Michael Barr expone cómo la tecnología de los satélites podría mejorar la forma en que controlamos las emisiones y otros posibles impactos ambientales. Comentario patrocinado por Neuberger Berman.
TRIBUNA de Michael Barr, cogestor de cartera, Neuberger Berman. Comentario patrocinado por Neuberger Berman.
El cambio climático sigue siendo un problema apremiante en todo el mundo, y muchos científicos destacan las posibles repercusiones si la temperatura de la Tierra aumenta por encima del incremento de 1,5 ºC previsto en el Acuerdo de París. En consecuencia, muchos gobiernos y empresas se han comprometido a reducir su huella de carbono y las emisiones que contribuyen al cambio climático. En nuestra opinión, los satélites pueden desempeñar un papel cada vez más valioso en el seguimiento preciso de sus progresos.
Gracias a la continua reducción de los costes de lanzamiento y a la consiguiente aceleración del despliegue de satélites en el espacio, se han ampliado las capacidades de seguimiento en todo el mundo. Históricamente, el autocontrol de las emisiones distaba mucho de ser fiable y los informes sobre las emisiones de carbono se subestimaban en unos 5.500 millones de toneladas. Además del reto de controlar la cantidad de emisiones, también ha sido difícil seguir la localización exacta de las mismas.
La proliferación de satélites y empresas dedicadas al seguimiento y localización de las emisiones ha proporcionado conjuntos de datos mejores y más uniformes para analizar a medida que la sociedad se compromete a gestionar estos y otros problemas del cambio climático. Es importante señalar que no se trata sólo de medir las emisiones, sino también de hacer un seguimiento preciso de la deforestación, del aumento del nivel del mar y de las temperaturas, de las fugas de agua y gas y de otras cuestiones, lo que pone de manifiesto los retos y las posibles oportunidades. Como dice el viejo refrán, si no se puede medir, no se puede gestionar. Ahora disponemos de recursos fiables para ayudar a medir, controlar y gestionar las emisiones a escala mundial.
¿Qué puede significar todo esto para la economía espacial? En primer lugar, la teledetección por satélite tiene el potencial de proporcionar una base científica transparente para ayudar a gestionar y seguir las variables relacionadas con el cambio climático. Estos conjuntos de datos pueden ayudar a mitigar el riesgo de una información inexacta o incoherente y permitir a la comunidad mundial, tanto a los gobiernos como a las empresas, no sólo gestionar sus huellas de carbono, sino también comprender rápida y fácilmente dónde surgen los posibles problemas.
Además, creemos que la teledetección por satélite debería crear un sistema fiable para la regulación y los sistemas fiscales del carbono, y tiene el potencial de hacer que las entidades sean responsables de sus compromisos de emisiones netas cero. Además de ser beneficioso para el medio ambiente, es probable que este esfuerzo cree nuevos modelos de negocio en torno a la captura y el análisis de estos datos.
Con la mejora de la tecnología, el papel de los satélites en la lucha contra el cambio climático es cada vez más evidente. Tanto los gobiernos como las empresas están desplegando naves espaciales para controlar y seguir nuestro progreso. Aunque es de esperar que surjan muchas tecnologías terrestres para ayudar a detener o invertir el cambio climático, el primer pequeño paso en este proceso no se dará en tierra, sino en el espacio.
Neuberger Berman Next Generation Space Economy Fund
A principios de este año, Neuberger Berman lanzó el fondo Neuberger Berman Next Generation Space Economy Fund, que busca invertir en empresas que se beneficien de la economía espacial a nivel mundial. El fondo invierte en empresas de tres categorías principales: las que participan en la construcción de infraestructuras espaciales, las soluciones tecnológicas que liberan el potencial de estos activos y las aplicaciones creadas por estas capacidades.
Principales riesgos
Riesgo de renta variable: Los mercados de valores pueden ser volátiles y los precios de las acciones pueden cambiar sustancialmente.
Riesgo de mercado: El riesgo de un cambio en el valor de una posición como resultado de factores subyacentes del mercado, incluyendo, entre otras cosas, el rendimiento general de las empresas y la percepción del mercado de la economía mundial.
Riesgo de los mercados emergentes: Los mercados emergentes son susceptibles de soportar un mayor riesgo debido a la posible falta de estructuras financieras, jurídicas, sociales, políticas y económicas adecuadas, de protección y de estabilidad, así como de posiciones fiscales inciertas, lo que puede dar lugar a una menor liquidez.
Riesgo de liquidez: El riesgo de que el fondo no pueda vender fácilmente una inversión a su valor justo de mercado. En condiciones de mercado extremas, esto puede afectar a la capacidad del fondo para satisfacer las solicitudes de reembolso a la demanda.
Riesgo de pequeñas empresas: El fondo puede invertir en empresas de pequeña capitalización. Dichas inversiones implican un mayor riesgo que el asociado habitualmente a empresas más grandes y consolidadas, debido a los mayores riesgos empresariales derivados de su pequeño tamaño, sus limitados mercados y recursos financieros, sus estrechas líneas de productos y su frecuente falta de profundidad en la gestión.
Riesgo de Stock Connect: El Shanghai/Shengzen-Hong Kong Stock Connect son programas de negociación relativamente nuevos, en los que muchas de las regulaciones pertinentes no han sido probadas y están sujetas a cambios en cualquier momento, además de no ser tan activas como las bolsas de mercados más desarrollados, lo que puede afectar a la capacidad de vender sus acciones. Hay que tener en cuenta otros riesgos adicionales, y para más detalles debe consultar la sección de "riesgo de inversión" del folleto.
Riesgo de contraparte: El riesgo de que una contraparte no cumpla con su obligación de pago para una operación, contrato u otra transacción en la fecha de vencimiento.
Riesgo operacional: El riesgo de pérdida directa o indirecta resultante de procesos, personas y sistemas inadecuados o fallidos, incluidos los relativos a la custodia de activos, o de acontecimientos externos.
Riesgo de cambio: Los inversores que suscriben en una moneda distinta a la moneda base del fondo están expuestos al riesgo de cambio. Las fluctuaciones de los tipos de cambio pueden afectar al rendimiento de la inversión. Si la moneda de su inversión es diferente de su moneda local, debe tener en cuenta que, debido a las fluctuaciones de los tipos de cambio, el rendimiento mostrado puede aumentar o disminuir si se convierte a su moneda local.
Riesgo de derivados: El fondo puede hacer uso de instrumentos financieros derivados ("IED") que pueden implicar importantes riesgos de pérdida.
Para obtener información completa sobre los riesgos, consulte el folleto del fondo y el KIID.
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