Primeras reacciones de las asociaciones financieras al nuevo impuesto a la banca

7097378519_93f353d971
uruss, Flickr, Creative Commons

El debate sobre el Estado de la Nación trajo una sorpresa no grata para la banca. El presidente del Gobierno Pedro Sánchez anunció un impuesto a las entidades financieras para gravar los beneficios que consigan en un contexto de subida de tipos y con el que espera recaudar 1.500 millones de euros al año durante dos años. Poco más se conoce del impuesto pero ya se han sucedido las primeras reacciones por parte de diferentes asociaciones bancarias.

Ayer mismo la propia AEB (Asociación Española de Banca) ya criticó, a través de su portavoz José Luis Martínez Campuzano, "la improvisación jurídica" a la que se enfrenta el sector financiero con esta medida. Además, recalcó que "la posible subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo no asegura necesariamente una mejora de la rentabilidad de los bancos, ni se traduce en beneficios extraordinarios, sino que responde a la subida de la inflación y puede provocar una menor actividad económica".

Por su parte, desde CECA, la asociación de cajas y bancos, recordaron que la esa subida de tipos que se espera por parte del BCE "suponen una normalización de la política monetaria tras una década ultraexpansiva", al tiempo que afirmaron que "no contribuye a armonizar los regímenes fiscales dentro de la Unión Bancaria" 

No han sido las únicas asociaciones que se han pronunciado al respecto. También lo ha hecho la Asociación de Analistas Financieros Internacionales (IEAF) ha emitido una extensa nota criticando la medida. Destaca sobre todo tres aspectos clave.

Los tres aspectos que critica IEAF de la medida

El primero de ellos es el momento en el que se ha anunciado este impuesto y su justificación. "El actual Gobierno usa con cierta frecuencia el concepto de beneficios caídos del cielo para fundamentar medidas fiscales o regulatorias que supongan intervenir la cuenta de resultados de empresas privadas. En este sentido, aplicar este concepto a la banca pensando que la subida de los tipos de interés en el mercado es un fenómeno “caído del cielo” que genera beneficios instantáneos reales es desconocer en absoluto cómo funciona la cuenta de resultados de una entidad financiera", afirman. Una cuenta que nace de la diferencia de dos precios, el que se cobra a los clientes por prestar dinero y el que se paga por remunerar los depósitos de los clientes.

"Es un negocio de márgenes por excelencia, siendo este margen básico (el margen de intereses) extraordinariamente delicado, ya que la oferta de crédito en una coyuntura inflacionista y ante las subidas de tipos de interés oficiales a las que nos enfrentaremos en las próximas semanas, puede sobrerreaccionar negativamente, perjudicando seriamente a familias y empresas que necesitan recurrir al crédito bancario", afirman.

En segundo lugar destaca que este nuevo impuesto "supone incrementar aún más el diferencial de presión fiscal existente entre las entidades de crédito y el resto de más de 3 millones de empresas en España". Y recuerda que el sector ya paga otros impuestos específicos y contribuciones como el impuesto a los depósitos, la contribución al Fondo de Garantía de Depósitos y otras cargas autonómicas y locales diferenciadas. "No estamos ante un sector que tenga una contribución fiscal precisamente reducida, donde la Hacienda española aprovecha el alto grado de internacionalización de las entidades que conservan su sede en nuestro país para obtener una mayor recaudación neta", afirman desde IEAF.

En tercer lugar, destacan que este anuncio "profundiza en la utilización de la política fiscal como mecanismo para frenar el proceso inflacionista". Recuerda así que en pasadas crisis de oferta, especialmente el shock de 1973-1979, "se pudo ver cómo el instrumento más eficaz a la hora de combatir la inflación es subir los tipos de interés nominales, mientras que medidas fiscales como controles de precios, intervenciones en los mercados, subvenciones de costes y otras medidas similares no sólo no contribuyen al freno de la inflación sino que la estimulan al producirse un efecto-renta positivo sobre los consumidores de renta media-alta".