"Ser un inversor responsable parte de tener acceso a la mejor y más completa información posible sobre una compañía"

En Deutsche Asset & Wealth Management tienen el compromiso de ser unos inversores cada vez más responsables. En el 2007 empezaron a integran los datos relativos a ESG (environmental, social and corporate governance) elaborados por la empresa independiente Sustainanalytics en su plataforma de análisis G Cube, así como un rating de ESG de elaboración propia. En 2008, la gestora suscribió los Principios de Inversión responsable de la ONU (UNPRI), en 2010, los factores ESG fueron integrados en el proceso de inversión de todos los fondos y en el 2011 se creó un comité de ESG, que está dividido en cuatro grupos de trabajo y cuya misión es la de integrar totalmente los factores ESG en el proceso de gestión y la de dar formación tanto genérica como específica al respecto.

Parte de este esfuerzo fue el lanzamiento de un fondo específico de renta variable europea, el DWS Invest ESG Equity Europe, que pudiera plasmar en una cartera la idea de que tener una información lo más completa de una compañía, no sólo sobre sus resultados sino también sobre aspectos intangibles como los factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo, podía resultar no sólo más responsable sino además más rentable en el medio y largo plazo. El fondo está gestionado por la española Susana Peñarrubia desde Frankurt, que además es analista del sector eléctrico y miembro del grupo de trabajo de Deutsche Asset & Wealth Management sobre ESG.

Para Peñarrubia, ser un inversor responsable parte de tener acceso a la mejor y más completa información posible sobre una compañía, algo que no sólo ella, sino todos los gestores pueden conocer desde su propia plataforma de análisis, G Cube, en la que se vuelcan los datos recopilados por la compañía independiente Sustainanalytics. En base a esa información, la gestora realiza un rating ESG de acuerdo a un modelo propio en el que consideran unos 160 indicadores sobre aspectos medioambientales (con un peso del 40%), sociales (30%) y de gobierno corporativo (30%).

El rating va desde la máxima calificación, A, hasta la peor F y también está incorporado en G Cube. Es revisado y actualizado una vez al mes y pretende reflejar el impacto de la atención a los factores ESG en los resultados, la posición competitiva, los modelos de negocio y la adaptación de los cambios legislativos de las empresas. En caso de duda, los gestores pueden consultar, además del informe base, un “controversy report” en el que ahondar sobre alguno de los factores.

En el proceso de construcción de la cartera del DWS Invest ESG Equity Europe, el 85% de las compañías seleccionadas tienen que tener una calificación de entre A y C, quedando las que tienen una F excluidas del universo de inversión, aunque el 15% en calificación D expresa la posibilidad de que la compañía pueda mejorar y eso se refleje de forma global tanto en su posicionamiento como en sus resultados. Como ejemplo, hay muchas empresas de capitalización mediana que pueden estar tomando medidas para mejorar, pero todavía no las comunican.

Y es que la conciencia sobre la relevancia de los factores ESG cada vez debería ir a más. Así, la Comisión Europea está preparando una propuesta de Directiva para las empresas europeas con más de 500 empleados sobre la información de ESG relevante para sus negocios. En opinión de Peñarrubia, “la toma de conciencia va lenta pero va. Es todavía un movimiento lento, pero que ganará velocidad e importancia si los inversores lo demandan”, asegura en una entrevista publicada en Funds People.