Por qué no debo invertir en compañías que ofrezcan rentabilidades por dividendo superiores al 5%

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Foto cedida

Está demostrado. Elegir compañías que ofrezcan rentabilidades por dividendo superiores al 5% no es una buena inversión. Al menos, para aquellos que elijan el valor pensando única y exclusivamente en el dividendo. Marc Peden, cogestor junto con Douglas Scott del Kames Global Equity Income, uno de los fondos que cuentan con el sello consistente de Funds People (ver barómetro de la revista), ha puesto negro sobre blanco sobre uno de los asuntos más importantes para los buscadores de rentas. “Elegir las compañías con mayores expectativas de rentabilidad por dividendo no siempre significa que ello te garantice con quedarte con las compañías que paguen el mayor dividendo”, afirma en una entrevista con Funds People. De hecho, él se muestra contundente en su política de inversión. “Descarto invertir en empresas con rentabilidades por dividendo superiores al 5%. El riesgo de que no te paguen lo que indican es muy elevado”.

Su teoría la fundamenta en un estudio realizado por Société Générale Cross Asset Research, en el que la firma francesa ha comparado cuál ha sido durante los últimos 20 años las previsiones de rentabilidad por dividendo programadas por las empresas y cuál fue finalmente la rentabilidad por dividendo realizada. Los datos no dejan lugar a dudas. De media, las compañías con una rentabilidad por dividendo superior al 5% han acabado pagando un porcentaje inferior (ver gráfico 1). La tentación es grande, sobre todo en los mercados europeos y asiático, donde existe un mayor número de compañías ofreciendo rentabilidades por dividendo por encima del 4% (ver gráfico 2). De hecho, la rentabilidad por dividendo media de las compañías que tiene en cartera es del 3,16%, frente a la del 2,6% del MSCI All Country World Index. Si bien descarta las cotizadas con rentabilidades por dividendo superiores al 5%, exigen al valor una yield mínima en línea con la del índice.

La estrategia de este fondo de Kames Capital pasa por una cartera concentrada (actualmente de 44 valores), con una rotación muy baja (del orden del 30% anual). “No hemos realizado ningún cambio en la cartera desde noviembre. Honestamente, creemos que estamos muy bien posicionados para afrontar este entorno”, afirma. Su principal fortaleza reside en el análisis fundamental y la selección bottom-up de valores, que representa el principal motor de rentabilidad del fondo. Para ello, se apoyan en el sistema APT para gestionar el riesgo y optimizar la cartera, con el objetivo de maximizar el riesgo específico de los valores en los que invierten y minimizar los riesgos asociados a factores de inversión. La gestora emplea el sistema APT de gestión del riesgo de inversión en todas sus carteras de renta variable. La herramienta –diseñada por Sungard– se basa en tres pilares: 1) los indicadores de riesgo como el tracking error, el riesgo específico y sistemático, la beta o el tracking-at-risk (TaR) –una medida propia del tracking error ajustado que ayuda a identificar los riesgos de mercado–; 2) la atribución de riesgo y 3) el análisis de escenarios.

El sistema genera modelos multifactoriales que aplican una metodología puramente estadística para definir factores a partir de los datos del mercado. Se trata de un análisis ex ante que permite calcular el riesgo futuro en base a 3,5 años de datos de rentabilidades semanales equiponderados con los que se intenta replicar un ciclo normal del mercado de renta variable. En opinión de Neil Goddin, responsable de análisis cuantitativo en renta variable de la gestora, la principal ventaja de este sistema es que “si tienes una cartera compuesta por 40 valores, solo necesitas que 25 se comporten bien para batir al índice”. Goddin señala que, a menudo, las apuestas relativas a factores –ya sea un estilo de inversión, un sector concreto, un país o una divisa– no son intencionales y, sin embargo, el riesgo y la rentabilidad del fondo se ven dominados por el comportamiento de estos factores.

“Los fondos en los que estos factores tienen más peso muestran una mayor volatilidad y tienden a situarse en los primeros o en los últimos puestos por rentabilidad con más frecuencia que los fondos que se construyen siguiendo un auténtico proceso de stock picking. Nosotros preferimos generar rentabilidades estables, algo que es más probable que ocurra en un fondo que muestre un escaso nivel de riesgo factorial”. No obstante, el experto reconoce que el Kames Global Equity Income Fund se ve dominado por un factor específico: el del sesgo por la generación de rentas. “Somos conscientes de ello, al igual que los clientes que invierten en el fondo, e intentamos gestionar los otros factores como he descrito y maximizar el riesgo específico de cada valor siempre que sea posible”. La rentabilidad anualizada generada por el fondo durante los últimos tres años ha sido del 12%, lo cual han conseguido asumiendo una volatilidad del 10,1%.