¿Por qué las divisas latinoamericanas están sufriendo más que el resto de monedas emergentes?

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Benjamin Thompson, Flickr, Creative Commons

La caída de las materias primas, la cada vez más firme intención de la Reserva Federal de subir los tipos de interés y ahora el fuerte repunte de la volatilidad de las bolsa chinas han contribuido a la depreciación de las divisas emergentes, con una mención especial para las latinoamericanas. 

En un año que ya estaba siendo especialmente malo para las principales monedas emergentes en su cambio contra el dólar, en la última semana las divisas de Brasil, México, Colombia y Argentina han testado su zona de mínimos; en el caso del real, la caída le ha devuelto a niveles inéditos en 12 años. En los últimos 12 meses, la divisa brasileña se deja en torno a un 33%, y un 21% en 2015; no es la que más cede, pues tal dudoso honor le corresponde al peso colombiano, que ha perdido un 35% en el mismo periodo (-17% en el año).El peso mexicano acumula una caída del 19% en los últimos 12 meses y del 10% en el año en curso, mientras que el sol peruano acumula una caída en torno al 13%.  En los últimos días también han sufrido otras monedas latinoamericanas como el peso chileno, que también se ha desplomado hasta mínimos de 2003. 

Manolis Davradakis y Greg Venizelos, analistas de AXA IM, recuerdan que en las semanas posteriores al anuncio de tapering de la Reserva Federal en mayo de 2013 las divisas emergentes se depreciaron un 15% de media, siendo los países con mayor déficit los más castigados. Los analistas también recuerdan que el conjunto de estas naciones han recibido cantidades extraordinarias de liquidez desde el comienzo de la crisis que ahora pueden volverse en su contra: los flujos de fondos a esta clase de activos pasaron de los 1,5 billones de dólares en 2008 a 3,6 billones en 2013, según datos del FMI. 

Al mismo tiempo, las emisiones de deuda de empresas emergentes, que aprovecharon a fondo esta ventana de oportunidades, se incrementaron desde los 25.000 billones de dólares en 2008 a los 290.000 de 2013, para después caer a 69.000 millones en 2014. De dichas emisiones, la proporción de bonos denominados en dólares también creció, concretamente un 20% en el periodo 2008-2013. 

No obstante, Davradakis y Venizelos creen que las reservas de divisas todavía pueden amortiguar estas fuertes caídas, al mantenerse en positivo los activos netos de divisas, aunque aclaran que “aunque la diferencia de divisas sigue siendo positiva para los mercados emergentes en agregado, no se debe excluir una profunda depreciación”. De hecho, explican que en parte las fuertes caídas de las divisas en Latinoamérica se deben porque la capacidad de sus reservas para absorber pérdidas se está volviendo cada vez más negativa. Es la región emergente más afectada, frente a Europa del Este (cuyos activos se han deteriorado no obstante) y Asia, cuyas reservas son las que mejor han aguantado. “Nuestro análisis señala que Latinoamérica es la más expuesta a giros de divisas que pueden desafiar la habilidad de mantenimiento de necesidades de financiación externa debido al desequilibrio negativo de divisas”, concluyen.