Mark Dorson, gestor de Mirae Asset, destaca la caída de la inflación, la mejoría de la confianza empresarial y del consumidor y la previsión del FMI de que el crecimiento vuelva a ser positivo en 2017.
Uno de los acontecimientos por los que 2016 pasará a los anales de la Historia será por la destitución de Dilma Rousseff al frente de la presidencia de Brasil, acabando así con 13 años ininterrumpidos de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT). Con la presidencia interina de Michel Temer, el gestor de Mirae Asset Mark Dorson ha empezado a ver la luz al final del túnel, en forma de reformas que “alienten un crecimiento más fuerte y sostenible”.
“El presidente Temer pretende controlar la deuda del país mediante la implementación de medidas de austeridad”, indica Dorson en primer lugar. Se debe tener en cuenta que la deuda bruta gubernamental de Brasil terminará 2016 en el 78% sobre el PIB según las estimaciones, frente al 63% que presentaba en 2014 (ver gráfico). Así se explica la rapidez con la que el Congreso brasileño aprobó la propuesta de Temer de congelar el gasto gubernamental para que vaya parejo a la tasa de inflación durante los próximos 20 años (falta la aprobación del Senado). “Es un importante triunfo para Temer y es un signo de su compromiso y habilidad para implementar cambios cruciales”, alaba el experto de Mirae.
También es clave la reforma de la Seguridad Social: “El sistema existente de Seguridad Social en Brasil, que no tiene una edad mínima para la jubilación, es uno de los más generosos del mundo y representa más de una cuarta parte del gasto total del país. El gasto en Seguridad Social ha crecido firmemente mientras que los ingresos se han mantenido bastante planos” (ver gráfico). El gestor considera que el control de estos gastos – el Gobierno está estudiando cómo implementarlo- “es una parte esencial para la estabilización del déficit gubernamental”.
La buena noticia es que los índices de confianza empresarial y del consumidor se han recuperado en los últimos meses, “como indicador de que tanto consumidores como empresas tienen una previsión más positiva sobre la economía” (ver gráfico). Dorson constata asimismo el impacto positivo de las reformas y del rebote de las materias primas sobre el real, que este año ha registrado un mínimo récord al intercambiarse el dólar a 3,26 reales a finales de septiembre. Esta fortaleza ha convertido al real en la divisa con mejor comportamiento de 2016.
“Un real más fuerte y estable y el repunte del sentimiento han llevado a una mejora de las expectativas de inflación y a la posibilidad de que se recorten los tipos de interés”, apunta el experto.
La inflación brasileña registró un máximo del 10,7% a principios de 2016 y se ha ido reduciendo hasta tocar el 8,48% en septiembre. Aún se sitúa por encima del objetivo oficial del Banco Central de Brasil, del 4,5%, pero Dorson cree seguirá la tendencia a la baja. De hecho, el banco central efectuó en octubre el primer recorte de tipos en cuatro años, en 25 puntos básicos, y ha emitido señales de que no descarta bajar más los tipos en el futuro a medida que se ralentice la inflación, “lo que reduciría los costes de préstamos a empresas y consumidores e impulsaría la inversión y el crecimiento en el país”.
Basándose en las proyecciones del FMI, el gestor explica que se espera que el PIB brasileño siga contrayéndose en 2016, aunque más lentamente, y que se prevé una recuperación ya en 2017, lo que supondría “uno de los mayores giros entre expectativas actuales de PIB y proyecciones sobre el PIB para cualquier mercado”.
Dados todos estos datos, la conclusión del gestor de Mirae es clara: “Aunque la economía todavía está muy fluida y que permanecen muchos desafíos, hay evidencias que apoyan que Brasil finalmente está realizando una toma de decisiones fiscalmente responsables para alcanzar su potencial de crecimiento”.