Especialistas de la gestora presentaron en el evento Robeco Explore, celebrado en Madrid, una medida complementaria para identificar compañías destacadas en la lucha contra el cambio climático.
En el evento Robeco Explore: Hacia una transición energética sin vuelta atrás, celebrado en Madrid, los especialistas Joop Huij, responsable de Sostenibilidad y Frank Wirds, gestor de Clientes de Index Solutions de la gestora, presentaron la medida de la beta climática, que además explican en su documento “Introducing climate beta: a complementary climate risk metric”.
“Es innegable que los datos genéricos sobre emisiones de carbono son útiles para trazar vías de descarbonización a nivel de cartera o de entidad. Sin embargo, esto plantea la cuestión de si el simple enfoque de excluir o desinvertir en emisores de altas emisiones de carbono es el mecanismo más eficaz para la transición a una economía baja en carbono”, plantean.
Intersección emisiones y ODS relacionados con el clima
Para evaluar si la información obtenida a partir de los datos de emisiones de carbono es suficiente para identificar a los líderes y rezagados climáticos, Robeco analiza la relación entre los líderes y rezagados climáticos y sus respectivas huellas de carbono. En concreto, analizan la intersección de las empresas que tienen huellas de carbono bajas y puntuaciones bajas o altas en los ODS relacionados con el clima, y la intersección de las empresas que tienen huellas de carbono altas y puntuaciones bajas o altas en los ODS relacionados con el clima.
Si los datos sobre emisiones de carbono son una medida suficiente para diferenciar entre líderes y rezagados climáticos, cabría esperar que las empresas con baja huella de carbono coincidieran en gran medida con puntuaciones altas en los ODS relacionados con el clima, y que las empresas con alta huella de carbono coincidieran en gran medida con puntuaciones bajas en los ODS relacionados con el clima.
Resultados
Según muestra el gráfico 1, los datos sobre emisiones de carbono son demasiado escuetos para diferenciar eficazmente entre líderes y rezagados climáticos a nivel de emisor. Mientras que el 13% de los grandes emisores se consideran rezagados climáticos, también hay un porcentaje considerable del 11% de los grandes emisores que se consideran líderes climáticos. Dicho de otro modo, un enfoque bajo en carbono que se base únicamente en los datos de la huella de carbono para las exclusiones o desinversiones también es probable que ignore a las empresas con altas emisiones de carbono que, de hecho, contribuyen positivamente a los ODS relacionados con el clima y se consideran esenciales para la transición a una economía baja en carbono.
Para explicar esta relación, los analistas de Robeco señalan que investigaciones recientes demuestran que la innovación ecológica está impulsada principalmente por los sectores de la energía y los materiales, dos de las industrias más intensivas en carbono. “Es poco probable que los datos sobre emisiones de carbono por sí solos sean una guía eficaz para identificar a las empresas que participan en la innovación ecológica, o para distinguir entre líderes y rezagados climáticos, ya que sólo tienen en cuenta las emisiones pasadas o actuales”, apuntan.
Factor de riesgo climático
Reconociendo la necesidad de datos climáticos adicionales que capten otras dimensiones además de la métrica de la huella de carbono, Robeco utiliza un nuevo factor long short de riesgo climático. Se basa en una cartera que toma posiciones largas en una cesta de valores que contribuyen negativamente a uno o varios ODS relacionados con el clima (contaminantes), y posiciones cortas en una cesta de valores que contribuyen positivamente a los ODS relacionados con el clima (limpios). De este modo, el factor de riesgo climático refleja la diferencia de rentabilidad entre las empresas contaminantes y las limpias.
Lo que buscan es comprobar “si las empresas que contribuyen negativamente a los ODS relacionados con el clima se ven más afectadas por un aumento (inesperado) de las preocupaciones en torno al cambio climático en comparación con las que contribuyen positivamente a los ODS relacionados con el clima”. Como aproximación al nivel de preocupación por el clima, utilizan el índice de incertidumbre política climática (CPU, por sus siglas en inglés). Este índice se basa en los volúmenes de noticias de texto relacionadas con el cambio climático, ya que reflejan la incertidumbre en torno a la futura política climática.
Beta climática
La beta climática indica la sensibilidad de cada valor al factor de riesgo climático. Más concretamente, las empresas con una beta climática alta tienden a obtener buenos resultados cuando el factor de riesgo climático tiene una rentabilidad positiva, mientras que lo contrario suele ocurrir con las empresas con una beta climática baja. En consecuencia, en Robeco esperan que “los valores con betas climáticas elevadas se vean afectados negativamente por políticas climáticas más estrictas, la transición a una economía con bajas emisiones de carbono y las innovaciones en tecnologías verdes. Por otra parte, esperamos que los valores con betas climáticas bajas se beneficien de un cambio hacia las emisiones netas cero”. La idea central es que la beta climática capta una dimensión diferente del riesgo climático en comparación con los datos sobre emisiones de carbono o huella de carbono.
Por ejemplo, la beta climática tiene un elemento prospectivo, ya que incorpora las expectativas del mercado, mientras que las emisiones de carbono se basan, en el mejor de los casos, en datos retrospectivos o actuales. Como la beta climática se calcula a partir de los rendimientos, puede tener en cuenta factores importantes como los cambios en el modelo de negocio de una empresa, su acceso a la tecnología verde y la innovación, la competencia y su salud financiera.
La importancia de la reacción a las noticias
Aunque los datos sobre emisiones de carbono pueden utilizarse para filtrar las empresas muy contaminantes, no son útiles para identificar los valores que podrían beneficiarse de la transición a una economía baja en carbono o los que han anunciado planes para reducir sus emisiones. La beta climática, en cambio, puede distinguir entre las empresas vulnerables a la transición y las que pueden beneficiarse de ella.
La relación con el flujo de noticias también ha sido planteada por el Profesor Robert Eagle, Premio Nobel de Economía en un modelo desarrollado en el Instituto de la Volatilidad y el Riesgo en la NYU Stern, del que es codirector. A la hora de construir carteras que puedan estar protegidas de los riesgos físicos y de transición que entraña el cambio climático, este modelo estadístico busca encontrar carteras de fondos que se aprecian cuando aparecen noticias sobre el aumento del riesgo climático. Se trata del Climate Efficient Factor Mimicking Portfolio (De Nard, Engle & Kelly, 2023), sobre el que ya escribimos aquí.