La palabra de moda en el mundo de inversiones es sin duda alguna rotación. La misma es usada para indicar la recomposición de portafolios cuando se venden títulos financieros que se considera han agotado su potencial de apreciación, al menos en el medi
Para muchos que estamos en los albores de la gran rotación de la década, que debería producirse una vez que la masa de inversionistas reconozca el final del mercado a la alza de la renta fija denominada en dólares. Luego de 30 años de tasas a la baja, las estrategias de inversión de mediano y largo plazo deben tomar en cuenta una eventual subida de las tasas de interés. Las preguntas claves son por supuesto: ¿Cuándo comenzarán la subida de las tasas?, ¿Qué nuevos niveles alcanzarán? ¿Hacia qué instrumentos migrar mientras esa subida tiene efecto?
La subida de las tasas denominadas en dólares no se producirá siguiendo un patrón simple, como tampoco lo siguieron estas tasas en su largo camino hacia la baja. Estará condicionada por la recuperación de la economía mundial y en particular por factores que afecten la competitividad de la economía norteamericana.
Mientras no haya un vigoroso crecimiento de los EE.UU., las tasas continuarán bajas y el problema de acumulación de riqueza de los inversionistas institucionales se seguirá agudizando. Tratar de paliar parcialmente el impacto de las tasas bajas aumentando la duración de los portafolios de renta fija puede ser una conducta suicida, dada la destrucción de valor que sucederá apenas las tasas comiencen a subir.
Pero si tal subida se tarda varios años en materializarse, escenario nada descartable, el costo de oportunidad de rechazar los títulos de largo vencimiento afectará sustancialmente a los inversionistas.
Los que predican el comienzo de la rotación, sostienen que el mercado accionario de EE.UU. así como el de algunas economías emergentes, ha llegado a niveles de precios muy bajos cuando se evalúan en el contexto de un largo ciclo económico. En pocas palabras, los precios actuales de las acciones no volverán a verse en estos niveles al menos en una generación. Si tal pronóstico se cumple estaríamos en el comienzo de un mercado alcista de muy larga duración como el que comenzó en 1982 y siguió con breves interrupciones por casi dos décadas.
Si este es el caso, grandes masas de dinero deberían abandonar la renta fija y volver al mercado accionario revirtiendo la tendencia del último quinquenio, donde los inversionistas individuales redujeron sus posiciones netas en acciones, medidas a través de su tenencia de fondos mutuales de renta variable.
Si la gran rotación de bonos a acciones ya comenzó, es el momento de aumentar las posiciones en renta variable, sin olvidar que los mercados a la alza pueden ser muy volátiles y de trayectorias confusas. Para los inversionistas en bonos de alto riesgo, como es el caso de la deuda venezolana, puede haber retornos interesantes pues los desempeños de estos papeles tienden a estar positivamente correlacionados con las acciones. ¿Ya empezó la rotación? El tiempo lo dirá.