Las gestoras internacionales alertan del incremento del riesgo político en el país, la toma de decisiones poco favorables a la inversión y la inestabilidad de la región.
Mientras que en Turquía continúa la purga de detenidos tras el golpe de Estado fallido del viernes, las gestoras internacionales examinan la repercusión de este acontecimiento histórico sobre los activos turcos y la confrontan con su tesis de inversión en el largo plazo, al ocupar Turquía uno de los lugares clave dentro del universo emergente.
Así, desde Aberdeen el gestor Williams Scholes indica en primer lugar que “llama la atención cómo los civiles críticos con el presidente Recep Tayyip Erdogan han pasado a condenar, en lugar de apoyar, el fallido golpe militar del viernes. Su mensaje es claro: los medios no democráticos empleados no van a permitir alcanzar un fin democrático mejor”. El gestor recuerda que “el riesgo político es siempre un elemento a tener en cuenta a la hora de invertir en los mercados emergentes y los acontecimientos en Turquía lo han puesto de manifiesto”. Una vez dicho esto, el experto también se encarga de recordar que “las empresas de este país se encuentran entre las mejores de los mercados emergentes, a pesar del entorno político”.
A falta de nuevos datos, la postura final de Scholes y de la gestora a la que representa pasa por la prudencia: “Esperamos que la reconciliación política sea el resultado final de este acontecimiento, pero como inversores a largo plazo que somos no vamos a tomar ninguna decisión precipitada y seguiremos creyendo en la oportunidad de crecimiento domestico a largo plazo que representa Turquía”.
En un informe publicado recientemente por la gestora coreana Mirae Asset, Rahul Chadha (co director de inversiones con sede en Hong Kong) y Bert van der Walt (gestor y analista sénior) destacaban del caso de Turquía los signos de “deterioro político” y afirmaban particularmente que “el movimiento hacia acciones menos favorables al mercado, junto con la inestabilidad regional, mantendrá la cautela de los inversores”.
Sin embargo, Chadha y Van der Walt también son de la opinión de que “la previsión de crecimiento y el caso fundamental de inversión de Turquía son difíciles de ignorar”. Destacan concretamente la mejora de la balanza por cuenta corriente, la demanda continuada de los consumidores y el ciclo electoral que está detrás de dicha demanda. Teniendo en cuenta que el informe se publicó antes de que se produjera el intento de golpe, ambos expertos comentan que “el mayor desafío para Turquía en el corto plazo es cómo afrontar los actos de terrorismo en territorio nacional, que son un duro recuerdo de los desafíos de un país que está tan cerca de los centros terroristas de Oriente Medio”.
Una visión contrarian
“Teniendo en cuenta el fuerte aumento de la inestabilidad política en Turquía y el altamente vulnerable y empeorado perfil externo del país, creemos que probablemente los activos turcos se mantengan bajo presión de ahora en adelante mientras la estabilidad estructural subyacente se reexamine”, afirma por su parte Salman Ahmed, estratega jefe de inversión de Lombard Odier. El experto comenta en lo referente al riesgo político que presenta el país que la situación podría haber tenido una deriva incluso peor: “La resolución más rápida, en cuanto a la reincorporación de la ley y el orden, y dando como resultado el fortalecimiento de Erdogan en el entorno del post golpe de estado fallido, puede ayudar a reducir un escenario de riesgo de largo plazo de guerra civil abierta”.
A diferencia de los expertos de Aberdeen y Mirae, el estratega jefe considera que, según el análisis fundamental desarrollado por Lombard Odier, “Turquía se ha identificado continuamente como un país vulnerable”. Asimismo, detalla que “el país muestra fundamentales débiles a lo largo de una serie de indicadores de calidad de crédito, lo que significa que damos a Turquía una ponderación inferior que al índice de referencia”.
Paralelamente, Ahmed considera que tras los últimos sucesos se ha incrementado el riesgo de una rebaja del rating crediticio del país (actualmente en BB+) “a la luz de la situación política interna”. Este paso supondría un gran revés para Turquía, dado que hace apenas dos meses la agencia S&P 500 había mejorado la perspectiva del rating de “negativa” a “estable”, alegando la resistencia de la economía turca ante las amenazas globales y regionales a la estabilidad del país.
Finalmente, el estratega alerta de los efectos para la economía turca en el medio plazo: “Es probable que la situación de seguridad afecte los ingresos del turismo, lo que tendrá consecuencias para el crecimiento del PIB y el perfil de su cuenta corriente, el cual es vulnerable en comparación con los países competidores de los mercados emergentes".