://viewpoint.bnpparibas-am.com/how-will-the-us-inflation-reduction-act-boost-climate-action/

https://www.bbc.co.uk/news/world-asia-india-60783874

https://www.bnpparibas-am.co.uk/professional-investor/blog/climate-and-energy-are-more-closely-intertwined-than-ever/

https://www.reuters.com/business/sustainable-business/china-says-third-electricity-will-come-renewables-by-2025-2022-06-01/