Transición energética, hidrógeno verde o infraestructuras: oportunidades en el camino hacia el Net Zero

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Firma: cedida (Amundi).

TRIBUNA de Cristina Carvalho, directora del Negocio Institucional, Amundi Iberia. Comentario patrocinado por Amundi.

En los últimos años hemos asistido a una evolución radical de la industria energética. Las renovables han tomado el centro de la escena gracias al descenso de costes, las innovaciones tecnológicas y la necesidad de descarbonizar nuestro suministro de electricidad, mientras que casi todos los países del mundo se han comprometido a alcanzar objetivos Net Zero a través del Acuerdo de París. En este contexto, la crisis energética y geopolítica por la guerra de Ucrania no ha hecho sino confirmar la necesidad de acelerar la transición energética.

Esta transición está cambiando nuestra forma de vivir y afecta a todos los sectores de la economía, lo que hace que sea una oportunidad de inversión global.

Hidrógeno verde: un gran reto estratégico de alcance global

El hidrógeno es un gas ligero y el elemento químico más abundante del universo, pero prácticamente no se encuentra en la tierra en su forma pura, sino unido a otros átomos en el agua, la biomasa o los combustibles fósiles. Produce tres veces más energía que el petróleo para la misma masa. Se puede almacenar de forma relativamente fácil durante largos períodos; pudiendo usarse como vector energético (sustancias o dispositivos que almacenan energía, de forma que pueda liberarse posteriormente de forma controlada) y como solución de almacenamiento de energías renovables intermitentes como la solar o eólica.

Tiene numerosos usos. Por ejemplo, si se utiliza en un vehículo de pila de combustible, no genera emisiones de CO2, sino solo vapor de agua. Permite a los coches recorrer hasta 700 kilómetros con un solo depósito; proporciona energía que podría usarse en el sector marítimo y de aviación y tiene aplicaciones industriales, como la fabricación de fertilizantes.

Los colores del hidrógeno

Los colores del hidrógeno dependen de la forma de producirlo; indicando la cantidad de CO2 que se libera en el proceso. La producción de hidrógeno requiere su extracción de una fuente primaria, como el agua o el gas natural, mediante una reacción química. La huella de carbono generada por la producción de hidrógeno depende de la fuente y la energía utilizada. Actualmente, la mayor parte del hidrógeno se produce recurriendo a combustibles fósiles generando emisiones de CO2; lo que se conoce como 'hidrógeno gris'. 

Cuando obtenemos hidrógeno a partir de hidrocarburos, pero se efectúa una captura de las emisiones contaminantes en un alto porcentaje, obtendríamos 'hidrógeno azul'; de menores emisiones, pero no completamente libre de ellas. En cambio, al obtener el hidrógeno de la electrólisis del agua, separando el hidrógeno del oxígeno usando electricidad de paneles solares o turbinas eólicas, se genera el llamado 'hidrógeno verde'. Aunque su coste es aún elevado, se prevé que se reduzca entre un 60% y un 90% a finales de la década.

Hidrógeno: la energía del futuro

El hidrógeno verde es actualmente de las pocas soluciones viables para reducir las emisiones en sectores difíciles de eliminar, como el transporte y la industria pesada; permite el desarrollo de energías renovables descentralizadas y presentándose a menudo como la energía del futuro. Prevemos que en 2050 el hidrógeno podría representar el 17% de la demanda de energía y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un tercio. El sector está ganando en estructura y alcance global, creando una perspectiva real de futuras oportunidades. Cada vez más gobiernos se están uniendo a la causa, mientras que los proyectos de importantes actores públicos y privados de la cadena de valor de la industria están en auge en todo el mundo.

Oportunidad en toda la cadena de valor

El despliegue del hidrógeno verde comprende toda la cadena: desde el upstream, exploración y producción (con energías verdes); hasta el downstream, refinamiento y comercialización (diversos usuarios, como los sectores del automóvil y del ferrocarril), pasando por el almacenamiento y la distribución, lo que le aporta una gran diversidad.

Infraestructuras: también protagonistas en la transición energética

Las infraestructuras desempeñan un papel crucial en la transición energética y dando respuesta a la creciente demanda de la población de recursos esenciales finitos, como el agua, la energía limpia o la alimentación. Esta temática se ve impulsada por cinco fuertes tendencias que apoyan su crecimiento a largo plazo: oferta insuficiente y limitada, creciente demanda, mayor regulación, incremento del gasto en infraestructuras y desarrollo de soluciones tecnológicas. De hecho, se estima que para 2030  se necesitará un gasto en infraestructuras de más de 38 billones de dólares en estos tres recursos clave; agua, energía limpia y alimentación.

Infraestructuras sostenibles de forma más líquida y diversificada

La definición de infraestructuras sostenible implica proyectos que sean social, económica y medioambientalmente sostenibles. Como ejemplos de infraestructuras que pueden ayudar a una transición hacia una economía más sostenible podemos mencionar la agricultura de precisión, gestión de cultivos por satélite, gestión y tratamiento de aguas, coche eléctrico, almacenamiento en batería, energías renovables, infraestructuras digitales e infraestructuras sociales como residencias u hospitales.

Los inversores pueden acceder a esta clase de activo de diversas formas: inversión directa en proyectos de infraestructuras, a través de fondos privados no cotizados (private equity), o mediante los mercados de renta variable. Invertir en infraestructuras cotizadas a través de un fondo de renta variable cotizada ofrece mayor diversificación (a nivel proyectos, sectores y geografías), mayor transparencia, mayor liquidez y menores costes.

En un contexto de mayor inflación, cabe mencionar que estas compañías, por su actividad y modelo de negocio, tienen un perfil de ingresos más consistente, con flujos de caja más estables; y la posibilidad de traspasar la inflación; lo que a menudo está incorporado en los contratos de larga duración con entidades reguladas o contrapartes de elevada calidad.

A través de la estrategia de infraestructuras sostenibles de nuestra boutique KBI Global Investors, ofrecemos acceso a una temática a largo plazo impulsada por la necesidad de abordar el cambio climático. Una solución que ofrece exposición diversificada a compañías que participan en el suministro de recursos y servicios sostenibles esenciales para la población mundial, con flujos de caja estables y predecibles, cierta capacidad de compensar la inflación, liquidez y unas sólidas credenciales ESG.


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