El agua dulce es un recurso frágil, desigualmente repartido y cada vez más contaminado que resulta difícil de transportar y fácil de malgastar. La demanda de agua se está intensificando a medida que la población mundial —especialmente en los países emergentes— crece, produce más y aumenta su riqueza. Las economías desarrolladas consumen mucha agua a través de la demanda agrícola y las dietas ricas en proteínas, así como el consumo de la industria pesada y los hogares. Así lo explica Fidelity Worldwide Investment, quien considera que las ineficiencias son elevadas tanto en el mundo desarrollado como emergente.
Este es un artículo exclusivo para los usuarios registrados de FundsPeople. Si ya estás registrado, accede desde el botón Login. Si aún no tienes cuenta, te invitamos a registrarte y disfrutar de todo el universo que ofrece FundsPeople.