Reflexiones de la banca privada para 2022: la opinión de Santander, CaixaBank, BBVA y Sabadell

Las perspectivas siguen siendo positivas, pero sin duda con un elevado grado de incertidumbre provocado por la triste situación que estamos viviendo. Sin embargo, un contexto de fuertes cambios y alta volatilidad en los mercados y en las variables macroeconómicas son un test de la capacidad de la banca privada de prestar un servicio proactivo, cercano y de valor añadido a los clientes. Nuestro modelo de negocio está fuertemente correlacionado con esa capacidad de respuesta y esto nos confirma en mantener buena visibilidad y perspectivas favorables. Sin duda, los equipos humanos y la tecnología como facilitador son elementos claves. Por supuesto que la evolución de la curva de tipos, la vertiginosa subida de la inflación espoleada por el coste de la energía o la capacidad de las compañías de mantener sus múltiplos meterán presión al sector, pero de nuevo la clave estará en la capacidad de aportar valor a los clientes en un escenario muy incierto y de cambio de estrategias en el posicionamiento de las carteras.

Una de las principales tendencias que veremos en 2022 será el incremento en las capacidades de asesoramiento, impulsado por regulaciones como MiFID II, que exige a los bancos una mayor transparencia en su relación con el cliente. La tecnología también continuará ofreciendo a los clientes distintas formas de interactuar con sus bancos y éstos deberán seguir evolucionando sus modelos para garantizar que ofrecen plataformas para facilitar el asesoramiento financiero y también permitirles tener el control de sus decisiones financieras. La tecnología y el uso del big data permitirá ofrecer servicios de banca privada personalizados a una gama más amplia de clientes de una manera más eficiente.

Desde una perspectiva de inversión, hay dos temas clave que vemos en 2022: por un lado, el aumento de la conciencia de los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) especialmente de las generaciones más jóvenes hará que sigan creciendo las opciones de inversión sostenible y de impacto; y por otro, el espectro creciente de la inflación junto con el aumento de las tasas de interés ofrece una oportunidad para que los clientes reposicionen sus carteras ante un cambio significativo en el entorno macro, mientras siguen aprovechando las oportunidades de inversión clave en áreas en crecimiento como la tecnología o como la inversión temática.

La banca privada es un negocio en crecimiento, por el que todas las entidades apuestan. Estamos viendo crecimiento tanto en la parte de altos patrimonios como en la parte central. En el caso de Banca Privada de BBVA así lo demuestran nuestras cifras: hemos crecido un 20% en volumen de negocio en 2021 y un 9% de crecimiento en la cifra de clientes. Es una unidad estratégica y estamos reforzando los equipos y los servicios para ampliar de forma significativa la base de clientes de Banca Privada.  

Se trata de un sector en el que la especialización es fundamental, y cada vez lo va a ser más. Especialización en los banqueros que dan servicio a los clientes y en las propuestas que les damos, y para conseguirlo la tecnología va a jugar también un papel fundamental. Y desde luego 2022 será un año de avances en materia de sostenibilidad: la regulación se está definiendo y este año tiene hitos relevantes que impactarán en los clientes y en el asesoramiento, como por ejemplo la consulta sobre preferencias de sostenibilidad en las evaluaciones de idoneidad, y todo lo que ello implica en las propuestas que hagamos a los clientes.

A nivel internacional, el entorno geopolítico está marcado por la invasión de Ucrania por parte de Rusia y el efecto que el mismo está causando en el mercado, con una volatilidad muy elevada, la inflación en máximos, las perspectivas de movimientos de tipos por parte de los Bancos Centrales y altas correcciones del mercado. Esto hará que en 2022, la labor del banquero privado, su cercanía y el asesoramiento recurrente sean fundamentales.

A este contexto hay que añadir el mercado doméstico, protagonizado por movimientos corporativos, con algunas entidades reforzando su presencia en Banca privada y otras desinvirtiendo en el mismo, lo que está provocando a su vez movimientos de banqueros.

A nivel de producto, las modificaciones fiscales que han afectado a las Sicavs han obligado a muchos clientes a tomar decisiones sobre el futuro de sus inversiones. La gestión discrecional de carteras y un buen asesoramiento en fondos de inversión será fundamental durante este año, pero además será crucial buscar rentabilidad en otro tipo de inversiones, adaptándose en todo momento al perfil de riesgo de los clientes. Las inversiones alternativas y productos estructurados serán piezas claves en este contexto.  Esto hará del 2022 un año intenso, en el que la solidez del negocio y la confianza transmitida serán claves fundamentales.